Pedro Martínez (Barcelona, 1961) afronta su cuarta temporada en el Valencia Basket, la segunda tras su regreso el pasado verano, con muchos retos por delante. … Uno de ellos, del que razona ampliamente en una entrevista que deriva en charla, será compaginar por primera vez desde que es el técnico taronja disputar la Liga Endesa y la Euroliga. Además, en el curso de la ampliación continental con lo que les espera un camino de 72 partidos sólo contando las dos ligas regulares de esas competiciones. Un desafío enorme, a la altura de la magnitud de un Roig Arena que será testigo de todo ello.
-¿Ya está perfilando el inicio de la pretemporada?
-Todavía nos quedan unos días porque no podemos empezar aún. Al participar en la Euroliga hay unos acuerdos con la asociación de jugadores y no podemos empezar el trabajo de pretemporada hasta 35 días antes del primer partido.
-Van a estrenar el Roig Arena, que es un lugar que es como un folio en blanco con toda la historia por contar. ¿Esto lo hace un reto apasionante o tener más responsabilidad?
-Personalmente, en mi carrera es la tercera instalación que voy a inaugurar como entrenador, después del Nou Congost de Manresa y el Gran Canaria Arena. Ahora pasará con el Roig Arena, con lo cual tengo un poquito de experiencia. Vamos a tener unas facilidades muy grandes para trabajar, porque la instalación es ideal para entrenar y para nuestro día a día de trabajo. En este sentido, vamos a estar muy cómodos a partir de que nos lo hagamos nuestro, que es un proceso que nos va a costar. Nos hace ilusión. Por otro lado, la instalación, aunque sea fantástica, tan bonita y tan práctica no gana partidos. Lo que gana partidos es el trabajo que hagamos en el día a día y, después, el ambiente que seamos capaces de generar trabajando en común el equipo profesional y los aficionados. Creando una buena química. Recuerdo que estos años con el Manresa, hablando con jugadores y con otros miembros del staff, cuando íbamos a jugar a Arenas muy grandes y muy bonitos para nosotros era una motivación. Con lo que visitar el Roig Arena será una motivación para nuestros rivales.
-¿Abstraerse de todo es entonces la receta?
-Lo que nosotros tenemos que hacer es dedicarnos a lo que depende de nosotros, que es jugar bien, trabajar bien y entrenar bien. Luego, que nuestro juego involucre a nuestros aficionados para que se genere un buen ambiente de ánimo y de presión, porque eso lo nota el rival. Eso no te lo da la instalación sino todo lo que seamos capaces de generar entre todos.
-¿Qué aprendió de todo lo que sucedió la pasada temporada para buscar una mejora en la que comienza ahora?
-Siempre hay que aprender, porque si no mejoras empeoras. Si de las experiencias no sacamos lecciones que nos sirvan para mejorar no estaríamos haciendo las cosas bien hechas. Hay muchas cosas que nos sirven de la temporada pasada. Espero que tengamos ya, sobre todo con los jugadores que continúan, una base que nos permita no empezar desde cero, como sí que hicimos el verano pasado, y que seamos capaces de mejorar, de aprender de las experiencias vividas y que el trabajo hecho nos permita subir algún escalón en nuestro rendimiento. Esto es a todos los niveles. Espero, por ejemplo, que de la experiencia del año pasado seamos capaces de estar mejor coordinados en el staff técnico y que esa mejor coordinación que viene de las experiencias que tuvimos el año pasado nos sirva para hacer un mejor trabajo. En esa evolución también se ve la plantilla, en los retoques que ha habido en el equipo.
-¿Esta plantilla está más cerca o más hilada al estilo de juego que tiene en la cabeza?
-Esa es la idea lógica, aunque luego todas estas cosas se tienen que llevar a la práctica. En primer lugar, quiero expresar el tremendo agradecimiento y reconocimiento a los jugadores que no continúan de la temporada pasada. Sin ninguna excepción, tuvieron una actitud muy buena y trabajaron lo mejor que pudieron y dándonos lo máximo que nos podían dar. Algunos con más éxito, otros con menos pero, desde luego, ninguno tuvo una mala actitud o una mala voluntad de no querer hacer las cosas bien. Mi reconocimiento hacia los que no están, porque realmente les estamos muy agradecidos. Yo personalmente, por su profesionalidad y por el trabajo que hicieron.
