Hay películas del verano y películas veraniegas. Películas ideales para disfrutar en fechas vacacionales y otras que rezuman calor en cada fotograma. Ambientada en Miami, la obra que supuso el debut de Michael Bay en la pantalla grande es una de esas películas que te sumergen en ese clima húmedo y caluroso.
Desde el minuto uno, la cámara del cineasta se pasea a toda velocidad, como recién salida de un encierro, mostrando la playa y los rascacielos bañados por los cielos cobrizos de la ciudad. Una introducción que resulta una declaración de intenciones por parte del director, cuya autoría residiría a lo largo de su carrera en ese frenesí sin cortapisas.
Dos policías rebeldes se estrenaba poco después de Marea roja, la película de submarinos con Gene Hackman y Denzel Washington perpetrada por los productores de moda del Hollywood de la época, Don Simpson y Jerry Bruckheimer. Sin embargo, y a diferencia de aquella, capitaneada por ese estilista del exceso que respondía al nombre de Tony Scott, esta película contó con un completo desconocido tras las cámaras. Forjado en la publicidad y los videoclips, Bay venía avalado por una carrera muy laureada (ostentaba el título de realizador más premiado de la historia) y unas ganas locas de ponerse al frente de una producción de acción.
Tras un intento fallido por hacerse cargo de Speed, que dirigiría finalmente Jan de Bont, el angelino vio en la oferta de los productores una buena ocasión para sacar a pasear su apetito de destrucción. El concepto era muy simple, hacer una ‘buddy movie’ con conocidos actores afroamericanos curtidos en la comedia, y llevarlo todo al terreno de la acción adrenalínica. Dicho y hecho, y la película consiguió pasar de cero a cien a la hora de replantear el formato que ya había contribuido a desarrollar Richard Donner con su primera trilogía de Arma letal.
De Bel Air a Miami
Con Bay ya a bordo, los responsables se apresuraron a reclutar a dos conocidos rostros de la televisión, Martin Lawrence, que disfrutaba de un gran éxito en su país gracias a la emisión de la serie Martin, y Will Smith, que ya estaba arrasando con la estupenda El príncipe de Bel-Air. Nada podía salir mal en una fórmula que ya había explotado antes Eddie Murphy en compañía de Nick Nolte en Límite: 48 horas y su secuela, pero sin la química que aquí exhiben las estrellas televisivas, con un ritmo en los diálogos solo al alcance de los mejores.
Conscientes del gran potencial de este dúo cómico, sus responsables se encargaron de explotarlo en las siguientes secuelas, llevándolo todo en una dirección cada vez más disparatada sin perder de vista la evolución emocional que experimentan sus personajes con los años. Pese a todo, la película se esfuerza también por mantener un tono sombrío, que contrasta con los mencionados diálogos y situaciones límite, y la mano firme de Bay consigue ofrecer un espectáculo compacto que no te deja tiempo ni para ir al baño.
Dos cabalgan juntos
La historia nos presentaba a dos amigos inseparables, Mike Lowrey (Smith) y Marcus Burnett (Lawrence), agentes de narcóticos del Departamento de Policía de Miami. Su misión: recuperar 100 millones de dólares en heroína incautada que han sido robados de una cámara de seguridad policial. Mientras Asuntos Internos sospecha de la presencia de un topo dentro de la unidad —y amenaza con cerrarla—, les imponen un plazo de 72 horas para resolver el caso. Por si esto fuera poco, también deben proteger a una testigo clave (Téa Leoni), quien terminará siendo fundamental para dar con los responsables.
A pesar del desafortunado título que tuvo en nuestro país, Bad Boys consiguió descubrirnos a una maravillosa pareja de actores muy versátiles y a un portentoso director, experto en polarizar a las audiencias, que dejó aquí algunas pistas de su talento para el apocalipsis. Sin prejuicios, y haciendo gala de un exquisito gusto por lo excesivo en cada aspecto de su puesta en escena, el cineasta se ha convertido en estos treinta años en sinónimo de grandilocuencia, una característica que no deja de expandirse gracias a su infinito talento.
Amante de la destrucción gratuita
Tan solo un año después, el director de la reciente Ambulance. Plan de huida nos ofreció la que para muchos es su gran obra maestra, su versión de Jungla de cristal en Alcatraz protagonizada por Sean Connery y Nicoles Cage: La roca. Una obra fundamental para entender el cine de acción después de John McTiernan y un disfrute de cabo a rabo que todavía sigue siendo revisado por nuevas generaciones. Aunque sin revestir la maestría de esta, su ópera prima está muy lejos de ser un ejercicio voluntarista, y es, por derecho propio, una película que revisada hoy todavía tiene una impronta a la altura de los mejores trabajos de su autor.
Dos policías rebeldes supuso la estandarización de una nueva forma de rodar acción, desquiciante para un amplio sector de la audiencia, que llegó para quedarse y que en la época actual parece haber llegado al paroxismo. La estética heredada del videoclip y el anuncio de desodorante para hombres, las cámaras lentas y las persecuciones de coches en las que la premisa es ‘Todo ha de ser reventado’ se han convertido con el tiempo en la marca de la casa Bay, y esta película es una nada desdeñable carta de presentación en la que el debutante asoma la cabeza dando un fuerte golpe en la mesa.
‘El padrino II’, ‘El caballero oscuro’ y…
Años después, y tras el batacazo de Pearl Harbour, Michael Bay agachó (un poco, y durante poco tiempo) la cabeza para volver a la saga haciendo una secuela que prometía poco y lo dio todo. Como si allí no hubiese nada que perder, los implicados en Bad Boys II se encomendaron al disparate máximo en una locura que consiguió dar varias vueltas al marcador y acabó convirtiéndose en la que muchos consideran la mejor película de la saga y, por qué no decirlo, una de las mejores de la historia. La labor de Jordi Mollà como el narcotraficante Johnny Tapia y la absoluta entrega de cada uno de los implicados consiguió elevar a la categoría de gran arte un proyecto destinado a seguir ordeñando la vaca.
Últimos coletazos
Ya sin Michael Bay al mando, tuvimos que esperar hasta el 2020 para el cierre de la trilogía, o al 2024 para descubrir que en realidad había todavía cosas que decir como para hacer tetralogía, pero lo cierto es que se ha conseguido mantener como eje central la bonita historia de amistad de estos dos policías y los vínculos emocionales que tienen tanto con su familia como con sus compañeros del cuerpo. Sin confirmación oficial sobre la posibilidad de una quinta entrega, todo hace presagiar que los protagonistas de estas saga continuarán cabalgando juntos hasta la muerte.
Dos policías rebeldes, Dos policías rebeldes II, Bad Boys for Life y Bad Boys: Ride or Die pueden verse en Movistar Plus +. La tercera entrega también está disponible en HBO Max.