En el corazón del antiguo barrio chino, en pleno Raval, un estudio de 10 metros cuadrados se alquila a 1.200 euros al mes. Es decir, a 120 euros por metro cuadrado, aunque no tenga nada de lujoso. Lo anuncian distintos portales inmobiliarios como «un espacio cuidadosamente diseñado para una experiencia de vida cómoda», aunque es tan minúsculo que para mostrarlo han tenido que hacer las fotos con gran angular, de modo que se aprecie la micrococina, el sofá y una cama individual en lo alto sobre un pequeño escritorio, en un mismo espacio, más un escuálido lavabo y un balconcito. El continuo incremento de los precios, como sucediera en la burbuja inmobiliaria de hace tres lustros, ha devuelto al mercado las infraviviendas de incluso menos de 20 metros cuadradados a precios de oro.
Una de las imágenes del anuncio de un estudio de 14 metros cuadrados por 900 euros en el Poblenou, publicado en Fotocasa. / EPC
«Bienvenido a este acogedor estudio amueblado, ubicado en el vibrante barrio del Raval», reza el reclamo para esta pieza de la calle d’en Robador, que comercializa una empresa especializada en minipisos y habitaciones en ‘coliving». En este caso, el precio del alquiler «incluye todos los gastos (luz, agua, gas y wifi), lo que garantiza una mudanza sin complicaciones». En el rústico inmueble «se permite fumar y se admiten mascotas, adaptándose a diversos estilos de vida». Pero en un alarde de realismo, el anuncio advierte: «Tenga en cuenta que la propiedad no dispone de aire acondicionado, calefacción ni ascensor«. En tono persuasivo se agrega que el barrio «es un crisol de culturas».
Estudio de 19 metros cuadrados por 122.000 euros en un cuarto sin ascensor. / Idealista
El mismo operador tiene infinidad de opciones, como 14 metros cuadrados en el Poblenou por 900 euros en un bajo sin luz natural, donde la cama se ubica en un espacio tan estrecho que hay que trepar a ella por una escalera y el fregadero de la cocina ejerce a la vez de lavamanos pegado a la taza del váter. O por 800 euros proponen otro estudio (eufemismo de piso sin cédula de habitabilidad) en el barrio de la Font de la Guatlla, en Sants-Montjuïc, también muy oscuro, donde se destaca la «nueva decoración» y se confiesa: «Este es un apartamento interior, por lo que no recibe mucha luz natural. Pero seamos honestos, solo buscas un lugar para dormir, ¿realmente importa?». En este caso suma ya 70 peticiones de visita por mail. Abundan los ejemplos, que al no ser ‘viviendas’ sino locales no están sujetas al tope de precios del alquiler vigente en Barcelona.
Otro segmento de opciones, en torno a los 20 m2, son claramente habitaciones de diseño en pisos que han sido redistribuidos con sus propias ‘cocinitas’ para coliving, donde cada habitáculo puede costar hasta 1.500 metros cuadrados.
Zulos en venta
El mercado de la compraventa también suma infraviviendas aprovechando que los precios para pisos de más de 40 metros cuadrados o con cédula de habitabilidad son inalcanzables en estos momentos para muchas personas. Estos espacios también atraen a inversores que luego las alquilan a precio libre. Por ejemplo, estos días se oferta un piso también en pleno Raval de 19 m2 por 122.000 euros (a unos 6.500 euros el metro), cuarto sin ascensor aunque con una ventana exterior y por reformar. También un ático interior en Gràcia de 15 m2, sin ascensor, por 90.000 euros. U otra opción en el mismo barrio de 12 m2 a lo largo, por 65.000, donde la cama se despliega de la pared por la noche, «perfecto para estudiantes, profesionales o como inversión» y también sin ascensor.
Estudio de 12 metros cuadrados a 65.000 euros en Gràcia. / Idealista
Hay para elegir. Tambien un «encantador estudio de 14 m2» en dos niveles en un bajo oscuro del Baix Guinardó por 67.000 euros más comisiones de agencia. Y en el Born, 20 metros cuadrados de vivienda en un quinto sin ascensor pero con una llamativa terraza privada ya cotizan a 200.000 euros, entre un sinfín de casos de micropisos de hasta 25 metros cuadrados, aún más caros.
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