-¿En qué se han basado para tomar las decisiones de las no renovaciones y de los nuevos fichajes?
-Algunas decisiones han venido motivadas por los jugadores que han considerado que era mejor no continuar y otras ha sido decisión nuestra por diferentes aspectos. Ahí, hay aspectos económicos, deportivos y también oportunidades de mercado que nos han llevado a tomar una serie de decisiones. Cuando las tomamos estamos muy convencidos, pero luego hay que ver cómo encajan en la química del equipo, en los roles y en la adaptación. Muchos de ellos vienen sin experiencia en la Liga ACB, en la Euroliga, y lógicamente les tenemos que ayudar para que se adapten y nos den el mejor rendimiento posible.
-¿Tener plaza en la Euroliga asegurada durante tres años les ha permitido acceder a primeras opciones en el mercado?
-El verano es largo y pasa de todo. Ha habido momentos de todo tipo, de fichar a jugadores muy rápido y también de opciones que se han caído. Al final tomas decisiones un poquito como puedes. Está claro que disputar la Euroliga te abre el mercado y la posibilidad de fichar a jugadores que si no juegas la Euroliga es mucho más difícil. Pero también es verdad que luego te va a meter en un nivel competitivo para el que necesitas tener el mejor equipo posible para estar a la altura. Porque si no, la competición que es tan difícil y donde hay equipos tan buenos, si no tomas buenas decisiones y no fichas a jugadores importantes, la competición te va a obligar a sufrir muchísimo y a estar en una zona en la que es muy difícil estar porque se van sumando las derrotas y es complicado.
-¿El objetivo es ser competitivos en las dos Ligas?
-Hemos tomado decisiones para intentar ser competitivos. A mí no me gusta decir que hemos de ser competitivos en la Euroliga, hemos de ser competitivos en la conjunción de jugar la Euroliga y la Liga ACB, que eso es muy difícil. Si solamente jugáramos la Euroliga todo sería más fácil, porque estaríamos centrados en una competición en la que hay muy buenos equipos. El problema es cuando tienes que sumar también los esfuerzos de jugar en una Liga tan difícil como es la Liga ACB, que es la más fuerte de Europa. Eso te obliga a juntar una serie de esfuerzos que son muy difíciles. Por ejemplo, si miras al Baskonia, que lleva dos años sin jugar la Copa del Rey, la pasada temporada tenía un equipo muy bueno y al final entró en el playoff de la ACB en la octava posición. Está claro que es porque pagó el peaje de jugar dos competiciones tan difíciles. Pero es que el Real Madrid, que tenía un equipo excelente y uno de los mejores de Europa, en la Liga ACB las cosas le fueron muy bien pero en la Euroliga tuvo que jugar el play-in y al final entró como octavo. Y el Barcelona no fue cabeza de serie en la Copa del Rey ni en el playoff de la ACB. Eso es porque la suma de jugar dos competiciones tan fuertes afecta a todos los equipos, les hace pasar momentos muy difíciles y pagar el peaje que supone jugar tantos partidos contra rivales tan buenos.
-Es un aviso claro para todos. ¿Una plantilla de 14 jugadores para jugar un mínimo de 72 partidos contando las ligas regulares es suficiente?
-Bueno, no se sabe. No se sabe porque en este nuevo sistema de competición y con esta dificultad de jugar tantísimos partidos tan difíciles nadie te dice que es lo mejor. Puedes ir sumando jugadores y eso es bueno, es lo que estamos haciendo la mayoría de los equipos. Todos los equipos van a 14, mínimo, o 15. Incluso he visto que hay equipos que tienen 16 jugadores. Tener 16 jugadores, 15, o 14 te tiene un poco protegido en caso de lesiones. Puedes rotar mucho más, pero luego hay un problema porque es imposible que los jugadores jueguen bien si no tienen confianza. Es completamente imposible.
-¿Cómo se gana esa confianza?
