En sus inicios, Lori Meyers bebía de las fuentes más fértiles del pop. Desde la urgencia guitarrera de Supergrass, a la melancolía afilada de The Smiths y el poso lírico de Los Planetas, hasta la efervescencia melódica de Family. Con esa mezcla de referencias armaron un sonido que, lejos de quedarse en el homenaje, fue creciendo con personalidad propia. Con los años, sus discos han mutado del indie de guitarras luminosas a producciones más sofisticadas, sin renunciar al gancho pop que siempre les distinguió. Hoy, su música es el resultado de un viaje sonoro que combina el pulso juvenil de sus inicios con la madurez de quienes han aprendido a reinventarse sin traicionar la esencia. El 29 de agosto, en el Parc Municipal Sa Torre de Felanitx, ese viaje tendrá una nueva parada. Hablamos con Antonio López ‘Noni’, líder de los granadinos.

¿Se siente parte de una generación histórica del indie español o prefiere huir de etiquetas?
—El sentido de la palabra indie ha cambiado. Antes las bandas indies eran gente que se reunían con sus amigos para tocar en una cochera, hacían música para ellos y si tenían suerte fichaban por una discográfica. Ahora ha cambiado mi concepto del término, no somos indie, somos ‘música’.

La nostalgia ha sido el motor de muchas canciones, pero ¿alguna vez se vuelve un lastre creativo?
—No, nunca, es como mi zona de confort. Me sirve para recordar de dónde vengo, qué música escuchaban mis padres, y aquellos discos de Perales que yo también escuchaba. Pero hoy he avanzado y y tengo nuevas influencias

¿Cuándo podremos escuchar nuevo material de Lori Meyers?
—Muy pronto, en 2026, tenemos el disco medio hecho. Con el tiempo nos pensamos más los discos.

¿El proceso de composición sigue siendo un trabajo de orfebrería o ahora se permite más improvisación?
—Sí, tengo muchas paranoias… Una de ellas es desaprender lo aprendido, y también me he dado cuenta de que me tengo que aburrir para componer.

El pop español ha mutado hacia los ritmos urbanos, ¿qué opina de esta ‘conquista sonora’?
—Que lo latino llegue a las listas de Reino Unido lo dice todo. Las modas cambian, todo viene, va y se reconvierte.

¿Qué canción de su repertorio resume mejor el espíritu de la banda en 2025?
—Emborracharme es la canción que ha sobrepasado todos los límites que nos imaginábamos… suena en bodas, verbenas, supermercados y hasta en videos de Tik Tok. No es la que mejor nos define, pero sí define nuestro culmen.

¿Cómo equilibran lo que quieren tocar con lo que el público espera escuchar?
—Eso es difícil. Somos carne de cañón de festival, y allí la gente quiere que hagamos una recopilación de nuestros hits, pero lo pasamos bomba. Aunque cuando estrenamos disco también queremos presentarlo como toca, y entonces hay que buscar salas.

Si el indie fuese un país, ¿Lori Meyers formaría parte del Ministerio de Cultura o de Defensa?
—Creo que yo tiraría más por la defensa.

¿Cuál es el lugar más insólito donde ha compuesto una canción?
—En varios, pero en los últimos años los camerinos forman parte de mi composición.

¿Qué banda actual le ha sorprendido más gratamente?
—Últimamente, Vera Fauna y Alcalá Norte.

En una industria saturada de estímulos, ¿cómo se defiende la atención del oyente?
—Todo cambiará, llegará el tiempo en el que la gente querrá darle más tiempo a las cosas, se acabarán cansando de la celeridad de nuestros días. Por mi parte, cuando puedo, trato de llevar una vida tranquila: paseo a mi perro y le doy tiempo a las cosas que lo merecen.

¿Alguna vez ha escrito una canción que luego haya censurado por ser demasiado personal?
—No, pero tuve alguna duda con Emborracharme, me sentí tentado de eliminar ‘follarte’, si te fijas nunca la cantó en directo, lo hace el público por mí.

¿En algún momento sintió que dejaban atrás a la banda que fueron al principio?
—En la época de Cronolanea [2008] yo lo estaba pasando mal, pensaba en disolver el grupo, teníamos mucha presión. Pero luego todo cambió, la situación se revitalizó y ahora tenemos una banda muy potente y rejuvenecida.