La travesía conjunta que Cristino Díez y María José Castaño iniciaron hace unos años con Ignacio del Río ha arribado esta primera quincena de agosto en Santillana del Mar. Como dúo tras el fallecimiento del veterano pintor, su obra comparte la visión del mar en el Museo Jesús Otero de la localidad cántabra, donde han recalado 26 cuadros y una docena de esculturas marcadas por el salitre, los horizontes, la rosa de los vientos y los seres que habitan en los fondos de todos los mares.

En La sal de todos los mares están representadas las aguas que Castaño ha surcado en varios de sus viajes por el Mar del Norte, el Atlántico, el Cantábrico o el de Tarifa, con óleos creados en sus costas o bajo su inspiración y bañados por los azules de cielos, fondos y oleaje. No es solo lo que ven sus ojos, sino también el olor y el tacto de la tierra bañada, como en Mar frotado, una de las obras de mayor tamaño: «Es un cuadro muy vivido que pinté en Laredo y en el que froté la arena de la playa sobre el lienzo y completé en el estudio».

Entre esos cuadros hay obra de diversas épocas, incluido este mismo verano, evidenciándose los cambios del paisaje y la travesía vital de la propia artista: «En los más antiguos los tonos tienen matices claros y ahora pinto de una manera más intensa. Antes usaba unos grises más serenos y sobrios y ahora esa sobriedad tiene más brío».

Tras la repercusión que la obra de Cristino Díez tuvo en ese mismo escenario hace dos años, el ayuntamiento de Santillana volvió a invitarle y el escultor abrió el espacio a su colega Castaño. Mezclados con los cuadros de la pintora, surcan sus mares veleros y barcos de hierro que lo mismo recuerdan a Elcano que a los de Piratas del Caribe, por esa mezcla entre lo mundano y lo mitológico.

Comparten crucero con peces abisales de escamas puntiagudas, machos cabríos salidos de los cuadros de Goya y el gran Fauno que sorprende por su sexualidad. «Las obras recién creadas no son muchas porque la escultura que hago con soldadura lleva mucho tiempo», apunta mientras señala que está trabajando en un bisonte de tamaño natural, similar al que tiene en el MEH, que le ha encargado el ayuntamiento de Santillana del Mar. «Es la tercera vez que expongo en Cantabria. Me tratan muy bien. Hace tres años estuve en Suances, hace dos aquí y ahora repito hasta el viernes. Y no será la última porque Castaño y yo vamos a seguir navegando juntos por otros mares».