Red Bull revolucionó ayer el mundo de la Fórmula 1 al anunciar que Christian Horner había sido despedido con efecto inmediato y que a partir del próximo Gran Premio de Bélgica, en Spa-Francorchamps, del 25 al 27 de julio, será Lauren Mekies quien ocupe su cargo como Team Principal del equipo.

La noticia, en plena pausa estival, cogió desprevenidos a todos, incluído al propio Horner: «Fue un shock» reconoció el británico, que se dirigió al personal de Milton Keynes para informarles de su precipitada salida del equipo, al que llegó en 2005.

Tras la sorpresa inicial, hay que valorar la medida adoptada por Red Bull, respondiendo a tres preguntas clave: las causas del despido de Horner, sus consecuencias respecto al futuro del líder del equipo Max Verstappen y el rumbo que podría tomar el británico una vez desvinculado de la escudería que ha dirigido los últimos veinte años.

¿Por qué han despedido a Christian Horner?

El martes por la tarde, tras la junta de accionistas de Red Bull, en la que tienen mayoría el cofundador de la compañía Chaleo Yoovidhya (51%) y el heredero de Dietrich Mateschitz, su hijo Mark, Oliver Mintzlaff, director ejecutivo de proyectos corporativos e inversiones de la empresa, le comunicó a Christian Horner la decisión de prescindir de sus servicios, un día antes de que se hiciera oficial la noticia.

Aunque Horner estuvo en el punto de mira hace un año por el ‘affaire’ por comportamiento “inadecuado” con una empleada, no ha sido este el motivo de su despido.

En un negocio como la F1, que fundamentalmente se mueve por dinero, la cúpula de Red Bull ha considerado que el coste económico de las malas decisiones tomadas por Horner en los últimos meses. Después del doblete Austria-Silverstone, los dos títulos mundiales de pilotos y constructores están fuera del alcance.  Verstappen está 69 puntos del líder Oscar Piastri y Red Bull es cuarto por equipos a 288 puntos de McLaren y superado también por Ferrari y Mercedes.

Y además hay que tener en cuenta la indemnización que tuvieron que abonarle a Sergio Pérez cuando optaron por rescindir su contrato anticipadamente: “He estado cuatro años, pero me pagaron por seis”, contó recientemente el mexicano. Su relevo le salió muy caro a Red Bull , que perdió importantes patrocinios que aportaba Checo.

Y no estuvo justificado deportivamente, ya que Liam Lawson fue sustituído tras solo dos carreras desastrosas por Yuki Tsunoda y el japonés tampoco ha respondido a las expectativas, sumando 10 puntos en doce grandes premios frente a los 165 de su compañero Max Verstappen. La falta de rendimiento del segundo piloto ha lastrado definitivamente a Red Bull en el campeonato de constructores, lo que determina el premio económico de final de año para las escuderías. El año pasado, a estas alturas, Pérez contabilizaba 118 puntos, Max lideraba el Mundial con 255 y Red Bull dominaba con 72 puntos más que Ferrari.

Red Bull ganó 21 de 22 grandes premios hace dos años, una estadística que refleja el deterioro del equipo desde entonces. Y en este tiempo han dejado el equipo algunos de los ingenieros que lo hicieron grande como Adrian Newey, Rob Marshall, Jonathan Wheatley y Will Courtenay. Un hecho que muchos en el paddock vinculan al mal ambiente y las guerras internas entre los partidarios de Horner y los de Marko y el clan Verstappen.

Y aún hay otros aspectos que han jugado en contra de Horner. Para algunos, fue responsable de la ruptura de negociaciones con Porsche por sus motores. Y tampoco el socio para 2026, Ford, está demasiado contento con sus gestos. Les incomodó mucho la denuncia de presunto acoso a una empleada. Y a principios de este año, Horner se unió a la iniciativa del presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, de traer de vuelta los motores V10 , sin tener en cuenta que la razón de Ford para unirse a la F1 la apuesta por la hibridación.

¿Qué implica el despido de Horner para el futuro de Verstappen?

A propósito de la marcha de Horner, periodistas y aficionados han relacionado la decisión de Red Bull con el futuro de Verstappen. La gran pregunta que se hace la mayoría es: ¿Se va Horner para que Max se quede o porque Max se va?. Según los argumentos de su manager, ni Verstappen ha precipitado ni influído en la decisión de Red Bull, ni el adiós de Horner garantiza que Max cumpla su contrato hasta 2028.