-La confianza es algo que el entrenador, los entrenadores, damos a los jugadores con los minutos de juego. Entonces, es muy difícil que un jugador esté dos o tres partidos sin entrar en la convocatoria, o jugando muy pocos minutos, y que en un momento dado digas bueno ahora lo voy a poner a jugar, que juegue 20 minutos y como sé que es muy bueno, porque el año pasado o en otro equipo jugaba muy bien, ahora, porque le voy a dar 20 minutos, me va a dar el rendimiento máximo. Esto no es así. No por tener muchos jugadores vas a conseguir que te den su mejor versión. El objetivo no es tener muchos jugadores muy buenos, sino que los que tengas te den su mejor versión. Ahí tienes que encontrar el equilibrio entre que los jugadores noten la confianza, tengan el ritmo de la competición y, al mismo tiempo, los esfuerzos que van a tener que hacer de jugar partidos tan duros, uno detrás del otro, más las posibles lesiones o molestias físicas que son innatas al deporte profesional no te reste potencial.
-Conjuntar todo eso suena complicado.
-Es muy difícil. Como entrenador, es ahora mismo lo que más me preocupa. ¿Cómo voy a conseguir, con 14 muy buenos jugadores, que todos se sientan importantes y que todos tengan confianza para darnos su mejor versión? Me gustaría decir que sé cómo hacerlo, pero entre que no me he encontrado nunca en esta situación y que, viendo cómo otros equipos en situaciones similares no lo han llevado bien, realmente es algo para lo que voy a tener que dar mi mejor versión. Vamos a tener que estar preparados para intentar ayudar al equipo, a que estén a gusto. No va a ser fácil, porque cada uno tiene sus expectativas, sus necesidades, y aunque les digamos que todos son importantes, que realmente es verdad porque todos van a ser importantes, eso luego se tiene que demostrar con las decisiones que vayamos tomando. Vamos a ver cómo vamos gestionando una plantilla tan larga y tantos partidos de competición, que además te llevan a entrenar mucho menos. Cuando entrenas menos, hay jugadores que pueden perder la forma y cuando los necesitas resulta que están sin ritmo. Toda esa problemática, que es complicada, vamos a ver cómo la vamos llevando e intentaremos hacerlo con sentido común, hablándolo mucho los entrenadores, intentando dar la mejor respuesta posible para cada jugador y para el equipo, que para nosotros es lo importante. No es tanto que un jugador juegue bien, sino que el equipo esté por encima de todos y que tengamos buenos resultados como equipo.
-¿El baloncesto europeo está preparado para esa cultura de las rotaciones, o de no ir convocado, que existe en la NBA o en el fútbol?
-Es un poco la filosofía que hemos querido implantar la pasada temporada, que es una filosofía que no es fácil para muchos jugadores. Nosotros teníamos una plantilla larga de 13, aunque sí que es verdad que, por ejemplo, Chris Jones los primeros tres meses estuvo de baja y ahí estuvimos hasta el mes de noviembre con una plantilla de 12. Intentamos, y vamos a seguir un poco en esa línea, tratar a todos los jugadores por igual. Que las decisiones que tomemos no tengan que ver ni por la nacionalidad, ni por la edad, ni por lo que cobran, sino, honestamente, y aún pudiendo estar equivocados, lo que creemos que es mejor para el equipo y lo que creemos que los jugadores se ganan en los entrenamientos. Entonces eso, que creo que parece muy fácil, no todo el mundo lo lleva bien. No todo el mundo lo lleva bien, por las expectativas que cada uno tiene.
-Vamos, que no todos los jugadores lo entienden.
-Uno, a lo mejor, viene de haber sido un jugador con un grandísimo historial, que ya es un jugador veterano, o que ha jugado en la NBA, que no está a gusto si no se le da un rol muy protagonista. Pero, en cambio, en la otra cara de la moneda, hay jugadores como Josep Puerto o De Larrea, que en un principio, esto es solamente como ejemplo porque se podrían poner más, ven que se les trata por igual y entonces juegan más minutos y se sienten más importantes. Simplemente porque se lo ganan en el día a día o porque las decisiones que tomamos los entrenadores es decir, oye, pues vamos a jugar con un chico joven, aunque eso signifique que uno más veterano juegue menos. Todo eso, que creo que tiene lógica y es el sistema para intentar que los equipos funcionen, a veces provoca que haya jugadores que no estén a gusto con el rol, que no tengan confianza y aunque luego lo intentan está claro que les cuesta dar su mejor versión. Esos equilibrios que hay, esas aceptaciones de roles y de entender que el equipo está por encima de todos, a veces cuesta.
