El mundo de los lienzos, el arte y la cultura son tres elementos que bien se pueden unir entre sí para mostrar lo que uno lleva dentro, para plasmar cualquier tipo de pensamiento o, simplemente, para manifestar una expresión que puede abarcar cualquier tipo de fronteras según por dónde lo llevemos. Salamanca, como ciudad y provincia, siempre ha destacado por ser un productor perfecto de artistas, pero saber la dificultad de los inicios y como no tambalearse en el camino siguiendo una misma idea es lo realmente complicado.
Desde Garrido, y orgullosa de ello, Ana Salamanca ha logrado hacerse un hueco para destacar sus obras, utilizando el lápiz y los pinceles como fieles compañeros y cambiando de estilos hasta encontrar su público, nada sencillo en los tiempos que corren, donde la masificación de autores en las redes sociales hace que crear ese camino sea más difícil de lo que era antes, o más fácil, según el punto desde el que se mire y qué se quiera hacer en la vida.
De estudiar bachillerato de Artes en Salamanca, a Publicidad y Relaciones Públicas tanto en la capital del Tormes y Segovia, pasando a Vigo para seguir estudiando Bellas Artes, logró crear su propio taller, con su seña e identidad, hasta lograr, años más tarde, crear DIOW, su propia empresa de dirección artista enfocada al mundo de la música, moldeando desde la ropa que lleva la persona, hasta como se presenta en redes sociales y al mundo. Ana Salamanca ha logrado ir rompiendo barreras hasta lograr dedicarse a lo que le llena, nada sencillo cuando se habla de arte.
Lienzo, encontrar un estilo propio y un ansiado taller propio en el que trabajar
Como ha comentado Ana Salamanca a SALAMANCA24HORAS, no es sencillo abrirse paso en el mundo del arte, pero con constancia, conocimientos básico y saber que ser que una esponja en un mundo tan complicado es clave para llegar a lograr una serie de objetivos.
Pregunta.¿Cómo fueron tus inicios en el arte?
Respuesta.Desde niña siempre estuve dibujando; no tengo recuerdos sin un lápiz en la mano. Pintaba casi por una necesidad imperante que me llevaba a evadirme y a pasar mi tiempo creando, aunque no fuera con ninguna intención consciente, porque era muy pequeña. Mi mente me hacía estar siempre con un lápiz o creando mis propios juguetes. En el barrio de Garrido, en Salamanca, donde crecí, pasaba los días entre la calle y la pintura. Cuando viajaba con mis padres, siempre llevaba mis pinturas: era mi forma más fácil y natural de entretenerme, mi puerta de entrada a un mundo interior en el que me sentía cómoda y feliz. Recuerdo estar en casa hojeando libros de Van Gogh que tenían mis padres, con láminas grandes de sus obras. Sin ninguna pretensión, intentaba reinterpretarlas con ceras Manley en bandejitas. Era algo natural: copiaba cosas de la realidad o de maestros de la pintura que, para mí en ese momento, eran simples ilustraciones que me llamaban la atención. Estudié Bachillerato de Artes en la Escuela de Arte de Salamanca, luego Publicidad y Relaciones Públicas en Salamanca y Segovia, y más tarde Bellas Artes en la Universidad de Vigo (Pontevedra). La publicidad me dio herramientas para comunicar y entender lo visual, me especialicé en el área creativa y ahí comenzó también mi gusto por el diseño y la dirección creativa y artística, que hoy aplico en mi faceta empresarial. En Bellas Artes no encontré la base técnica que buscaba; esa la adquirí en la Escuela de Arte y, sobre todo, de forma autodidacta. Más adelante, en Pontevedra, encontré a pintores como Joseba Muruzábal, de quienes aprendí mucho. Después de terminar mis estudios, fui ayudante de Víctor Castillo en Barcelona y de Carmen Mansilla en Madrid, mi gran mentora, a quien guardo un profundo respeto y cariño. Tras estas experiencias y otras colaboraciones con pintores, me mudé a un taller y comencé a buscar mi propia identidad artística.
P.Empezar como autónoma realizando tu propio arte y vendiéndolo más tarde no tuvo que ser un camino de rosas. ¿Cómo fueron esos principios hasta acabar exponiendo y teniendo tu propio lugar donde hacer arte?
