La corrida de toros celebrada en la tarde de ayer en Baeza estuvo marcada por el intenso calor reinante. A la hora del comienzo, siete … y media de la tarde, el coso taurino de ‘El Vívero’ registró una entrada cercana que se acercó a los tres cuartos de su aforo. La mayoría situada en los tendidos de sombra que se acercaron al lleno total. En el sol logicamente más despoblados, pero sorprendetemente también con mucha gente. Algo totalmente inesperado por el intenso calor reinante.
La ola de calor que barre la península desde hace ya varios días no da tregua alguna. Incendios y auténticas tragedias humanas marcan el día a día de un verano negro que nos tiene consternados a todos. Lo de ayer en Baeza hacía tiempo que no pasaba. Nos cuesta recordar una tarde de calor tan intenso. Lo dicho, lo mejor de la tarde fue la fidelidad y la presencia de un gran número de espectadores en los tendidos del coso taurino.
Eso del calor y moscas se cumplió a rajatabla en la tarde baezana, pero los tiempos cambian y la capacidad de aguante tiene un límite. Nos sorprendió gratamente esos tres cuartos cubiertos en el coso taurino, siendo una excelente entrada teniendo en cuenta las circunstancias, siendo indicativo de lo viva que está la afición taurina en nuestra provincia y más concretamente en Baeza.
Abanicos en mano
A la hora del comienzo de la corrida, los espectadores abanicos en mano, buscaban sus asientos. Todo a última hora, algo lógico en estos casos. Estar sentado sobre la piedra caliente no es del todo agradable. Desde la megafonía se indicaba que el comienzo se retrasaría diez minutos debido a la gran afluencia de público en las puertas de entrada. Debo de reconocer que me sorprendió la entrada de público. Observando desde el callejón se encontraba el empresario del coso baezano Alberto García. El hombre milagro que en su vuelta a Baeza de nuevo ha conseguido que el público vuelva a los toros después de varios años de incertidumbre. Le preguntamos por los carteles de Jaén a lo que nos respondió que estaban trabajando en ellos y que esperaba poder presentarlos a primeros del mes de septiembre. Parece claro que serán dos las corridas de toros, aunque nada nos dijo de nombres, ni una pista nos dio Alberto García. Habrá que esperar a septiembre.
El callejón estaba abarrotado con la presencia del alcalde de Baeza y una parte de la corporación. También pudimos ver al matador de toros retirado Francisco Rivera Ordóñez, que presenció el festejo desde el callejón de la plaza, dentro de un ambiente festivo que nos recordó a la mejor Baeza taurina desde hace mucho tiempo.
Antes de que saliera el primer astado, los tres actuantes junto al ganadero de la corrida fueron obsequiados por parte del Ayuntamiento con su alcalde a la cabeza de ese aceite de oliva virgen extra que tanto nos representa en nuestra querida provincia de Jaén.
Antonio Ferrera
Era cerca de las ocho de la tarde cuando sonaron clarines y timbales. En primer lugar saltó un toro negro de capa con el hierro de la divisa burgalesa de Antonio Bañuelos. De bonitas hechuras y algo alto, embistió por derecho desde el principio.
Lo recibió Antonio Ferrera con una larga de rodillas con un capote sorprendente verde oliva muy distinto al clásico fucsia. Remató su inicio con verónicas, larga cordobesa y media a pies juntos. Una gran ovación que se repitió cuándo compartió el tercio de banderillas con sus compañeros de cartel tras un breve paso por el caballo. Desigual tercio que no pasará a la historia aunque fueron muy aplaudidos.
El toro tuvo buena condición aunque ya en banderillas hizo amago de buscar tablas en un claro amago de rehusar a la pelea. Ferrera que brindó al público le buscó las vueltas., buscando los terrenos adecuados para cuajar varias tandas muy expresivas y templadas. Al toro de Bañuelos le falto fondo de bravura y fuerza. En los terrenos de adentro, muy cerca de las tablas remató su labor, perdiendo un posible trofeo tras sus fallos a la hora de la suerte suprema. Fue silenciado tras un aviso.
El cuarto, un castaño oscuro que embistió con clase al capote de un templado Ferrera que, con el compás abierto recetó verónicas de buen trazo y una media a pies juntos que fue buena. Muy trasero cayó el puyazo y una voltereta espectacular para mermar más aún al ya de por sí debilitado toro de Antonio Bañuelos.
El tercio de banderillas destacó el tercer par, más ajustado y arriesgado.
Dos volteretas
Cuando empezó la faena de muleta el toro ya llevaba dos volteretas. A falta de una se llevó dos. Y con eso la práctica totalidad de sus fuerzas. Se salió a los medios el diestro extremeño y dándole mucho espacio y tiempo intentó inventarse una faena. Fue perseverante el torero, con muletazos a media altura y una aptitud entregada fue bastante para convencer al benévolo público que lo ovacionó con generosidad.
Y cuándo todo parecía terminado apareció la extravagancia de Ferrera que pidió de nuevo la música con la faena en el tramo final. Miradas al tendido y movimientos eléctricos para levantar al público del tendido. En fin, más con menos imposible. Y todavía hubo más. Colocó al toro en el centro del platillo, el torero se fue a las tablas y desde allí empezó un camino con la espada empuñada cobrando una estocada completa al segundo intento. Ferrera en su máxima expresión.