-Ha mencionado a Josep Puerto. ¿Analizar su progresión, desde la confianza al tiro de tres, es el mejor ejemplo de la Cultura del Esfuerzo?
-No quiero hablar individualmente de ningún jugador, pero sí. Pones el ejemplo y esa progresión pues a lo mejor llevó a que Semi Ojeleye pues no estuviera tan a gusto compartiendo los minutos, o teniendo menos minutos de los que él consideraba que debería tener. Lo digo por poner un ejemplo. No quiero hablar mal de Semi, porque tuvo una buena actitud e intentó hacer las cosas lo mejor posible, pero está claro que no se sintió cómodo o con el rol que él pensaba que debía de tener y eso acabó afectando en su rendimiento. Son vasos comunicantes, pasa en otras posiciones y en todos los equipos.
-¿Qué es lo que busca de sus jugadores?
-Necesitamos jugadores que entiendan que el día a día es importante, que no vengan con expectativas individuales, que sepan que lo importante es que el entrenador va a considerar que un día va a jugar uno, otro día va a jugar otro, y que las rotaciones van a ser cortas porque queremos jugar, como ya hacíamos el año pasado, casi todos los partidos con muchísimos jugadores. Jugar un partido con ocho o nueve… es imposible. Sería muy fácil para el entrenador jugar con ocho o nueve y darle toda la confianza a ellos. Los que juegan estarían muy cómodos en esa situación. Pero, claro, los que no juegan no estarían cómodos. Esos estarían poco implicados y diciendo qué pasa conmigo y qué pasará con mi contrato. Es imposible sacar adelante una temporada jugando con ocho o nueve jugadores como pasaba antes.
-¿Esa ha sido una de las grandes revoluciones del baloncesto moderno?
-Recuerdo que hace 20, 25, 30 años las plantillas eran más cortas y los entrenadores utilizábamos a menos jugadores. Ahora, jugando tantos partidos que son mucho más físicos y donde hay muchísimo más ritmo, se juega más rápido y se defiende más agresivo, puedes jugar uno o dos partidos así pero no puedes sacar una temporada adelante con pocos jugadores. Necesitamos, y creemos que es lo que tenemos que hacer, jugar con rotaciones cortas, que los jugadores jueguen menos minutos de los que podrían jugar seguidos para que lo hagan al cien por cien. Para que lo hagan con muchísima actividad e intensidad. Eso no es fácil, porque algunos no están acostumbrados o prefieren jugar de otra manera, un poquito más, jugando más minutos y sabiendo que al final van a acabar produciendo más. Es verdad, pero nosotros, en nuestra filosofía, queremos otra cosa. Vamos a ver si conseguimos que todos los jugadores estén convencidos de eso y sean capaces de estar todos en la misma línea.
-Hablemos de la plantilla que han confeccionado. ¿Por dentro han buscado mejorar el físico y la versatilidad por ejemplo utilizando a Reuvers al cuatro en algunas rotaciones de esta temporada?
-Creo que nos debemos de alejar un poco del tema de las posiciones porque el baloncesto se está alejando de las posiciones ortodoxas del juego. Ahora mismo, lo que necesitamos son jugadores que sean capaces de jugar en varias posiciones. Sí que es verdad que es más difícil encontrar jugadores que puedan jugar en posiciones interiores y exteriores al mismo tiempo, pero cada vez más están difuminadas las posiciones de juego. Es decir, hay jugadores que son capaces de jugar en la posición de 5-4, otros son capaces de jugar en la de 4-3 y otros en la posición de 1-2. Hemos de ir a jugadores que tienen capacidad de generarse tiros por sí mismos y lo mismo en defensa. Jugadores que tienen capacidad para rebotear y que tienen capacidad para defender a jugadores lejos y cerca del aro. Dependiendo de nuestras características, iremos viendo qué asociaciones podemos generar buenas. Por ejemplo, Jaime Pradilla con la selección está jugando de 5. Nosotros de 5 creemos que no lo vamos a necesitar, pero los jugadores tienen que estar preparados para ayudar al equipo independientemente de la posición. No hemos de pensar en los jugadores por posiciones y no hemos de pensar en qué nos pueden ayudar los jugadores en determinadas acciones del juego, ya sean de ataque o de defensa.