R.Los comienzos como pintora nunca son fáciles. Aunque trabajaba en otros empleos para sostenerme económicamente, siempre consideré la pintura como mi trabajo principal; lo demás eran puentes para poder seguir creando. Al principio, mi taller era mi propia habitación. Eso dificulta mucho mi descanso mental: necesitaba llegar a casa y no tener un cuadro delante, porque, aunque mi cabeza siguiera pensando en proyectos, verlos constantemente hacía que nunca desconectara y pudiera seguir pintando hasta la madrugada. Con el tiempo, pasé a un espacio de coworking para artistas, donde tenía mi propio lugar compartido con otros pintores. Esto me ayudó a separar mi hogar del taller. Más tarde di el paso a un taller propio, que actualmente comparto con la pintora y amiga Natalia Dávila en Antón Martín, Madrid, y que siento como un espacio verdaderamente mío. En cuanto a los encargos y exposiciones, al principio combinaba encargos para particulares con exposiciones colectivas pequeñas. Poco a poco aumentó el número de exposiciones y el tamaño de las obras que me pedían las galerías, y también comencé a colaborar con marcas, compaginando esto con mis encargos personales.
P.¿Cómo describirías tu estilo artístico?
R.Cuando comencé, mi objetivo era aprender la mayor técnica posible. Con maestros como Carmen Mansilla, me adentré en el realismo, especialmente en la figuración humana y femenina, buscando un acabado muy pulido. Paralelamente, mi formación en publicidad despertó en mí un fuerte interés por el diseño y la dirección creativa, y mi amor por el dibujo desde niña me llevó también hacia la ilustración. Esto me permitía crear en cualquier lugar, incluso fuera del taller. Con el tiempo descubrí mi fascinación por el arte oriental: sus colores planos me recordaban al lenguaje visual del diseño que tanto me atraía y a esa vertiente publicitaria ligada a la dirección creativa. Esa estética oriental me inspiraba profundamente, y empecé a fusionarla con elementos más españoles y flamencos. De esta mezcla entre las bases clásicas del realismo y mi mundo interior más ilustrativo nació lo que llamo neosurrealismo cañí: retrato realista con elementos pop, iconografía urbana y oriental, y un discurso simbólico. Siempre cuidando la elegancia y la clase, pero incorporando un punto callejero que evoca mis raíces en el barrio de Garrido. Hoy mis obras son más narrativas, con más capas y un lenguaje visual muy propio.
He tenido problemas con la política de Instagram porque muchas de mis obras incluyen desnudos femeninos, siempre tratados de forma natural y elegante
P.¿Cuál es la obra que más te ha gustado?
R.No puedo elegir una sola. Cada obra es parte de un momento y un proceso vital, y todas me acompañan en diferentes etapas. El arte fluye con la vida del artista y nunca deja de evolucionar, así que para mí no existe una “favorita”: cada pieza tiene su propio significado y un lugar especial en mi recorrido.
P.¿Has tenido problemas con las redes sociales para mostrar tu obra?
R.Sí. He tenido problemas con la política de Instagram porque muchas de mis obras incluyen desnudos femeninos, siempre tratados de forma natural y elegante. Sin embargo, al ser realistas, Instagram los interpretaba como fotografías y los censuraba, a pesar de que eran pinturas. Esto provocó un baneo permanente en mi cuenta: mis publicaciones apenas tienen alcance salvo que alguien entre casi a diario en mi perfil. He reclamado en varias ocasiones explicando que eran obras pictóricas, pero el baneo sigue activo. Es frustrante, porque el cuerpo femenino ha estado presente en el arte desde siempre. Esta situación me ha hecho reflexionar sobre cómo las plataformas condicionan la libertad creativa y deciden qué imágenes censurar y cuáles no.
P.¿Cómo surge una de tus obras?
R.Cada obra es un mundo. A veces parto de una idea muy clara y otras dejo que la pintura me lleve. Siempre hay un hilo conductor: la fusión de lo real con lo simbólico y el gusto por el diseño. Incluso cuando parto de una idea definida, mi obra no está desvinculada de mi vida diaria: cualquier cosa que suceda en ese momento puede hacer que cambie el rumbo. Me permito la libertad de fluir con lo que siento y ser siempre sincera con mi pintura.