‘El Fandi’
La primera vez que se vistió de luces David Fandila ‘El Fandi’ fue en Baeza cuando todavía era un joven aspirante a torero. Luego vino una carrera llena de éxitos convirtiéndose en una gran figura del toreo, siendo imprescindible en todas las grandes ferias de España, Francia y la América taurina. Y además, el granadino sigue muy vinculado con nuestra tierra, dónde tiene una finca con una ganadería dónde pasa gran parte de su tiempo cuándo no está toreando.
A su primero, un toro bien presentado y de bonitas hechuras lo recibió de larga de rodillas -un clásico en su repertorio- , verónicas rodilla en tierra, chicuelinas y serpentina de remate. Cómo ven un variado recibo capotero. El tercio de varas fue un visto y no visto. Sinceramente no me di ni cuenta.
De nuevo compartieron los tres espadas el tercio de banderillas. De dentro a fuera Manuel Escribano en un par del que salió teniendo que saltar al callejón. Ferrera de poder a poder en un buen par. Y algo insólito, vimos fallar al «Fandi» en su par por los adentros con los dos palitroques al suelo. Lo rectificó con un sobrado par al violín.
Brindó David su faena al respetable aunque el toro de Bañuelos ya mostraba cierta debilidad. Dos muletazos de rodillas y salirse al tercio. El toro quiso más pudo, viniéndose abajo conforme avanzó la labor del granadino. Tiró de oficio para torear a media altura por ambos lados en una labor sin más pero que tuvo al público a su favor. Eso sí, «El Fandi» le puso ganas y variedad en un trasteo que tuvo en la parte final adornos y toreo de rodillas que tanto gusta a sus muchos partidarios. Lo de la estocada hay que explicarlo. Estaba intentando colocarlo y en una de sus embestidas sin perfilarse le cobró una estocada algo trasera que tiró al toro de Bañuelos a sus pies. El público se calentó en su petición de orejas, pero el presidente se mantuvo firme concediendo una sola oreja.
Con el quinto, el granadino repitió actuación. Estuvo generoso y entregado con el toro de mayor empuje del encierro. Tuvo genio el animal y raza el torero en un toma y daca de la que salió vencedor el maestro granadino. Las series tuvieron emoción y los muletazos largura. Se movió mucho el de Bañuelos, le faltó humillar más, pero creó emoción en cada embestida. Antes en banderillas, «El Fandi» se lució en cuatro pares de banderillas.
De manera incomprensible se pidió el indulto, pero el diestro de forma acertada se fue a por la espada, cobrando una estocada entera.
El sevillano Manuel Escribano vive su mejor momento desde que se hizo matador de toros hace ya más de veinte años. Su evolución como torero ha sido notoria, siendo en la actualidad uno de los diestros que torean más despacio del escalafón.
Su primer toro, un castaño de bonita estampa, tuvo una templada embestida que aprovechó el diestro de Gerena para torear templado y despacio a la verónica tras una larga en el tercio. Ya pudimos atisbar que el «cornúpeta» no andaba sobrado de fuerzas. Tras un tercio de varas desordenado y picado por el picador que hacía puerta, de nuevo compartieron el tercio de banderillas. Primero fue Ferrera con un par demasiado fácil y a toro pasado. ‘El Fandi’ de nuevo falló en un par de dentro a fuera. Fallar dos veces en una misma corrida nunca lo habíamos visto. Y Escribano al quiebro y al violín, cayendo el par algo bajo.
Templada faena
Brindó al respetable una templada faena de muleta que comenzó en el centro del platillo con un pase cambiado por la espalda. El toro de Bañuelos con mucha calidad pero muy justo de todo, sobre todo de fuerza. Eso le permitió a Escribano estar a gusto delante del toro para cuajar derechazos y naturales que tuvieron buen trazo pero le faltó algo tan importante cómo la ligazón y la emoción. Aseado el torero, pegándose un templado arrimón a un toro casi -totalmente- parado. En la suerte natural le recetó una gran estocada que tiró al de Bañuelos sin puntilla. Justo cuándo se encendía el alumbrado de la plaza, Manuel Escribano paseó dos trofeos.
Eran pasadas las diez de la noche cuándo apareció por el albero el sexto de la tarde. A esa hora, la temperatura había bajado algunos grados pero los abanicos seguían echando humo.
Casi tres horas de festejo, una auténtica barbaridad. Los festejos no pueden durar tanto, aunque con esas faenas tan largas es entendible. Una larga de rodillas para empezar y verónicas de nuevo templadas. Poco picador y lucido tercio de banderillas.
Con la muleta de nuevo mostró ese toreo templado, intentando torear muy despacio en todo momento. La labor tuvo destacados momentos toreando por ambos lados, rematando Escribano una triunfal tarde.
Al final del festejo y casi a las once de la noche, los tres toreros fueron izados a hombros saliendo por la puerta grande en una tarde noche de calentura ambiental y entretenida en lo taurino.