No todos los productos del supermercado que parecen saludables lo son, de ahí que cada vez más expertos y nutricionistas que crean contenido en redes sociales se estén encargando de señalar a estos artículos y explicar por qué son o no aconsejables para su consumo habitual. Uno de estos productos es la leche en polvo, que Mercadona comercializa en versión desnatada a través de su marca Hacendado, y de la que ha hablado el dietista Fran Susín en uno de sus vídeos.
En concreto, el paquete de leche en polvo desnatada de Mercadona cuesta 5,40 euros. Para prepararla, basta con añadir dos cucharadas soperas (25 gramos) a un vaso de agua fría o caliente (unos 250 ml) y remover, explica el fabricante en el envase del producto.
«Se ha puesto muy de moda decir que tomar leche en polvo es un buen sustitutivo a los batidos de proteínas», ha comenzado explicando Susín, que añade que «los batidos de proteínas no son necesarios» e indica a continuación los motivos por los que no la recomienda.
Al acercarse a un paquete de leche en polvo, el dietista ha mostrado a cámara la información nutricional del producto para aclarar que «la leche en polvo no tiene nada que ver con un batido de proteínas».
En primer lugar, sostiene, «tiene muy pocas proteínas y los batidos de proteínas son altos en proteínas, bajos en grasa y bajos en hidratos de carbono».
Otro de los problemas de la leche en polvo es la cantidad de azúcares y sus consecuencias para la salud, según Susín. «En este caso, tiene 54,5 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto, y como vas a querer tomar una buena toma de proteínas, vas a tomar casi 100 gramos por toma, y eso te va a causar varias cosas. Una de ellas es una hipercalcemia, y eso, aparte de hipertensión, problemas renales, también te va a generar una osteoporosis«, advierte.
Asimismo, prosigue este experto, «la cantidad de lactosa que tiene va a sobrepasar por creces tu producción de lactasa, que es la enzima que se necesita para romper dicha lactosa. Por ende, va a pasar al colon y va a crear flatulencia», avisa Susín.
«Vas a tener, con la producción de metano, ácido y gases, los mismos efectos que tendría cualquier intolerante a la lactosa: distensión abdominal, flatulencia, diarrea«, ha concluido.