Un sol totalmente abarrotado dio la bienvenida por todo lo alto al primer festejo mayor de la Feria de la Albahaca.

Dejando al margen los insultos contra Pedro Sánchez, las banderas imperiales y del Vaticano y las pancartas contra la corrupción del PSOE, el ambiente de la plaza fue apolítico y de gente que quería pasarlo bien. El “Hemos venido a emborracharnos…” en versión taurina y con meriendas. Y así sí se disfruta.

Unos al sol, más preocupados de los macarrones y de bailar al ritmo de unas charangas peñistas que si algo saben hacer es animar a cualquiera.

Otros, en la sombra, a ver los toros, incluso entendiendo qué pasa en la arena, entre matador y res. Olé por ellos.

Pero la diversión, el verdadero espíritu laurentino, está en los tendidos de sol. Es en estos tendidos donde se puede tener una de las mejores tardes de San Lorenzo sin haber visto siquiera a un toro.

Una minoría del sol sí que presta atención a los lances de la faena, pero entre un plato de macarrones, la cerveza, el pollo al chilindrón o el bocata -u ostras y champán de una cuadrilla en la sombra-, la mayoría se decanta por el buen comer y el buen beber. Diversión pura y dura.

La generosidad también es nota distintiva, porque unos grupos y otros comparten su comida con los demás asistentes al coso taurino antes incluso de que nadie se lo pida.

Esto sorprende a cualquier persona que va a la plaza de toros de Huesca por primera vez en un San Lorenzo y lo agradece enormemente. Al final, muchos repiten por estas cosas, por este buen ambiente.

La antitaurina se desinfla

Las asociaciones animalistas se concentraron ayer en Santo Domingo antes de la primera corrida de toros del San Lorenzo. Rocío Castillo, coordinadora de Pacma en Huesca, admitió esa tendencia a la baja y consideró que, al menos parcialmente, puede deberse a los insultos que reciben. Al margen de ello, destacó la unidad entre asociaciones animalistas en Huesca Antitaurina y advirtió de la vulneración de los derechos de los menores por permitirse su entrada en los toros -en contra de lo que dice la ONU- o por promoverse actividades para niños ligadas con los toros.

Como todos los años, el 99 % de quienes pasan frente a la concentración ignoran a quienes protestan, que a su vez piden el fin de la tauromaquia sin insultar a los otros. Pero pese a ello, este lugar parece un imán para que un 1 % dé rienda suelta a sus peores instintos. Personas que van de lado a lado -en ese estado no entrarían en un campo de fútbol- y que intentan encararse con quienes protestan -y la Policía los aleja rápidamente-, y otros muy alcoholizados insultando a los antitaurinos como si les fuera la vida en ello.