Vivimos en España tiempos de politización de la tauromaquia y de polémica y una anécdota pasa a convertirse en un auténtico problema de relaciones públicas para un matador de toros. Es el caso del torero sevillano Manuel Escribano que tras una exitosa faena en la Feria de la Albahaca de Huesca dio la vuelta al ruedo recibiendo objetos lanzados desde los tendidos.
Uno de esos objetos era una gran bandera de España con un mástil en la que se podía leer «Pedro Sánchez a prisión». El torero cogió la bandera, la ondeó y siguió la vuelta al ruedo tras ese triunfo que le valió para coger horas después la sustitución de Morante de la Puebla en Huesca, herido por una cornada en Pontevedra ese mismo día. En 2017 se vivió una situación parecida en la plaza jiennense de Villacarrillo cuando desde el público se le lanzó una bandera franquista al matador de toros Juan José Padilla que se colgó a la espalda y después aseguró que no había visto el escudo que tenía.
Sin «intención política»
En Huesca los ingredientes para la polémica estaban servidos y ante el cariz que estaba tomando, sobre todo en redes sociales, el torero de Gerena salió al paso con un comunicado en el que ha negado su «rotunda y absoluta negación de que existiese ninguna intención política por mi parte» asegurando que «desconocía por completo que la bandera llevaba ese mensaje escrito».
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Cuenta Escribano que durante la vuelta al ruedo recibió «de las peñas, como muestra de afecto, una bandera de España que en ningún momento leí ni advertí que portara ningún mensaje. La tomé únicamente por ser la bandera de mi país, en un instante de emoción y gratitud hacia el público, sin otro propósito o significado». Apunta el torero que no dio la vuelta al ruedo con la bandera sino que la «portó unos instantes antes de dejarla sin recorrer la plaza con ella».
En el comunicado, publicado en su cuenta de Instagram, Manuel Escribano destaca que rechaza firmemente que se intente vincular este gesto con posicionamientos políticos o ideológicos o que se me atribuya la intención de querer portar y difundir el mensaje escrito en esa bandera. En mi carrera profesional y en mi vida privada nunca he utilizado mi profesión para hacer proselitismo político ni para faltar el respeto a nadie, piense como piense. El toreo, para mí, es un arte y una tradición que deben estar por encima de cualquier división ideológica». El torero ha lamentado «que se pretenda malinterpretar un momento de celebración y respeto hacia la afición, y confío en que estas palabras aclaren cualquier duda sobre mi verdadera intención».