Léo Westermann ha sido presentado como jugador del Monbus Obradoiro este martes. El base francés regresa a la que ya fue su casa, en una situación distinta, pero con la misma ilusión, porque Santiago ha sido una ciudad que le ha dejado huella. Acompañado por Héctor Galán, director general del club, se puso a disposición de los medios de comunicación en la Clínica Baltar.
Westermann se atrevió con el español, aunque avisando: «Intentaré hablar español después de tres años. No es perfecto, pero así es la vida. Estoy muy feliz, es una gran oportunidad para mi y también para mi familia. Nos encanta Santiago y Galicia, es un placer volver aquí«.
Ahora llega a un equipo picheleiro que está en una situación muy distinta y en otra categoría, pero para el director de juego galo eso no importa, porque «evidentemente es diferente, pero el Obradoiro tiene grandes objetivos, primero en ACB y ahora en Primera FEB, es lo mismo. La verdad es que estamos muy ilusionados por esta temporada. Sabemos que tenemos un grupo con mucho talento y calidad. Lo más importante es trabajar día a día y partido a partido».
En su aventura pasada en Fuenlabrada tuvo un ‘pedazo del Obra’ al poder compartir vestuario con un compañero con el que compartió equipo en Santiago, Fernando Zurbriggen, quien es un «gran amigo, todas las semanas nos escribimos. Ahora es diferente, pero es una nueva temporada y así es la vida de un jugador de baloncesto. Todos los años son diferentes».
Westermann se prepara para una temporada en la que todos los partidos «son muy importantes, todos son una final. Tenemos 32 partidos este año y son muy importantes». Para superarlos, le acompañará un equipo del que todavía no puede decir mucho, porque «es un poquito pronto para hablar, pero tenemos un grupo solido, jugadores que conocen la categoría y cuatro o cinco de Coruña. Puedo ver que en el ‘room’ hay una buena conexión entre los jugadores«.