En cuanto llegan unos días libres, la idea de salir a la naturaleza se vuelve tentadora. Cambiar el asfalto por la tierra y el ruido de los coches por el sonido del aire en la cara es un plan que nunca falla. No hace falta ser ciclista experto para disfrutarlo: hay recorridos para todos los gustos, desde los que se hacen en unas horas hasta los que invitan a pasar varios días de ruta.
La bicicleta tiene esa capacidad de acercarnos al entorno al ritmo justo, ni demasiado lento ni demasiado rápido, permitiendo parar donde apetezca y descubrir detalles que de otro modo pasarían desapercibidos. Además, cada vez hay más opciones para adaptarla a nuestras necesidades: bicis eléctricas para aligerar el esfuerzo, servicios de alquiler y transporte para evitar tramos que no interesen, e incluso rutas pensadas para ir con niños.