Domingo, 10 de agosto 2025, 02:00
Veintidós años tiene. Cumplirá 23 el 8 de septiembre, día grande en la plaza rectangular de Zestoa donde Juan Pablo Ibarra y Marco Peláez torearán dos novillos toledanos , dos ‘santacolomitas’ de Adolfo Rodríguez Montesinos.
Veintidós años. Mujer. Mujer torero. No quiere que se diga ni se escriba ‘mujer torera’. Le gusta hablar de ‘la médico’, ‘la juez’, ‘la torero’. Porque ella quiere ser la mejor mujer torero de la Historia. Conquistar ese mundo tan masculino del toro (a pesar de lo femenino que resultan los vestidos de torear…). Tan masculinizado que ninguna mujer de la cosmogonía taurina olvida que más de una, dos, hasta tres figuras se negaron a torear con Cristina Sánchez. Por más que Curro Romero, ‘El Faraón de Camas’, le dijera un día ‘Si el toreo es caricia, las mujeres acariciáis mejor’.
Veintidós años. 23 el 8 de septiembre. Hay más fechas importantes en su vida. El 24 de abril de 2022 toreó su primer becerro. En la madrileña plaza de San Martín de La Vega. El 13 de agosto de 2023 es ya novillera sin picadores en Miraflores de la Sierra. El 9 de marzo de 2025 debuta con picadores en el nobilísimo coso de Olivenza. Y sale al ruedo en compañía de Marco Pérez, con el que comparte cartel en la Feria de San Sebastián. Y con Tomás Bastos, novillero portugués con el que está encartelada el miércoles 13 en Gijón. Al día siguiente pondrá rumbo a Donostia, donde descansará. En Olivenza, Olga vistió de blanco y plata. Pero no un terno cualquiera. Era el muy famoso vestido de torear de Miguel Abellán, ese buen torero con el cuerpo cruzado de cornadas que saliera a hombros de Las Ventas en junio del año 2000 y es hoy su maestro, un maestro duro que no le permite quebrarse. No es sin embargo el primero que ha tenido. Olga ha sido alumna de la escuela taurina José Cubero ‘El Yiyo’ donde le enseñó las primeras artes y mañas Miguel Rodríguez, doctorado en tauromaquia en Arenas de San Pedro, el 30 de marzo de 1990, con Joselito de padrino.
Fue un sastre con mucha enjundia quien adaptó para Olga el vestido de torear de Abellán: las pinzas en el pecho, el contorno de la cadera, la cruz, la largura de la taleguilla. Ese sastre es Antonio, de la sastrería de toreros Fermín (han creado trajes de torear para Morante, Roca Rey o José Tomás…). De blanco y plata toreará Olga los novillos de La Purísima en Illunbe porque no conoce terno más hermoso.
Hay otra fecha crucial para esta novillera madrileña que pronto cumplirá 23 años; el 1 de diciembre de 2024 en la plaza de Vista Alegre de Madrid participó junto a maestros de la altura de Ponce, Talavante o Castella en un festival en favor de los damnificados por la dana en Valencia y Albacete. Toreó con temple y maravilla, vestida con traje campero de chaquetilla blanca, un novillo de Garcigrande de armónica presencia y le cortó las dos orejas y el rabo. A hombros la sacaron sus compañeros de la escuela taurina.
Si le preguntas si no va demasiado rápida su carrera, si no debería templarla un poco, responde firme que no, la quiere a esa velocidad. Entre otras cosas porque alguien le dijo que es mejor triunfar antes de aprender bien el oficio. Porque cuando lo aprendes es cuando ya no te arrimas.
Sabe Olga que aún le quedan cosas por mejorar. Se siente más segura con la muleta. El capote, tan hermoso, es más difícil. Porque es a dos manos. Porque es pura cuestión de muñecas y de vuelos. Gusta de la suerte suprema la muchacha que sabe que un día irán a verla no por se mujer vestida de luces sino porque haya cuajado un buen concepto del toreo. Piensa que la espada, el estoque, culmina la obra artística que es una faena. Busca en su toreo la precisión de los tiempos. ¿Fuerza? Sí. Pero también templar la embestida. Por eso de la ‘despaciosidad’ del buen toreo.
Vino a Donostia el jueves. Solo se asomó a La Concha pues sus vuelos se cancelaron y retrasaron. Le perdieron la maleta entre Madrid-Pamplona-Bilbao. Vino bien acompañada, es su mozo de espadas Antonio Márquez, que lo fue de Abellán y Paquirri. Retirado ya, volvió a los ruedos porque quiere ver a esa muchacha de 22 años convertirse en la mejor mujer torero de la Historia.
Se asomó Olga a la arena de La Concha. Fue a una fiesta. Pisará el albero de Illunbe. Le emociona.
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