Lucía, Teresa, Celia, Isabel, José María, Tomás, Luis, Pilar, Ignacio y Álvaro son los diez hijos de Gabriel Pérez (1979) y Miriam Bravo (1979). Actualmente residen en Talavera de la Reina, Toledo, ciudad natal de Miriam, mientras que Gabriel es de Huelva.
Ambos provienen de familias numerosas, por lo que convivir con sus allegados no les resultó ni extraño ni difícil: ella es la sexta de seis hermanos, y él, el tercero de siete. A pesar de sus diez hijos, ambos han seguido desarrollándose profesionalmente. Gabriel es ingeniero, pero posee una empresa del sector eléctrico. Miriam es odontóloga y tiene su propia clínica propia.
«Cuando éramos novios hablábamos del número de hijos, pero no nos oponíamos a que vinieran ni muchos ni pocos. Bienvenidos todos los que llegaran. De hecho, los cuatro últimos son gemelos y es por eso por lo que el coche se nos quedó pequeño. Ahora utilizamos un minibus de 17 plazas, aunque sólo usamos 12″, explica Gabriel en conversación con EL ESPAÑOL.
Gabriel junto a sus hijos, su mujer y su hermano Juan María.
Cedida
Para Gabriel, la paternidad es una vocación que disfruta cada día, porque el dolor se comparte y la alegría se multiplica. Practican el cristianismo y, por ello, consideran a sus hijos como un regalo divino. No buscan que sus hijos sean perfectos ni se sienten presionados porque actúen de cierta manera. Confían plenamente en que Dios tiene un plan para cada uno.
«Claro que quiero la mejor versión de mis hijos, pero no pasa nada si uno es más revoltoso que otro. Aunque pueda parecer que no, criar a 10 es más fácil que criar a uno. Si tu hijo único no quiere cenar ese día, no sabes cómo actuar, pero si pasa con uno de tus 10, pues se queda sin cenar».
Cuando era joven, este padre de familia numerosa se veía a sí mismo como una persona egoísta. Aunque trató de cambiar, sólo logró desprenderse de esa codicia tras el nacimiento de sus hijos. A partir de ese momento, su felicidad resultaba incompleta si la suya no se correspondía con la de su familia. Describe a su estirpe como una unidad compacta y alegre, tal y como reflejaba su estado de WhatsApp: alegría, alegría, alegría.
Tanto es así que, durante un viaje romántico organizado por Gabriel para celebrar el cumpleaños de su mujer y recuperar la intimidad perdida tras formar una familia, él decidió invitar también a sus hijos. Les pidió que se portaran bien, y, efectivamente, así lo hicieron. «Lo más difícil es seguir teniendo esa intimidad conyugal, pero al final somos felices cuando estamos los 12 juntos. En el 45 cumpleaños de mi mujer fuimos a Segovia y fue maravilloso, se portaron divinamente».
PREGUNTA.– ¿Cómo se mantiene económicamente una familia tan grande?
RESPUESTA.– Bueno, pues se dan muchos factores, pero sobre todo gracias a las muchas ayudas. La economía es 50% mi mujer y 50% yo. De hecho, cuando ella se dio de baja durante seis meses por el séptimo parto, nuestra economía se vino abajo y con el noveno y décimo, pues igual porque encima estuvo un año de baja. Entonces, en un año ingresando la mitad, se pasan muchos apuros y hemos tenido que hacer malabares. Nos mantenemos siendo muy cuadriculados, mirando mucho en lo que nos gastamos el dinero, nada de ir a lo loco. En resumen, vivimos muy al día a día.
Como Gabriel repite una y otra vez, es gracias a Dios que la economía les ha acompañado con el nacimiento de sus hijos, a pesar de los altibajos durante ciertas etapas de su crianza. También reconoce que, sin el apoyo de su familia política y la suya, no habrían podido criar a tantos niños. Durante los dos embarazos de los gemelos, Miriam tuvo que permanecer ingresada varios días por dos de sus hijos, y fueron los hermanos de ella y de Gabriel quienes se encargaron de cuidarlos.
El matrimonio junto a sus hijos en el 45 cumpleaños de Miriam.
Cedida
«Dejamos a los niños repartidos en varias casas porque la cosa se alargó un poco más y no pusieron ni un problema. Cuando fuimos a recoger a nuestros hijos estaban encantados de haberlos tenido en casa. Gracias a esa ayuda pudimos tranquilamente estar seis días en el hospital dando a luz y arrancando ahí con los nuevos niños que nacían», cuenta Gabriel.
Vacaciones de los Pérez Bravo
Al tener dos sueldos, esta familia emplea una pequeña parte de su economía a gestionar las vacaciones de verano, pero siempre eligiendo la opción más económica. Durante el año contemplan los previsibles gastos para saber cuánto emplear para ciertos planes. Tienen la suerte de que sus familiares tienen casa en la playa, por lo que, en momentos de apretones económicos, siempre recurren a ellos.
«Cuando nacieron los pequeños, fuimos a lo barato, es decir, la casa de mis padres en Huelva o de mi cuñado. Ya tenemos la mentalidad de saber disfrutar con poco, no necesitamos ir a un hotel 5 estrellas con la pulserita de todo pagado. De hecho, ni lo conocemos, no sabemos lo que es ir a gastos pagados. Disfrutamos perfectamente las vacaciones.
Pertenecen también al grupo Peregrinos de María, un grupo formado por familias de Talavera de la Reina, organizan campamentos de verano para toda la familia. Llevan acudiendo desde 2005, años en el que se casaron y, cada año, el grupo elige un destino diferente donde pasar una semana. Alquilan dos albergues, contratan a un cátering y hacen actividades tanto los niños como los adultos.
«Ahora del 6 al 8 de agosto nos vamos a Covadonga, junto a la Ruta de la Virgen y entre todos recogemos, todos ordenamos y hacemos nuestros planes o sea que no nos quita para nada, no nos afectan económicamente las vacaciones porque todo es bastante asequible», sentencia Gabriel Pérez.