Barcelona»Me voló la cabeza como no lo había hecho ningún libro antes». Santi Balmes, el cantante de Love of Lesbian, se refiere a Un mundo feliz, de Aldous Huxley, que leyó con 16 años. Le impactó que en 1931, ocho años antes de la Segunda Guerra Mundial, el escritor inglés hubiera podido prever de forma tan exacta un futuro tan lejano (la trama se inicia en Londres en el 2500 d. C.). «Eso sólo puede hacerlo un genio». Balmes explica que el inicio de la novela es demoledor y adictivo, y que no ha encontrado otro libro que le planteara la historia de una manera tan interesante.

Huxley presenta la sociedad deUn mundo feliz a través de una explicación que una maestra da a unos niños. Las criaturas se fabrican fuera del útero y mediante unas máquinas que permiten hacer diferencias en su desarrollo las separan por castas: Alfa, Beta, Gama, Delta y Épsilon. Las clases proletarias están condicionadas desde la gestación para que puedan trabajar y no envidien a las dirigentes, sino que vean las tareas de dirección como un dolor de cabeza. «Es perversamente precioso porque, en realidad, todos son felices», dice Balmes.

Cuando los niños duermen escuchan repetidamente unas afirmaciones según la casta a la que pertenecen y esto hace que no haya posibilidad de revolución porque cada uno está conforme allá donde pertenece. Balmes explica que este ejercicio de hipnotizarlos, junto a una droga llamada soma, hace que nadie pueda dudar de vivir en una sociedad increíble. También le sorprendió que, en la novela, los Alfa y los Beta estén obligados a mantener relaciones sexuales entre todos y no exista el concepto de pareja: «El cabrón se inventa el concepto del poliamor».

Según Balmes, Huxley no plantea el libro como una crítica sino como una posibilidad. Dice que es muy hábil e, incluso, llega un punto en el que crees que la organización planteada es la ideal para una ciudad: «Es muy perverso, acabas abducido por este sistema tan eficaz de sociedad», admite el cantante de Love of Lesbian.