El pasado viernes, 8 de agosto, Valle Salvaje dejó la esperada boda de Victoria y José Luis en el aire, por el retraso de los testigos. Un gesto que para la futura esposa supuso una humillación que “bien sabe Dios que pagarán”, aseguró zanjando ese capítulo 229.
‘Valle Salvaje’ sufrió su boda con un «ridículo espantoso» para los novios: «Pagarán cara esta humillación»
Este lunes, el nuevo episodio arrancaba en ese mismo instante, en el que Victoria y José Luis decidían acudir al altar para no hacer esperar más a los invitados, a pesar de no tener presentes a sus testigos.
Atención, esta noticia puede contener spoilers del capítulo 230 de ‘Valle Salvaje’, lea bajo su responsabilidad
Al sentarse en el altar, el cura empezó el discurso para frenar cuando vio llegar a una pareja a lo lejos. Los novios se giraban y el semblante de sus rostros cambiaba por completo: eran Mercedes y Bernardo. A pesar de que ella había decidido no acudir al enlace de su cuñado con la asesina de su hermana, finalmente apareció.
Lejos de generar tranquilidad su llegada, la tensión creció cuando el cura preguntó a ambos si estaban de acuerdo con el matrimonio que se hacía “de manera libre y sin impedimento alguno”. Bernardo titubeó unos segundos, pero acabó afirmando. “No conozco impedimento para que se desposen lo que se disponen a hacer libremente”, aseguró.
Seguidamente, llegó el turno de que Mercedes respondiera a la misma pregunta. Tras secarse las lágrimas y tragar saliva, acabó haciéndolo: “Afirmo lo mismo que mi esposo”, zanjó y se sentó entristecida.
Victoria y José Luis unieron sus manos y se dieron el “sí, quiero”, con emoción en ambos rostros y un beso, sellaron su unión: “Enhorabuena, excelentísima duquesa”, le susurró él.
Convertidos ya en marido y mujer, en el convite, Victoria se acercó a Mercedes y se sinceró: “Por un momento temí que no se presentaran”. A lo que su ahora cuñada respondía: “¿Por qué Íbamos a hacer tal cosa? Somos los testigos. No había motivo alguno para faltar a nuestra palabra. Ahora somos la dos duquesas, Victoria, espero que las cosas entre ambas puedan cambiar”.
A lo que la nueva mujer casa le respondió con un tono amenazante: “Seguro, de hecho, han cambiado, para siempre”.
Acabada la boda, Mercedes se arrepentía de su acto ante Bernardo: “He dado mi beneplácito a esa monstruosa boda, sé que era necesaria para nuestra supervivencia, pero no sé si voy a poder perdonarme. He permitido que mi hermana, que está en el cielo, fuese testigo de cómo el único hombre al que amó desposaba con la mujer que le quitó la vida. He cometido el mayor error de mi vida”, repetía ante su esposo.
Las dos bombas del capítulo: las tierras y un amor secreto
Más allá de la boda, varios de los protagonistas descubrían que “las tierras no pertenecen al duque”. Al confesárselo unos a otros, daban más detalles: “Valle Salvaje siempre fue de Don Evaristo de la Cruz, y ahora como heredero son de su hermano, Pedrito”, desvelaban en una información que puede cambiarlo todo.
Paralelamente, Victoria y José Luis se encontraban en su primera noche de bodas, y él le confesaba sus ganas de dormir juntos. “Recuerdo el día que en que te conocí, te desee desde ese momento y no he dejado de hacerlo. Y hoy voy a amar a la duquesa, la mujer que junto a mí regirá el destino de estas tierras”.
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Sin embargo, ella le soltó una información que le dejó sin ganas de culminar nada: “No está en mi ánimo negarte nuestra noche de bodas, llevo todo el día cargando con este peso y debes saberlo: tu hijo, Rafael, él y mi sobrina están juntos. Se aman”, soltó ante los ojos asombrados de su marido.