Esta casa, situada a las afueras de Barcelona y abrazada por la sierra de Collserola, disfruta de un entorno privilegiado: una zona residencial tranquila, muy cerca de la montaña que marca el límite natural de la ciudad. Desde aquí las vistas son verdes y se respira calma, pero se está a un paso de la vida urbana. Sus propietarios, una pareja a la que le encanta recibir amigos y familia, encontraron en ella una base excepcional llena de posibilidades.
La compraron tal y como había sido concebida a finales de los años 80 o principios de los 90, con una decoración muy de la época: cerámicas con dibujos en los baños, sanitarios de colores, bañeras redondas en la suite y techos algo más bajos de lo que hoy se estila. Aunque sólida y bien construida, el paso de las décadas le había dejado una pátina desfasada.
El Mueble
El objetivo de la reforma fue claro: ganar luz y amplitud visual. “En aquellos años no se tenía tan en cuenta la luz natural, los espacios estaban compartimentados y las estancias se unían a través de pasillos”, explica Marta Tobella, del estudio Sacum Interiors, responsable de la reforma integral. La intervención buscó rascar centímetros de altura, abrir todo lo posible para que la luz se cruzara de un extremo a otro y multiplicar la sensación de metros, aunque estos fueran los mismos. El proyecto duró algo más de un año, entre permisos, obra y detalles finales, y fue un cambio mágico. ¡Vamos a verlo!
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