Cada vez resulta más raro ver a jugadores malagueños jugar en la Liga ACB, ya sea nacidos en la provincia, con un importante lazo familiar … o criados aquí. Este curso, en la máxima categoría del baloncesto nacional sólo jugarán dos: el capitán del Unicaja, Alberto Díaz, y el canterano cajista Francis Alonso, que se convirtió a finales de junio en nuevo jugador del Río Breogán; un dato que evidencia el problema que la provincia tiene a la hora de producir jugadores capaces de alcanzar la élite, pese a que Málaga sea una de las provincias con más licencias del país.
La pasada campaña también resultó fácil enumerar a todos los malagueños que compitieron en la ACB. Fueron cuatro en total: el capitán del Unicaja, el propio Alberto Díaz; Mario Saint-Supéry (Baxi Manresa), Rubén Guerrero (Covirán Granada) y Jakub Urbaniak (Dreamland Gran Canaria). La marcha de Saint-Supéry a la NCAA de la mano de la Universidad de Gonzaga, el descenso del Covirán Granada a la Primera FEB y el fichaje de Urbaniak por el Slask Wroclaw, a préstamo por el cuadro amarillo, reducen a la mitad la nómina de jugadores locales en la élite nacional.
Más allá, un apunte: la posible repesca del Covirán Granada por parte de la ACB en detrimento del Baloncesto Sevilla (antiguo Betis) no afectará, en principio, a esta estadística, porque todo apunta a que el malagueño no jugará en el cuadro nazarí el próximo curso. Veremos a ver si para recalar en un conjunto de la ACB. Eso sí, a día de hoy son sólo dos los que tienen contrato con clubes de la máxima categoría.
Alonso, por su lado, regresa a la Liga Endesa tras dos campañas desempeñándose en la Primera FEB y en la antigua LEB Oro de la mano del Movistar Estudiantes. Una media de 9,7 puntos, 1,7 rebotes y 1,2 asistencias con un 45,7% en triples en 18 minutos de juego en los 43 partidos disputados le han servido para llamar la atención de Luis Casimiro, técnico del cuadro lucense, que ya trabajó con el escolta cuando era entrenador del Unicaja. Su última campaña en la ACB hasta el momento fue la 2022-23, en la que vistió los colores del Surne Bilbao.
Exigencia
Este dato evidencia también las dificultades con las que cuentan los canteranos cajistas para dar el salto al primer equipo, debido, principalmente, a la exigencia que ello conlleva.. Las lesiones propiciaron que el joven Manu Trujillo (2007) diera temporalmente el salto al grupo que dirige Ibon Navarro, aunque su presencia en los partidos, más allá del trabajo semanal, se trató de algo circunstancial. El relevo generacional que se divisaba en el horizonte el pasado curso, con Saint-Supéry como proyecto más ambicioso de la cantera cajista, se ha visto truncado por los cantos de sirena procedentes de la liga universitaria estadounidense, ‘culpable’ de la preocupante fuga de talento en Europa y que ha propiciado la creación de una Liga sub-22 para intentar paliar este problema.
Resulta llamativo, por otro lado, el caso del Palmer Mallorca Basket de la Primera FEB, recién ascendido desde la tercera categoría, que contará con tres jugadores autóctonos de la provincia la próxima campaña. El ‘ADN Guindos’ estará muy presente en la segunda categoría esta campaña gracias a Alessandro Scariolo (2001), Golden Dike (2001) y Jesús Carralero (2000). Se trata de tres jugadores jóvenes que en un pasado reciente han militado en la NCAA como paso intermedio entre sus aventuras nacionales, haciendo de puente entre sus años de formación y su regreso a España como jugadores ya ‘hechos’. El hijo de Sergio Scariolo, malagueño y residente en Marbella durante su infancia y juventud, militó la pasada campaña en la isla; Golden Dike recala en Mallorca tras temporada y media en el Hestia Menorca; y Carralero llega tras media temporada en el Gipuzkoa.