Los vecinos de Porto vivían con incertidumbre la evolución del incendio que, desde primera hora de la tarde de este domingo, cobraba fuerza en el paraje de Los Treixales, ladera vertiente al río Bibey y cuya chimenea de humo era visible a escasa distancia del casco urbano. El pueblo permaneció cerca de cinco horas sin luz y prácticamente sin cobertura de teléfono.

Las llamas sobre el arbolado se hacían visibles en un frente a media ladera que llegaba al alto asolando monte bajo pero sobre todo arbolado. Las torres de alta tensión que atraviesan la zona hasta Valdesirgas pusieron a prueba las operaciones de los medios aéreos. Los tres helicópteros que actuaron en las labores de extinción, sobre Valdesirgas, cargaban en la cola del embalse de San Sebastián, a los pies de Porto.

Unas 150 personas no abandonaron Porto y se prestaron como voluntarios para defender el pueblo, desbrozando paralelo al río un pequeño cortafuegos, por el camino de A Ponte Do Cima.

El alcalde Francisco Blanco Corral señalaba que con esta limpieza “para que, en caso de que llegue el fuego, sea más fácil hacer un cortafuegos o que se metan más máquinas”. La pista de Valdesirgas sirve mucho para hacer de cortafuegos”.

Voluntarios

Los vecinos, sobre todo los ganaderos se han quedado esta última noche en el campo de vigilancia “y parece que estaba tranquilo”. Por todo el casco urbano están desplegadas las mangueras y las bocas de riego abiertas para cualquier momento. El salón de actos del Ayuntamiento portexo era el punto donde se concentra la dotación sanitaria y la Guardia Civil, mientras que en El Ferial se concentraba el operativo de la UME.

El operativo actuaba repartido por los puntos más problemáticos del frente, así UME en el camino de la Ribeira y los efectivos de la Junta de Castilla y León en la pista de Valdersigas con Padornelo, donde el fuego ayer seguía activo. “El frente norte de Peñatrevinca también es preocupante”, reconocía el responsable municipal.

Uno de los vecinos que salió y regresó de voluntario, Cayetano Fernández, reconocía que “hoy está peligroso, muy peligroso. Ahí está pasando el arroyo de Valdeinferno y como se pase a este lado de los Cabeceiros tenemos un problema” aseveraba.

Sin camino, sin pista y con un puente cortado e inutilizado porque amenaza con caerse, la situación no era favorable. “No tenemos los caminos arreglados, ni hay nada arreglado, la UME no puede entrar”. Los portexos conocen bien el terreno “no lo cortaron en el sitio mejor, en Las Fuentes, pues ahora está peor”, continúa Cayetano.

Los ganaderos y sus familias como Yolanda y Laura, madre e hija, llevan pendientes del fuego “desde que cayó el rayo, se encendió la primera vez y las siguientes”. Esto es “surrealista” dicen ellas.

Pérdidas

Calculan pérdidas como una nave de ganado camino de Peñatrevinca y otra de construcción tradicional en Valdesirgas “que seguro se han quemado”. “Esto, como se meta en el pueblo… no nos podemos ir. Hay gente que se ha ido ¡Cómo nos vamos a ir!”.

Los ganaderos han intentado sacar los animales “mi tío y otro chico han estado 6 o 7 horas por allí arriba para ver si encontraban sus vacas y sus potros. Las vacas sí las han encontrado y estaban bien pero los caballos no los han encontrado. Sí han visto vacas quemadas pero de otra persona”.

Algunos animales han salido con las ubres, las pezuñas, el morro y las pestañas quemadas. Esas vacas estaban en el embarcadero y en un prado. Hay noticias de que un ganadero de otra zona ha perdido unas 40 vacas y que se han visto caballos calcinados.

Unas vacas fueron localizadas en “La Freixiña” donde llegó y pasó el fuego. Ángel Cid el propietario de las reses sospecha que “las vacas saldrían corriendo porque se asustaron, cruzarían el frente y bajarían por el camino. Se asustaron y salieron para abajo”. Prácticamente todas sus vacas, unas 40, sufrieron quemaduras.

Los vecinos están a disposición del operativo “no te dejan subir porque no llevas equipo” y en todo caso actúan allí donde se les emplaza. Esperanzados miran a la noche, cuando el fuego se ralentiza si las condiciones son favorables, esperan que se dé un contra fuego y evitar el avance de las llamas, sino “mañana lo tenemos al lado del pueblo” evaluaba el alcalde.

«Estos fuegos no se apagan»

María de 84 años sale a la puerta a hablar por teléfono con sus familiares. Con tranquilidad señala que “estos fuegos no se apagan” y repite la misma razón que el resto de los habitantes del medio rural.

“Como no hay animales, estamos poblados de porquería” refiriéndose a la proliferación del monte bajo. “Antes estaba todo comido y no había tanto pasto”. Vuelve tranquilamente a casa tras terminar de hablar.

Quien viera hace 50 años la ladera del curro conciello, donde se encerraban los animales, medio siglo después ni lo reconocería, de ser una pradera ha pasado a ser un medio bosque cerrado. Es a esa altura donde los vecinos han hecho brecha en la continuidad de la vegetación y a esperar en el río. Y cerrado queda el pueblo y en vela a esperar acontecimientos.

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