-En la línea exterior tienen tres incorporaciones, que son Darius Thompson, Omari Moore y Kameron Taylor. ¿Qué espera de ellos?
-Lo primero que espero es que se adapten. Cada uno es diferente. Taylor viene de una dinámica muy similar a la nuestra, en el sentido de jugar en un equipo que también jugaba con mucho ritmo y rotaciones cortas. Creo que eso le va a ayudar a entender nuestra filosofía. Omari Moore es un chico muy joven, que viene de una dinámica diferente de jugar muchísimos minutos. De jugar, a lo mejor, seleccionando los esfuerzos porque jugaba muchos minutos y aquí le vamos a pedir una cosa diferente. Vamos a ver cómo lleva esa adaptación a lo que le vamos a pedir. Darius Thompson es un jugador que es muy bueno, muy consolidado en la Euroliga, pero que viene precisamente un poco de lo mismo, de estar dos años en un equipo muy bueno sin tener muy claro el rol que tenía. Eso le ha hecho hacer dos años peores de cómo habían sido los anteriores.
-¿Es aquello de que una cosa es la plantilla nombre a nombre y otra los equipos?
-Todos los equipos son muy buenos en el verano, cuando se ficha, y todo el mundo piensa que todos los jugadores van a dar su mejor versión. La experiencia de los equipos, y de los entrenadores, es que luego eso a veces pasa con algunos, a veces pasa con muchos y a veces pasa con pocos. Lo bueno es que pase con muchos, pero es más fácil decirlo que conseguirlo. Si nosotros somos capaces, que es dificilísimo conseguir, que todos nuestros jugadores estén en su mejor versión posible, pues tenemos un equipazo. Pero la realidad es que es muy difícil que eso pase, por las expectativas de cada uno, por los minutos de cada uno, por la mentalidad de cada uno. Hay que ser un poquito cautos y estar a la expectativa de enseñarles lo que queremos. Eso es un proceso. Si los jugadores que nos conocen a ver cómo evolucionan, porque esas cosas también a veces cambian, pues imagínate los que no nos conocen. Los tenemos que ayudar.
-¿Qué espera de los jugadores que afrontan la segunda temporada del modelo?
-Tenemos jugadores que continúan y que tienen que mejorar. Les tenemos que ayudar a que nos den una mejor versión. Otros son jóvenes, pero precisamente por eso deben mejorar. Todos los jugadores tienen que tener la mentalidad de mejorar. Los que el año pasado lo hicieron muy bien, los que lo hicieron regular y los que vienen de fuera. Todos. Si no mejoramos a nivel individual y colectivo, la cosa no va a salir bien.
-Sestina sabe que tiene que mejorar en la parte defensiva y con él parece que no es una cuestión de actitud. ¿Es así?
-Correcto. Nate Sestina es un magnífico profesional, muy buen chico y no podemos decir nada malo de él. Creo que es otro jugador que sufrió mucho con las expectativas con las que venía, o lo que él esperaba que iba a ser con lo que realmente después fue. No tuvo una temporada en la cual estuviera con una muy buena confianza. Su actitud es buenísima, la mentalidad es buenísima y eso nos hace pensar que podemos conseguir una mejor versión suya. Si no tuviera una muy buena actitud, entonces sí que la cosa sería para estar muy preocupados. Como él sí que la tiene, la buena actitud, esperamos que en un segundo año, y todos conociéndonos un poquito mejor, seamos capaces de ayudarle para que nos dé una mejor versión pero sin poner el foco en él.
-¿Y Jean Montero?
