En un futuro lejano, la humanidad podría tener la capacidad de viajar más allá de nuestro sistema solar. El proyecto Chrysalis se trata de una nave espacial, propuesta por un equipo de ingenieros, que tiene como objetivo transportar a 2.400 personas en un viaje hacia Alfa Centauri, el sistema estelar más cercano. Aunque actualmente solo es un concepto hipotético, su diseño incluye soluciones fascinantes que podrían hacer posible la vida autosuficiente en el espacio durante varias generaciones.

El viaje hasta Alfa Centauri, tardaría unos 400 años, casi 40 billones de kilómetros de recorrido a través del espacio, según el informe del proyecto. La travesía no solo necesitarán de los últimos avances tecnológicos, sino también una planificación detallada sobre su construcción y las condiciones de vida de los habitantes a bordo. El Chrysalis ganó el primer lugar en el Concurso de Diseño del Proyecto Hyperion, que consistía que los participantes diseñen naves de última generación para viajes interestelares.

¿Qué se necesitará antes de empezar el viaje?

Antes de iniciar el viaje real, se tendría que realizar un proceso de adaptación en la Tierra. Los primeros habitantes de la nave pasarían entre 70 y 80 años en un entorno aislado, en la Antártida, para adaptarse psicológicamente a la vida en un espacio cerrado. Este periodo de adaptación tiene como objetivo garantizar el bienestar emocional y físico de las futuras generaciones que habitarán la nave.

 Chrysalis se constituiría de varias capas de espacio habitable que se engloban unas a otras alrededor de un núcleo central. Foto: Chrysalis

Chrysalis se constituiría de varias capas de espacio habitable que se engloban unas a otras alrededor de un núcleo central. Foto: Chrysalis

Además, antes del lanzamiento, se necesitarían desarrollos tecnológicos relacionados con la energía para viajar por el cosmos durante años. Los reactores de fusión nuclear, serían la fuente clave para la nave El diseño propone que la nave se construya en un plazo de 20 a 25 años, lo cual exige avances sustanciales en ingeniería espacial.

¿Cómo sería la vida en la nave espacial?

La Chrysalis está pensada como una estructura de 58 km de largo, con un diseño modular similar a una matryoshka o muñeca rusa. Esta gigantesca nave contaría con diferentes capas que albergarían desde granjas y bosques tropicales, hasta comunidades residenciales y áreas de trabajo. Cada capa estaría destinada a un propósito específico, lo que permitiría la autosuficiencia de la nave durante el largo viaje.

Uno de los aspectos clave del proyecto es la gravedad artificial, que se mantendría mediante la rotación constante de la nave, replicando las condiciones gravitacionales de la Tierra. En cuanto a la producción de alimentos, se crearían ambientes controlados para cultivar una variedad de plantas, hongos, y hasta criar insectos y animales pequeños, garantizando una dieta diversificada para los habitantes.

Los niveles del Chrysalis

La capa más cercana al núcleo de Chrysalis se dedica a la producción de alimentos, nutriendo plantas, hongos, microbios, insectos y ganado en ambientes controlados. Para preservar la biodiversidad, se conservarían diferentes ambientes, incluyendo bosques tropicales y boreales.

El segundo nivel, a partir del centro, alberga espacios comunes como parques, escuelas, hospitales y bibliotecas para los habitantes del barco. El siguiente caparazón albergaría viviendas para familias individuales, equipadas con circulación de aire e intercambiadores de calor.

El trabajo se lleva a cabo en el nivel superior, donde se encuentran instalaciones para industrias que abarcan desde el reciclaje hasta la industria farmacéutica y la fabricación de estructuras. La quinta y más externa carcasa serviría como almacén para diversos tipos de recursos, materiales, equipos y maquinaria. Los diseñadores de Chrysalis sugieren que los robots podrían operar este nivel, reduciendo la necesidad de mano de obra humana.

¿Cómo sería el gobierno en la nave espacial?

El gobierno dentro del Chrysalis sería una mezcla entre el control humano y el apoyo de la inteligencia artificial. El diseño propone que los habitantes del barco colaboren con sistemas inteligentes para tomar decisiones clave sobre el funcionamiento y bienestar del complejo espacial. La IA también ayudaría a mantener la resiliencia social, facilitando la transferencia de conocimiento entre las generaciones, asegurando que la nave funcione de manera eficiente durante los siglos que duraría el viaje.

En cuanto a la población, se mantendría un número sostenible de habitantes, que se estima en 1.500 personas, menos que la capacidad total de la nave. Esto se lograría mediante una planificación estricta sobre los nacimientos a bordo. Además, el diseño contempla que robots desempeñen una gran parte de las tareas laborales en las capas externas de la nave, como el reciclaje y la manufactura, lo que reduciría la necesidad de trabajo físico humano.