Daniella Bejarano

La monarquía británica vive esta semana un contraste difícil de pasar por alto. Por un lado, la Princesa Ana, la más trabajadora y discreta de los Windsor, festeja su 75º cumpleaños fiel a su estilo: sin grandes celebraciones, sin entrevistas y con un retrato sobrio que refleja su sentido del deber. Por otro, la Casa Real se ve de nuevo sacudida por las revelaciones de ‘Entitled: The Rise and Fall of the House of York’, un libro que desentierra con nombres, fechas y testimonios inéditos los episodios más oscuros del Príncipe Andrés y su vínculo con Jeffrey Epstein.

Ana, que en 2024 ha encabezado la agenda institucional con 474 actos oficiales, un centenar más que el propio Rey Carlos III, representa la cara más sólida y previsible de la Corona. Pionera y pragmática, se ha mantenido al margen de los escándalos que han salpicado a sus hermanos. Sin embargo, el ruido mediático que rodea a la publicación del libro amenaza con eclipsar su aniversario, convirtiendo la semana en un recordatorio de los dos polos que conviven en la Familia Real: el del trabajo silencioso y el de las crisis reputacionales.

En ‘Entitled’, su autor recopila testimonios de personas que nunca antes habían hablado. El resultado es un retrato incómodo del duque de York, retirado de la vida pública desde 2019 por las acusaciones de abusos sexuales a menores, hechos que él ha negado y que le costaron el título de Su Alteza Real y todos sus mecenazgos. El libro no solo vuelve sobre su relación con Epstein, sino que detalla fiestas privadas de alto contenido sexual y apunta a que su exmujer, Sarah Ferguson, se habría beneficiado del acceso a poderosos círculos económicos gracias al millonario estadounidense, lo que le habría permitido mantener un lujoso estilo de vida tras el divorcio.

Entre los pasajes más llamativos figura la supuesta escena en la que el Príncipe Harry habría golpeado a su tío por comentarios despectivos hacia Meghan Markle, extremo que los implicados han desmentido de inmediato. También se aborda la actual disputa de Andrés con Carlos III por la residencia oficial de Royal Lodge: el duque se niega a abandonarla pese a no poder afrontar su mantenimiento después de que el monarca le retirara su asignación.

La Princesa Ana, el pilar más firme de la monarquía británica incluso en los peores momentos

GTRES

El contraste con la vida de su hermana no podría ser más evidente. Mientras Andrés afronta un futuro institucionalmente nulo y con una popularidad hundida con un 89% de opiniones negativas según las últimas encuestas, Ana sigue sumando elogios como «la mejor reina que nunca lo será». Heredera del sentido del deber de Isabel II y de la franqueza de su padre, el duque de Edimburgo, ha sabido construir un perfil propio basado en la constancia, la cercanía y un profundo compromiso con más de 300 organizaciones benéficas.

Su 75º cumpleaños, que coincide con el tercer año del reinado de su hermano, la encuentra en plena actividad. Recientemente, la Princesa ha dejado claro que no piensa retirarse antes de los 90, aunque planea reducir paulatinamente su agenda. «A partir de los 80, quizá reduzca la carga de trabajo», aseguró una fuente cercana a los Windsor a ‘The Times’. El retrato oficial elegido para marcar la fecha es una declaración de principios: sobrio, funcional y sin artificios, como su propia trayectoria.

Así, en una misma semana, los Windsor vuelven a ofrecer las dos imágenes más extremas de la realeza británica. La de una mujer se ha convertido en el pilar más fuerte de la Corona, y la de un príncipe que, a sus 65 años, vive recluido, acosado por polémicas y, sobre todo, con una reputación en caída libre.

Reportar un error