BarcelonaLa última vez que Joe Abercrombie (Lancaster, 1974) visitó Barcelona, quedaban dos semanas para que la pandemia de cóvid-19 acabara confinando medio mundo en su casa. Quizás debido al ambiente preapocalíptico que olfateó entonces, en su nueva novela Los diablos (Alianza, 2025; con traducción al castellano de Manu Viciano) aparece mencionada enigmáticamente la capital catalana: es un lugar donde ha pasado algo terrible y al mismo tiempo indeterminado. El autor británico, que desde hace más de una década es uno de los referentes más destacados del fantástico género, plantea en el libro su historia más pasada de vueltas, protagonizada por una peculiar expedición, formada por un monje y varias criaturas sobrenaturales como un vampiro, una mujer lobo, una elfa y un nigromante. Su misión es acompañar a Alex, joven heredera del Trono Serpentino, desde el sur de Europa hasta Troya, que Abercrombie imagina como la capital de Oriente.
Es inevitable pedirle de dónde sale todo este mundo alternativo que plantea a Los diablos, novela de 800 páginas que comienza una trilogía ambientada en la época de las cruzadas, en la que los cristianos en vez de luchar contra los musulmanes se enfrentan a los elfos.
— Hace muchos años, un editor británico se puso en contacto conmigo para que me animara a escribir una serie de novelas juveniles. Me pareció que serían un buen complemento a mi trayectoria como autor para adultos. La primera idea que tuve fue la de un papa que tenía escondidos un grupo de monstruos en el sótano de la basílica. La dejé correr enseguida y, en lugar de eso, escribí la trilogía deEl mar roto [disponible en catalán en Rosa dels Vents].
¿Por qué la idea acabó prosperando?
— Cuando terminé la trilogía de La era de la locura [2021] tenía ganas de empezar a desarrollar un nuevo mundo. También pensaba que quizá de esta forma podía volver a llamar la atención de los lectores. Las ideas que arrastras durante mucho tiempo suelen ser buenas.
No sólo ha logrado llamar la atención de los lectores: también la del cineasta James Cameron, que acaba de comprar los derechos de la novela para convertirla en película.
— Esto me hace muy feliz. Estoy personalmente involucrado en el proyecto como coguionista. Ya hemos empezado a trabajar, aunque ahora mismo James está en Nueva Zelanda, terminando la tercera parte deAvatar.
Cómo cree que conecta el mundo luminoso y para todos los públicos deAvatar con la sordidez y violencia de Los diablos?
— Es parte del reto que tenemos entre manos. James ha rodado películas enormes y de gran complejidad técnica. En este sentido, es la persona ideal para trasladar al cine alguna de las batallas de la novela. Él está acostumbrado a realizar películas protagonizadas por héroes que pueden salvar el mundo. Mis historias son más particulares: para empezar, me gusta que mis protagonistas tengan elementos de héroe pero también de villano. Y el sentido del humor es una constante en todo lo que escribo.
¿De dónde le viene el uso del sentido del humor? Ahora se ha convertido en una de sus marcas de estilo, pero me imagino que al principio sería una apuesta comercial complicada.
— Lo era. La ironía ha estado muy presente en todas mis novelas. El género fantástico suele ser bastante solemne, pero los lectores respondieron muy bien a mi propuesta de rebajar toda esa seriedad. En vez de seguir el camino de Tolkien, me dejé inspirar por autores como Jack Vance y Fritz Leiber. Con Los diablos doy un paso más en este sentido y la historia que planteo es, en muchos momentos, abiertamente cómica.
Le gusta jugar con los límites de la verosimilitud: en el libro, el papa de Roma es una papeza y sólo tiene 10 años. Encima, ha publicado Los diablos el mismo año que ha muerto Francisco I.
— Ha sido una estrategia de marketing brutal. El equipo de la editorial se ha superado, haciendo que hubiera el cambio de papa durante la promoción inglesa de la novela [ríe].
Uno de los monstruos más temibles de la novela es Vigga, una mujer lobo que es capaz de matar sin escrúpulos y, al mismo tiempo, seducir a quien se proponga.
— El sexo y la violencia van juntos, en muchas ocasiones. Mientras leía El hobbit a mi hija tuve una revelación: en las novelas fantásticas apenas hay ningún personaje femenino importante. Todos los arquetipos son hombres, desde el niño escogido para ser rey hasta el mago que lo guía, los caballeros intrépidos e invencibles… Las pocas mujeres que aparecen en él se definen, desgraciadamente, por la relación que tienen con los hombres. He tardado en aprender esta lección. En mis primeras novelas, había muchos más hombres que mujeres y, por tanto, eran mucho menos variadas y atractivas para el lector.
En Los diablos hay personajes masculinos y femeninos para elegir y remover.
— Existe variedad de género, pero también de orientación sexual y de clases sociales. Vigga es una guerrera escandinava y su vocabulario es más bien limitado. Baltasar, el nigromante, tiene una forma de expresarse pomposa e intelectual. Le encantan las palabras largas y las frases subordinadas.
El personaje de Baltasar le permite aproximarse a la magia negra.
— Esta novela es un homenaje a toda una serie de arquetipos clásicos que me han interesado desde pequeño. La originalidad está bien, pero hasta cierto punto. Con el género fantástico ocurre algo similar que con las películas del Oeste: a los lectores y espectadores les gusta reconocer personajes o situaciones habituales. En Los diablos doy mi propia versión de un vampiro, que se va haciendo joven a medida que avanza la novela, o de una mujer lobo devota del paganismo escandinavo en un mundo en el que predomina la religión organizada.
¿Y qué me dice del Baltasar? El nigromante hará lo que sea para liberarse de las cadenas que le atan a la expedición.
— Baltasar recoge mi pasión por la magia negra. ¿Puede haber algo más fascinante que ser capaz de despertar a los muertos? Imagínate los cadáveres arrastrándose fuera de las tumbas y persiguiéndote. Tiene un punto terrorífico, pero también divertido. Las películas de zombies a menudo son bastante irónicas.
¿Y Barcelona? ¿Cómo es que la saca a la novela? ¿Qué es lo tan terrible que sucedió?
— Si te lo dijera, estaría rompiendo uno de los grandes secretos de Los diablos. Quizás en la segunda parte doy alguna pista de lo…