Feliciano López y su segunda esposa, Sandra Gago, han disfrutado de unas vacaciones ibicencas a bordo de un yate, con el que se han divertido, descansando asimismo, en vísperas de que en septiembre celebren su sexto aniversario de boda. Sandra, que continúa ejerciendo de modelo y luce un cuerpo escultural como se advierte en los reportajes que han hecho a la pareja semanas atrás, tiene un inmediato proyecto como diseñadora, en tanto Feliciano, aunque ya no es tenista profesional, sigue inmerso en este deporte que lo convirtió en personaje popular, con un elevado patrimonio asimismo, en calidad de director del Mutua Madrid Open, evento que suele celebrarse anualmente en primavera.
Si alguien desconocía la personalidad de Feliciano López, como uno de los tenistas más brillantes, pudo contemplarlo meses atrás en el programa de Antena 3 «El desafío», donde hizo gala de su pericia unas veces en pruebas difíciles y en otras mostró su buen carácter de perdedor. Y ante las cámaras se mostró siempre como buen compañero de sus rivales, correcto y simpático.
Un hombre atractivo que cumplirá cuarenta y cuatro años en el próximo septiembre. Toledano, Feliciano López Díaz-Guerra ya jugaba al tenis a temprana edad. Su padre le regaló una raqueta cuando el crío sólo tenía cinco años y la familia estaba asentada en Melilla. Poco a poco esa afición desembocaría siendo aún adolescente, con dieciséis años, en su debut como profesional en una serie de torneos, hasta disputar los más importantes, como la Copa Davis. Con su metro y ochenta y ocho metros de estatura y su popularidad y atractivo, no es extraño que se le relacionara sentimentalmente con muy bellas mujeres.
Una de ellas fue Miss España, María José Suárez, pareja que acaparó el seguimiento de los reporteros gráficos. Estaban muy enamorados, pero rompieron, con gran pesar de ella, quien puso final a su romance. Durante la última fase de esas relaciones, María José perdió el hijo que esperaba, aborto que a Feliciano le supuso cierta reacción sorprendente, que afortunadamente no puso nunca en duda la fidelidad que ella le mostró siempre.
Feliciano López y Alba Carrillo
María José Suárez tendría, luego de superar aquel trauma de la ruptura, nuevos idilios, que a día de hoy ninguno le ha supuesto una estabilidad sentimental. En cuanto a Feliciano sumó otras conquistas: con Jessica Bueno, con la actriz Úrsula Corberó (mucho antes de que se emparejara con Chino Darín) y quizás alguna otra cuyos nombres se nos escapan. Hasta llegar a unirse a la modelo y presentadora Alba Carrillo, una vez que ésta tarifó con Fonsi Nieto, pareja que daría mucho juego a los «paparazzi» y consecuentemente a las publicaciones del corazón, por cuanto les sucedió.
Se les veía, al principio, muy apasionados. Y el 17 de julio de 2015, hace justo un decenio, resolvieron casarse, él con treinta y cuatro años, y ella con cinco menos, en régimen de separación de bienes. No hará falta insistir que Feliciano estaba entonces en su mejor momento como tenista y había acumulado un notable capital.
No habían transcurrido unos pocos meses cuando surgió una inesperada alarma para Alba Carrillo al enterarse por unas fotos publicadas en la prensa rosácea que su marido le estaba siendo infiel con una jovencita en Miami, donde él tomaba parte en un torneo. A su vuelta a Madrid Alba, sacó sus garras y le planteó la separación. La lucha hasta que firmaron el divorcio fue encarnizada, porque habiendo contraído matrimonio en régimen de separación de bienes no se ponían de acuerdo a la hora de firmar los documentos para quedar libres. Y así pasaron meses y, entretanto, la atención de los medios no cesaba. Alba Carrillo llegó a pedirle a su ex una desorbitada cantidad millonaria hasta ceder, firmando en 2016 el divorcio.
Un año más tarde Feliciano era visto por los reporteros en buena compañía femenina, la de una modelo llamada Sandra Gago, con quien celebraría sus segundas nupcias en 2019, para ser padres en 2021. Nada ha sucedido hasta el presente que pudiera enturbiar la estabilidad emocional de esta pareja.