La leyenda de “Drácula” ha sido interpretada en el cine incontables veces, casi siempre como una figura seductora, terrorífica y envuelta en misterio. Sin embargo, la nueva película dirigida por Luc Besson rompe con ese molde y presenta a un vampiro muy distinto: en una constante búsqueda de su amor perdido. El encargado de dar vida a este complejo personaje es , quien vuelve a colaborar con Besson tras “Dogman” y se enfrenta a uno de los retos más grandes de su carrera.

En una conversación exclusiva con Saltar Intro de El Comercio, Jones habló sobre el enfoque de esta nueva versión, su proceso creativo junto al director, los desafíos físicos y emocionales del papel, y la presión de reinterpretar a una de las figuras más icónicas de la literatura y el cine.

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Alfonso Rivadeneyra

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Un “Drácula” que se aleja del monstruo clásico

Desde el primer momento, Jones deja claro que esta interpretación no busca replicar el arquetipo del vampiro seductor y aterrador que todos conocemos.

“Esta versión no es ese monstruo que hemos visto tantas veces, sino un hombre roto, trágico, que busca desesperadamente a su amor perdido”, explica.

Para el actor, la clave estuvo en equilibrar la dualidad entre la inmortalidad y el poder del personaje con su lado profundamente vulnerable. “Estás interpretando a un tipo que tiene 400 años. Es una leyenda que ha sido encarnada más de una docena de veces. Lo interesante para mí fue trabajar nuevamente con Luc y construir este personaje juntos. Al final, son el maquillaje, los sets, el equipo… todas esas piezas las que lo traen a la vida. Yo solo tengo que sentarme cinco horas en una silla y ser paciente”, comenta entre risas.

La química creativa con Luc Besson

No es la primera vez que Jones y Besson trabajan juntos. Tras el rodaje de “Dogman”, el director francés escribió el guion de “Drácula” pensando directamente en él.

“Tanto Luc como yo hacemos cosas que no esperamos del otro. A veces, él me propone una idea nueva y la exploramos; otras, intento algo diferente y vemos si funciona. No siempre sale bien, pero ese proceso de prueba y error nos lleva a momentos muy especiales”.

La diferencia principal, dice, fue la escala: “‘Drácula’ es una película mucho más grande. Sets más elaborados, más maquillaje, más actores, más locaciones… Haber trabajado antes con él me ayudó a no sentirme tan sorprendido por la magnitud del proyecto”.

Improvisación y búsqueda en el set

Aunque algunos podrían pensar que su estilo es altamente improvisado, Jones matiza:

“No hago mucha improvisación. A veces me alejo del guion y Luc me dice ‘no, no, ve por aquí’. Recuerdo una escena con el sacerdote, interpretado por Christoph Waltz, que fue muy esperada porque no habíamos trabajado juntos antes. Probé algunas cosas que no funcionaron, pero Luc sabe cómo llevarme de vuelta. Esa búsqueda también forma parte del proceso”.

Esa dinámica le permitió encontrar matices inesperados en el personaje, incluso en escenas que ya estaban cuidadosamente planificadas.

El reto de atravesar siglos de historia

Uno de los aspectos más singulares de esta versión es que el filme sigue a Drácula a lo largo de diferentes siglos y etapas de su vida. Desde su origen como príncipe, pasando por su vida como vampiro atormentado en el Londres del siglo XIX, hasta momentos clave en el siglo XV, XVI, XVII y XVIII.

“A veces me perdía y Luc tenía que recordarme en qué siglo estábamos. Había días en los que filmábamos escenas que saltaban cuatro épocas distintas en una misma jornada. Te cambias de ropa, caminas 50 metros y ya estás en otro siglo”, cuenta divertido.

El rodaje fue exigente tanto física como emocionalmente, pero Jones guarda un recuerdo muy claro de cada momento: “Hubo escenas que en el guion parecían imposibles de imaginar y que cobraron vida de maneras sorprendentes. Una de ellas involucraba a muchas monjas… de pronto me di cuenta de que estábamos ahí, filmándola. Fue como decir: ‘Es hoy, está pasando’”.

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Entre el miedo y la emoción de reinterpretar a un mito

Encarnar a Drácula no es cualquier papel. Para Jones, la presión era inevitable:

“Cuando Luc me lo propuso, todavía estábamos trabajando en ‘Dogman’. No estaba seguro de qué haríamos con el personaje. Hay más de una docena de versiones y no quería repetir lo mismo. Estaba muy nervioso, pero también muy emocionado”.

Besson se encargó de escribir un guion que le ofreciera a Jones una visión fresca del vampiro, centrada más en la tragedia y la humanidad que en la figura del depredador nocturno.

Un trabajo en equipo que trasciende lo individual

Si bien el rostro y la interpretación de Jones son el centro de “Drácula”, él insiste en que se trata de un logro colectivo. “Es el maquillaje, el diseño de producción, el vestuario, la fotografía… todo eso es lo que realmente hace que el personaje respire. Yo soy solo una pieza más en un engranaje muy grande”, recalca.

Más allá del mito

El “Drácula” de Besson y Jones promete ser una versión que no busca competir con las adaptaciones clásicas, sino aportar una mirada distinta: la de un ser inmortal, sí, pero también frágil y marcado por la pérdida. Una criatura que, a pesar de su fuerza y longevidad, no puede escapar de sus emociones más humanas.

Para Caleb Landry Jones, este papel ha sido tanto un desafío como una oportunidad para explorar nuevas capas interpretativas:

“Es un personaje legendario, pero al final, sigue siendo un hombre que sufre. Esa es la parte que más me interesaba descubrir”.

Con esta combinación de épica visual, exploración emocional y la mano firme de Luc Besson, la película se perfila como una de las versiones más singulares y humanas del mito de Drácula en la gran pantalla.

“Drácula” de Luc Besson se estrena en todos los cines del Perú este jueves 14 de agosto.