Sin embargo, no es un secreto que Jos Verstappen, padre del campeón del mundo, quería la ‘cabeza’ de Horner. Hace un año, cuando estalló el escándalo con la empleada de Red Bull, dijo a los medios que el británico era el peor mal del equipo:  “Red Bull corre el riesgo de desintegrarse. Christian se hace la víctima, cuando es él quien causa los problemas. Habrá tensión en el equipo mientras él siga en el cargo». Más claro, agua.

En este contexto, es evidente que el lado de los Verstappen y Helmut Marko ha ganado la lucha de poder contra Horner y su esfera. El ‘ruido’ que han hecho Aston Martin y sobre todo Mercedes ante el posible fichaje de Max ha tenido un efecto directo entre los dirigentes de Red Bull, conscientes de que la marcha del tetracampeón podría significar el principio del fin de la escudería y les haría perder millones en patrocinios e imagen.

“Para nosotros nada cambia, lo que quiere Max es un coche competitivo”, advierte su manager Raymond Vermeulen. “Tenemos un contrato con Red Bull y estamos comprometidos, como lo hemos estado los últimos once años. Nuestro objetivo principal ahora es recuperar el rendimiento rápidamente”, insiste. Es decir que para que Verstappen continúe, una vez despejado el escenario con la salida de Horner, el factor determinante será que el proyecto de 2026, con nueva normativa y motores propios e colaboración con Ford, avance a buen ritmo y ofrezca perspectivas de futuro.

Verstappen podría optar por darles un margen de confianza y seguir un año más, pensando que en 2027 el mercado de pilotos estará más abierto y a nivel deportivo, una vez consolidada la nueva normativa, estarán más claras las jerarquías de los equipos que podrían tentarle, principalmente Mercedes, Ferrari o Aston Martin.

¿Y qué hará ahora Horner?

Puede que Christian Horner no haya acertado en sus decisiones los últimos meses. O que haya generado una atmósfera enrarecida que propició la salida de hombres clave en su staff técnico, con consecuencias desastrosas a nivel deportivo. Pero lo que nadie puede negarle tras dos décadas al frente de Red Bull son sus impresionantes estadísticas.

A lo largo de 20 temporadas, el equipo acumuló catorce títulos mundiales, sumando seis campeonatos de constructores y ocho de pilotos (cuatro de Vettel y otros cuatro de Verstappen), además 124 victorias, 107 poles y 287 podios.

Horner , de 51 años, asumió la dirección del equipo a los 31, tras la compra de Jaguar Racing por parte de Red Bull. Contribuyó a forjar una estructura técnica de máximo nivel competitivo, apoyándose en el mejor diseñador de monoplazas de la F1, Adrian Newey, y en la exitosa gestión de la Academia de jóvenes talentos dirigida con puño de hierro por Helmut Marko.

Pero toda historia tiene su final y estaba claro que tras los malos resultados cosechados los últimos 18 meses, Horner tenía los días contados en el equipo. De ahí que meses atrás se filtrara el interés de Ferrari y Alpine por hacerse con sus servicios.  Entonces, el británico negó los rumores y ratificó su compromiso con Red Bull, pero tras el giro de los acontecimientos, todo cobra sentido.

El contrato de Frederic Vasseur expira a finales de este año y Ferrari no ha descartado cambiar a su jefe de equipo: “Lo estamos discutiendo”, afirma el director ejecutivo de la compañía italiana, Benedetto Vigna en Sky Sports Italia, sembrando la incertidumbre.

En Barcelona, durante el GP de España 2025, le preguntaron directamente a Horner por Ferrari. Sentado junto a Briatore en la rueda de prensa de los jefes de equipo , sacó a relucir su ironía: “Mi italiano es peor que el inglés de Flavio, así que ¿cómo se supone que iba a funcionar?”, soltó.

Precisamente Alpine es otra vía de futuro para Horner, que llegó a la F1 como ex propietario de un equipo en la GP2 y podría hacerse con acciones del equipo francés según han publicado algunos medios.

No está claro que Renault tenga intención de atraer a otros inversores, pero en un mundo como la F1 todo es posible y más ante la agitada situación que vive el equipo, después de la enésima renovación de su estructura directiva, con Briatore moviendo los hilos sin poder ejercer un cargo por el veto de la FIA y tras la marcha del CEO del Grupo Renault Luca de Meo, que fue quien puso al italiano al frente del proyecto.