Un espacio propio es clave para un artista: da identidad, libertad y foco
P.¿Cómo afrontas los bloqueos creativos?
R.Creo que los bloqueos creativos pueden sucederle a cualquier artista; es algo natural, porque la obra fluye con su vida. Cuando me ocurre, busco inspiración fuera: museos, música, paseos, experiencias. La vida siempre acaba devolviendo la inspiración. En encargos, procuro darme siempre un margen de tiempo extra, porque además de crear la obra, hay procesos físicos como el secado del óleo que no pueden acelerarse. Antes, un artista podía tardar un año o más en terminar una pieza. Por eso, recomiendo a los clientes que quieran una obra de arte por encargo del artista que den el tiempo necesario para su creación. Si lo que buscan es algo más inmediato, lo ideal es adquirir una obra ya realizada por el artista.
P.¿Es importante tener un taller propio?
R.Sí, aunque implica un esfuerzo económico importante, sobre todo en mi caso, que vivo en Madrid pero soy de Salamanca y debo pagar tanto alquiler de vivienda como de taller. Es una apuesta por una misma, con todo el riesgo que conlleva. Sin embargo, un espacio propio es clave para un artista: da identidad, libertad y foco.
P.¿Dónde has expuesto tu obra?
R.En galerías y espacios de toda España, además de participar en proyectos colectivos y colaboraciones con marcas y otros artistas. Cada exposición es una oportunidad para que la obra salga del taller y dialogue con otros. Aunque no lo he hecho todavía, me parece interesante explorar las plataformas digitales como forma de llegar a nuevos públicos y tener más libertad expositiva.
P.¿Cómo suelen ser los encargos que te piden?
R.Realizo de todo: retratos personalizados, reinterpretaciones de obras mías o creaciones con carta blanca. Disfruto especialmente cuando tengo libertad creativa, siempre que haya buena comunicación con el cliente y el germen de la idea esté claro. El único “pero” es que, en la actualidad, hay que explicar que un artista no solo trabaja en la obra que ese cliente encarga, sino que puede tener exposiciones ya agendadas, obra personal en curso y otros encargos con tiempos asignados. En ocasiones puntuales se puede priorizar un encargo, pero todas las obras son especiales y requieren su tiempo. Esto forma parte de lo que significa pedir una obra exclusiva: si se quiere inmediatez, recomiendo adquirir una pieza ya realizada; si se busca una obra por encargo, hay que aceptar que esa exclusividad conlleva un tiempo de creación que forma parte de su valor.
P.¿Crees que el cliente valora realmente el trabajo del artista?
R.Por lo general, sí. El cliente que se acerca a un artista plástico suele valorar que está pagando por años de trabajo, formación y una visión única. Sin embargo, todavía hay personas que creen que un cuadro se hace de forma mecánica, y ahí es donde falta educación cultural para entender el verdadero valor del arte. A veces, los clientes sienten reparo al entrar en galerías o contactar con un artista porque creen que los precios serán inalcanzables o que no tienen el conocimiento suficiente para encargar una obra. Parte de nuestro trabajo es guiarlos para que encuentren lo que quieren, incluso adaptando formatos y presupuestos para que puedan llevarse una pieza exclusiva con la que se sientan satisfechos.
La dirección de arte para engrandecer la labor de los artistas musicales
Con DIOW se barió un mundo de posibilidades en la que la libertad creativa y la confianza se hacen básico de cara a que, el artista que haya confiado en ellos, pueda engrandecer su música para llevarla a rincones desconocidos.
P.Muchos años plasmando tu arte en lienzos, y das el paso a trabajar en una agencia de management integral, ¿cómo es eso?
R.Sí, llevo trabajando desde lo visual y lo estético, tanto como creativa en publicidad, como en marketing, como en dirección creativa, diseño y en mis obras plásticas. Para mí, el arte siempre ha sido una forma de fluir en la vida. Entrar en la empresa DIOW, que está direccionada hacia la música, ha sido una evolución natural. Ahora aplico toda esa experiencia para acompañar a otros artistas, que son cantantes o músicos, en la construcción de un universo creativo. En lugar de crear mi propia obra en DIOW, mi foco está al 100 por ciento en ayudar a otros a contar lo que son, con coherencia, intención y verdad.
