El tiempo pasa incluso para las estrellas de Hollywood, pero a Leonardo DiCaprio no parece importarle demasiado. A sus 50 años, cumplidos el pasado noviembre, el actor de Titanic y El lobo de Wall Street dice sentirse «como si tuviera 32».

Así lo reveló en una entrevista concedida a Esquire UK por el director estadounidense Paul Thomas Anderson, que le dirigió en su nuevo thriller de acción Una batalla tras otra. A la pregunta: «Si no supieras cuántos años tienes, ¿qué edad te echarías?», DiCaprio respondió: «Treinta y dos».

DiCaprio reflexiona sobre la nueva década: «Te apetece ser más honesto y no perder el tiempo. Imagino cómo serán las próximas décadas: miro a mi madre, por ejemplo, y dice exactamente lo que piensa, sin perder el tiempo fingiendo’.

Una conciencia que se refleja en todos los aspectos de su vida: «Ser más directo, incluso arriesgarse a que las cosas salgan mal o a que haya desacuerdos, o a que una relación, personal o profesional, termine. No quieres perder más tiempo. Es casi una responsabilidad, porque ahora hay más vida detrás de ti que delante’.

DiCaprio también dice que ha aprendido a no caer en el vacío emocional que suele seguir al final de una película: «Creo que se me da bien evitarlo porque me tomo mucho tiempo entre proyecto y proyecto. Hago las cosas con menos frecuencia, así que cuando acabo de rodar me apetece volver a mi vida real. En el plató todo se para, la vida personal entra en pausa. Si trabajara sin parar, de una película a otra, me preguntaría: «¿A qué vuelvo?»‘.

A pesar de una carrera plagada de premios, entre ellos un Oscar y un Bafta por Revenant en 2015, Leonardo DiCaprio confiesa un arrepentimiento: no haber participado en Boogie Nights, película dirigida por Anderson en 1997. En cuanto a proyectos pasados, hay un título que disfruta viendo más que otros: «Rara vez veo mis películas, pero he visto una varias veces: El aviador. Fue un momento especial. Llevaba diez años con un libro sobre Howard Hughes y estuve a punto de hacerlo con Michael Mann, pero luego acabó en manos de Marty (Martin Scorsese). Tenía 30 años y fue la primera vez que me sentí parte integrante de la producción, no sólo un actor contratado para un papel. Me sentí responsable de una manera nueva. Siempre estaré orgulloso y vinculado a esa película».