-Montero también tiene que mejorar. A lo mejor hay gente que piensa que no, porque Montero ya es muy bueno. Es muy bueno, es verdad. Todos nuestros jugadores son muy buenos, porque si no no jugarían en el Valencia Basket. El Valencia Basket solo tiene jugadores buenos, pero luego tienen que entender lo que el equipo necesita de ellos. A lo mejor no es lo que ellos creen que pueden dar. Entonces ahí tienen un campo de mejora muy importante. Se tienen que adaptar a las necesidades del entrenador, a la filosofía del entrenador, y a los compañeros que tienen. Si uno, por ejemplo, considera que tiene que tirar 12 tiros para sentirse a gusto y con confianza, y resulta que tenemos jugadores con muchísima pólvora en otras posiciones, pues es muy difícil que ese jugador pueda conseguir esos 12 tiros. Entonces, claro, resulta que si tengo seis solo, ya no estoy a gusto y entonces ya no juego bien. Pues haz otras cosas. Haz otras cosas en las que puedas ayudar al equipo, porque 12 tiros, que sería lo ideal para ti, pues no lo vas a tener. Vas a tener 5, vas a tener 6. Y a lo mejor algún día tienes 12. Depende del rival y de muchas cosas. Todas estas cosas, lo que te hacen es tener un equipo con un potencial teórico muy alto. Luego, la realidad no se corresponde con ese potencial máximo. Con eso hay que convivir, porque nos pasa a nosotros y le pasa a todos los equipos. En una plantilla de 14 es más fácil tener jugadores que estén fuera de rol, que estén fuera de confianza o con expectativas por debajo de las que ellos a lo mejor piensan. Todas estas cosas acaban influyendo en el rendimiento del equipo, que es lo que a los entrenadores nos preocupa. No nos preocupa que un jugador juegue bien o que un jugador haga buenas estadísticas. Lo que nos preocupa es el equipo, no la actuación individual de uno o dos jugadores.
-¿Su mejora también pasa por la defensa?
-En el caso de Jean Montero, es un jugador joven, aunque a veces sus reacciones parecen de un jugador más veterano. La realidad es que es muy joven, todo el mundo necesita ayuda, sentirse parte del equipo y saber qué es lo que el equipo necesita de ellos o de él en este caso. Nosotros no miramos mucho la edad, lo que miramos es en qué nos pueden ayudar los jugadores. Si Montero piensa que la única manera que tiene de ayudar al equipo es metiendo 25 puntos cada partido y jugando 32 minutos, pues no, no es eso. No es eso porque tenemos otros jugadores y porque los necesitamos a todos y aunque eso sería muy bueno para él, seguramente no sería bueno para otros compañeros. Debemos de encontrar el equilibrio. Montero es un jugador en ataque con mucha capacidad para anotar, pero también tiene que mejorar en defensa porque si no se convierte en un target para los rivales. Esto él lo sabe y los entrenadores lo que tenemos que hacer es ayudarle a que mejore sus carencias.
-Para todo lo que explica es necesario entrenar. En el baloncesto actual, cada vez se entrena menos por culpa de los calendarios. ¿Cómo se puede hacer entonces?
-Es otra de las cosas que creo que voy a sufrir. Y luego con muchas semanas con tres partidos y que los jugadores tengan tantos viajes es algo que también desgasta. Lo que pasa es que no me quiero quejar de las situaciones de las cuales no puedo cambiar. Tenemos una pretemporada corta, que vamos a empezarla con pocos jugadores porque están con sus selecciones y luego vamos a entrenar poco. Me tengo que adaptar a eso. Sé que no voy a estar muy cómodo porque a mí me gusta más entrenar que jugar partidos. Hay entrenadores que prefieren jugar partidos a entrenar. Pero a mí no. A mí lo que me gusta es entrenar para ver qué se puede hacer para mejorar, para cohesionar mejor al equipo. Eso ya sé que no lo voy a tener porque es la realidad de cuando juegas dos ligas tan fuertes como es la ACB y la Euroliga. Para mí es un reto estar en un escenario en el cual sé que no voy a estar tan a gusto, porque las otras veces que he estado ya he visto que se entrena menos de lo que a mí me gustaría.
-¿Es por tanto uno de sus mayores retos en esta primera temporada en el Valencia Basket donde va a compaginar ACB y Euroliga?
