Xim Llompart presentó ayer su individual Pedazos de espacios, en el Museu de Porreres. Se trata de una muestra en la que se recogen diversos relieves y esculturas del artista. Las piezas, de corte minimalista, están en su mayoría realizadas en yeso a través de un lento proceso de fraguado «laborioso y aleatorio», ya que existe «la posibilidad de que queden mal», comenta el creador, que introduce un elemento inesperado en la muestra: los pedazos de espacios que dan título a la exposición son, en realidad, descartes y fragmentos seleccionados entre las piezas que «fraguaron mal», y a las que el artista decidió aportarles una nueva vida a través de su recuperación.
Esos fragmentos están en una de las salas del museo, dialogando entre ellos en una especie de instalación que los relaciona. «Cuando seleccioné las piezas, al comisario de la muestra también le parecieron muy interesantes. Al final se trata de cómo uno mira las cosas», explica Llompart.
Contraste
Esas obras contrastan con otras de mayor tamaño, como un tríptico elaborado con baldas y bloques de yeso, en el que el artista recupera «una estética de la casilla del Excel, ya que al final es algo muy cotidiano y es en lo que me baso para generar una estética minimalista, pero a la vez próxima», resalta el creador, que hace unos meses expuso en Taca una selección de estas obras en las que se conjuga la estética minimalista con la presencia de grietas y elementos «bastante fortuitos».
«En la exposición que realicé recientemente, me aproximé a un lenguaje nuevo a la hora de elaborar las piezas y continúo trabajando en esa línea», explica el mallorquín. Otra de las salas del museo está reservada para una escultura «sencilla», en la que el artista recupera las varillas de obra que estuvieron presentes en otras muestras, como la que tuvo lugar en la Fran Reus, en Palma. En ella, mostró piezas de carácter escultórico o que jugaban con volúmenes «para dotarlas de una forma más reconocible».
También cabe destacar el uso del color y de las sombras, como es el caso de una obra similar a los trípticos, pero cuyas baldas están pintadas, algo que «cambia la percepción de la pieza», considera el creador, que actualmente está explorando posibilidades con una obra que juega a medio camino entre la pintura y la escultura.