El artista Joan Soler lleva años indagando en la geometría, buscando resultados diferentes dentro de un lento proceso de abstracción formal. La muestra Paisatge incert, que recoge el fruto de ese trabajo, se inaugurará este viernes 22 a las 19.30 horas en el Museu de Sóller y permanecerá abierta al público hasta el próximo 6 de septiembre. El horario de visita es el siguiente: de lunes a viernes de 10.00 a 14.00 y el sábado 23 y domingo 24 de 11.00 a 13.00 y de 17.00 a 20.00 horas.
Las piezas parten de un universo creativo que lleva cultivando desde los años noventa, cuando se tituló en arquitectura. En concreto, en esta muestra se presenta su última década de práctica artística, en la que se recogen obras inéditas y otras «recién salidas del estudio».
Los trabajos de Soler tienen mucho de «juego entre la abstracción y la arquitectura», tal y como reconoce el propio creador. En la obra se pueden encontrar ecos de Mondrian o de Rothko, entre otros autores que apostaron por la repetición de elementos o pequeñas variaciones, que ponen de manifiesto diferentes aspectos de las piezas.
Papeles
Entre las obras que se exhibirán en Sóller se encuentran una serie de papeles recientes en formato medio y otros trabajados mediante la técnica del collage. Destacan también los colores neutros, que son una constante y actúan de fondo de los cuadros. Esos tonos se alternan con destellos de colores primarios, como ocurre con el magenta, el azul o el amarillo. «Realmente creo fondos orgánicos en grises, pero no trabajo la geometría pura. Mi interés es armonizarla con elementos más fugaces», afirma.
Uno de esos elementos con los que juega para obtener esa parte «más aleatoria», no es otro que el fuego y el humo, que le sirve para «ahumar» algunas partes de la tela, introduciendo «algo que actúa de forma independiente y del que desconozco el resultado». «La tensión que busco está entre la geometría y la parte volátil, más libre, que representa el humo, algo que funciona en mi trabajo como metáfora de otras cosas, que pueden ser más personales», destaca. Paisatge incert es la única muestra que Soler lleva a cabo este año, y decidió que fuera en su pueblo natal, ya que «hacía años que no exponía ahí y algunos vecinos me preguntaban. Tenía ganas de compartir con ellos», explica.
La carrera de Soler le llevó a ganar premios como el Ciutat de Palma o el Pilar Juncosa de la Fundació Miró, algo que le permitió dar forma a su Bosque de Mondrian, una instalación en la que usó ramas secas junto a fotografías de gran formato. Eligió la obra del artista holandés, uno de sus grandes referentes, «por lo que su trabajo tiene de proceso de transformación pictórica, pero también en un plano más intelectual», señala.
Cabe destacar que, como arquitecto, tuvo relación con el Premio Nacional de Artes Plásticas, Miguel Ángel Campano. No en vano, Soler fue el encargado de proyectar el estudio del artista en Mallorca, en el que residió temporadas y donde realizó parte de sus obras.