-Eso también forma parte del reto de esta temporada, de mi reto individual, de adaptarme a una situación en la que seguro que quejarme mucho no me va a servir de nada para adaptarme. No me quiero quejar ni de que entrenamos poco, ni de que jugamos muchos partidos… no me quiero quejar, ni ahora ni cuando estemos en la vorágine de la competición. Es lo que hay, y lo que hay que hacer es adaptarte y dar tu mejor versión sabiendo que las dificultades existen. Ahí, hasta dónde se llegue. Ya sé dónde me meto.
-Además, es algo que van a sufrir también los otros tres equipos españoles de la Euroliga.
-Si coges los tres equipos de Euroliga que el año pasado la jugaron junto a la Liga ACB, dos de los entrenadores al acabar la temporada, con contrato en vigor, fueron rescindidos. Y el otro no ha sido rescindido pero no tiene la pinta de que haya tenido una temporada demasiado plácida, como es el del Barça. Sé dónde voy y no voy a llorar ni ahora, ni durante, ni después. A intentar dar la mejor versión posible e intentar ayudar al club, a los jugadores, al staff técnico, a que todos demos nuestra mejor versión, que estemos lo más unidos posibles y sobre todo que nos preparemos para superar adversidades. Es absolutamente inevitable que nos encontremos con dificultades en el camino. Lo que no puede ser es que estemos solo pensando en qué bonito va a ser, qué Arena que tenemos, qué bonito que es jugar la Euroliga, qué equipo más majo que tenemos o mira qué guapos que somos. Si solamente nos preparamos para eso, eso no es conocer dónde vamos. Nos tenemos que preparar para que va a haber dificultades, momentos difíciles y qué respuesta vamos a tener en ese momento. Ese es el reto y creo que es un reto bonito e ilusionante. Vamos a dar lo mejor que tengamos y a llegar a lo máximo que podamos, con ambición y creyendo en nuestras posibilidades pero también siendo conscientes de las dificultades que nos vamos a encontrar.
-¿En el baloncesto actual es por tanto absurdo hablar de objetivos deportivos antes de comenzar una temporada?
-Lo que no sirve de nada es vender humo. Lo que no sirve de nada es decir que queremos ir a la Final Four, que queremos quedar campeones de aquello o campeones de lo otro. Eso para mí es humo. Hay que tener la máxima ambición posible. Pero la máxima ambición posible es intentar hacer el mejor primer entrenamiento que se pueda y después del primer entrenamiento, el segundo mejor entrenamiento que se pueda. La ambición es pagar el peaje de querer merecerse lo máximo. Eso para mí es la ambición. Entonces, hemos de ser tremendamente ambiciosos, los que más, pero eso no se dice de boquilla o en una entrevista para que te lo pongan en un titular. La ambición es entrenar muy bien el primer día. Y si no te salen las cosas muy bien, ¿Qué puede pasar? Pues al día siguiente volver a perseverar e intentar hacer las cosas mejor que el día anterior. Así paso a paso, sin pensar en el futuro.
-Vamos, aquello del partido a partido.
-Pensar en hacer las cosas bien hechas en el día a día y hasta donde se llegue. Y cuando las cosas se te tuerzan, pues demostrar que ahí sí que tienes que tener ambición. Para decir, oye ahora que se me están torciendo, que las cosas no están saliendo como quiero, es cuando debo demostrar ambición. Sobre todo, repito, en el día a día pagar el peaje de ser ambicioso. ¿Ser ambicioso sólo de boquilla? Decir que queremos ganar la Copa del Rey, o que en el playoff vamos a ser un equipo súper ganador… no, no, no. Paga el peaje. Merécete el ser capaz de luchar por ese título. Eso no es cuando llegue el momento. Eso es cada momento, empezando por el día uno. Para mí eso es la ambición. Todo lo demás es humo, palabrería y engañar a incautos. A los jugadores les digo que no piensen en los títulos, que piensen en lo que van a hacer mañana. ¿Cómo vais a entrenar mañana? Pues si entrenáis muy bien mañana, eso ayudará. Eso ayudará seguro. En cambio, hablar es gratis y no sirve para nada.