En un contexto en el que la supervivencia al cáncer continúa aumentando gracias a los avances médicos, emergen nuevos desafíos en la atención a largo plazo de estos pacientes, siendo uno de ellos es el tromboembolismo venoso (TEV), la tercera causa de muerte cardiovascular.
Tradicionalmente, la prevención y el tratamiento del TEV se han centrado en los primeros seis meses tras el diagnóstico del cáncer, pero una nueva investigación coordinada por el doctor Manuel Monreal, catedrático y director de la Cátedra de Enfermedad Tromboembólica de la Universidad Católica de Murcia, y médico del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), amplía hasta un año los cuidados para mejorar la vida de los pacientes con cáncer, colectivo más sensible a padecer esta enfermedad por factores como la medicación, los tiempos en cama o las terapias que se suelen utilizar.
El estudio, denominado Apicat, ha sido publicado en la prestigiosa revista científica The New England Journal of Medicine. En él se evaluó si una dosis reducida del anticoagulante apixabán puede ser igual de eficaz que la dosis estándar en la prevención de recurrencias de tromboembolismo en pacientes con cáncer una vez superados los seis meses de tratamiento inicial, según señalan fuentes de la UCAM.
Con la participación de 121 centros de 11 países y un total de 1.766 pacientes oncológicos con antecedentes de trombosis venosa profunda o embolia pulmonar, el estudio adoptó un diseño doble ciego y aleatorizado para garantizar la máxima objetividad en los resultados. Al cabo de un año, se observó que la recurrencia del TEV fue del 2,1% en el grupo que recibió la dosis reducida y del 2,8% en el grupo con la dosis completa. Pero el hallazgo más relevante fue la disminución significativa de los sangrados clínicamente relevantes: del 15,6% en el grupo de dosis alta al 12,1% en el grupo con dosis reducida.
Con una mortalidad global del 18,7% en el primer año —atribuible en su mayoría al cáncer—, «esta investigación marca un antes y un después en el manejo de una complicación tan seria como el TEV». La propuesta de usar una dosis baja de apixabán como estrategia de mantenimiento podría incorporarse en la práctica clínica hospitalaria, ofreciendo un enfoque más seguro, eficaz y adaptado a las necesidades de los pacientes oncológicos actuales.