La dirección creativa es un pilar clave porque es la que conecta todo lo demás
P.¿A qué se dedica la propia empresa?, ya que la dirección creativa es clave, ¿no?
R.DIOW es una agencia de management integral y dirección artística, creativa y estratégica. Acompañamos a artistas, que en este caso son cantantes o músicos, en todas las áreas que componen una carrera profesional, desde la planificación y la gestión hasta la construcción de su identidad, su imagen y su narrativa pública. La dirección creativa es un pilar clave porque es la que conecta todo lo demás. No sirve de nada tener una buena estrategia si no está alineada con una propuesta visual y conceptual sólida. Al final, todo se comunica.
P.¿Qué tipo de artistas pueden formar parte de DIOW?
R.Trabajamos con artistas que tienen una identidad clara o que están dispuestos a construirla. No nos fijamos tanto en el estilo o la trayectoria, sino en el compromiso con su proyecto. Y aunque no siempre abrimos convocatorias, sí estamos abiertos a escuchar propuestas. Si hay verdad y visión, lo valoramos.
P.¿Qué significa gestionar la dirección creativa de un artista?
R.Es ayudarle a definir cómo se muestra al mundo: su estética, su discurso, su imaginario. Desde la ropa que lleva o cómo se presenta en redes, en entrevistas, etc., hasta el concepto detrás de un videoclip o una sesión de fotos. No se trata de disfrazar al artista, sino de acompañarle a mostrar su esencia con intención y coherencia, sacando a la luz el 100 por ciento de su talento y dándole paso a brillar.
Aporto mi mirada externa, criterio estético y estructura. No impongo una marca personal; lo que hago es ayudar a traducir lo que ya está dentro del artista en una narrativa visual y conceptual sólida
P.¿Cómo es ese proceso creativo? ¿Parte del artista… lo marcas tú?
R.Siempre parte del artista. Mi trabajo comienza escuchando: ¿qué quiere contar?, ¿cómo se ve?, ¿qué le mueve? A partir de ahí, aporto mi mirada externa, criterio estético y estructura. No impongo una marca personal; lo que hago es ayudar a traducir lo que ya está dentro del artista en una narrativa visual y conceptual sólida. Cuando un artista llega a nosotros en esta parte de dirección creativa, es como un baile: si él accede, bailamos juntos. Hacemos brillar su potencial al 100 por ciento, con la creatividad como un punto clave. Además, como artista plástica, comprendo muy bien a los artistas. Entiendo que, para ellos, el arte, en este caso su música, nace desde lo más profundo y debe tratarse con delicadeza, para que se sientan cómodos. Al mismo tiempo, aplicamos las estrategias necesarias para que aprovechen al máximo su talento en todo lo que la dirección creativa abarca.
P.¿Qué artistas tenéis ahora mismo?
R.Ahora mismo trabajamos con varios perfiles muy diferentes entre sí, y eso es algo que nos encanta. Algunos están en fase de desarrollo, como Lina Leston, y otros se encuentran en una etapa de consolidación, como Salva Ortega. Cada uno requiere un enfoque distinto, y ahí reside la riqueza: poder adaptar el proceso a lo que cada proyecto necesita.
P.¿Cómo es trabajar con otras entidades?, porque cada una debe ser un mundo
R.Totalmente. Cada uno tiene su propio lenguaje, sus tiempos y sus prioridades, y hay que saber leer eso para que la colaboración funcione. Nuestra labor es hacer de puente entre el mundo artístico y el mundo corporativo, sin perder la esencia del proyecto creativo. Siempre lo conseguimos. El resultado es potente. Poder llevar toda esta parte creativa que me ha movido a lo largo de mi vida hacia un ámbito más empresarial es algo que hago con mucho gusto, porque siempre he tenido también una parte muy empresarial dentro de mí. Me permite que toda esta creatividad, que siempre ha sido mi punto fuerte, siga fluyendo, y eso me hace sentir muy plena. Ver cómo nuestros éxitos en DIOW se van materializando es para mí una satisfacción al 100 por ciento.
P.¿Cómo definirías lo que hacéis en una frase?
R.Hacemos que el arte funcione.