Desde una ciudad autosuficiente en Marte hasta un búnker del fin del mundo, pasando por una torre en India o una vivienda de lujo en Madrid. Abiboo Studio no rehúye ningún reto arquitectónico. Fundado por Alfredo Muñoz, la firma combina diseño vanguardista e innovación tecnológica para imaginar los espacios del futuro, pero con un objetivo humanista como norte. “Pensamos que el diseño y la arquitectura pueden mejorar la sociedad”, asegura Muñoz.

Todo empezó en 2010, en plena crisis del sector inmobiliario. Tras haber trabajado en Japón con Toyo Ito —una de las figuras clave de la arquitectura del siglo XX— y en la firma SOM (Skidmore, Owings & Merrill), responsable de iconos como el edificio Burj Khalifa, Muñoz decidió fundar su propio estudio. A pesar del contexto adverso, logró abrirse camino con proyectos variados, entre ellos viviendas unifamiliares de superlujo para clientes como jugadores del Real Madrid.

Casas diseñada por el estudio Abiboo en Madrid.Casas diseñada por el estudio Abiboo en Madrid.JOA MORGADO FOTO CLa empresa pepara un proyecto en la Luna, evolución natural de la iniciativa marciana

Pero las ganas de trabajar en proyectos a gran escala pronto llevaron al burgalés a abrir una sede en Chennai, India, un país que ya conocía y que ofrecía un ecosistema complejo pero fértil para desarrollar viviendas, centros comerciales y planes urbanísticos integrales.

Al mismo tiempo, el estudio diversificó su enfoque explorando ámbitos como el diseño de productos y soluciones arquitectónicas tipo plug and play para situaciones de emergencia. Un ejemplo de ello fueron los refugios construidos tras el huracán que azotó Puerto Rico en 2017, o el proyecto Dreamparc, concebido para el célebre festival de música electrónica Tomorrowland, en Bélgica.

Salto espacial

Con el tiempo, comenzaron “a explorar cómo incorporar soluciones arquitectónicas enfocadas en la autosuficiencia, la sostenibilidad y la resiliencia en ambientes extremos para aplicarlas tanto en proyectos de pequeña como de gran escala en nuestro trabajo cotidiano”, recuerda Muñoz. Esto los llevó a involucrarse de manera activa en el campo de la arquitectura espacial, una pasión que cultivaba desde niño. Fue precisamente su salto a este ámbito lo que dio renombre internacional al estudio.

Su proyecto Nüwa, una ciudad conceptual excavada en los acantilados marcianos, dio la vuelta al mundo y fue reseñada en medios como The New York Times, Bloomberg y National Geographic. “Nüwa nos permitió demostrar que a través de la arquitectura y la sostenibilidad se pueden hacer cosas muy innovadoras si pensamos fuera de la caja”, arguye.

Hoy Muñoz es miembro del Comité Técnico del Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica (AIAA), y colabora con expertos en astrobiología, ingeniería planetaria y agencias espaciales. “Tenemos un proyecto en curso para la Luna. No está publicado aún, pero es una evolución natural de Nüwa. La Luna es el primer destino, aunque el futuro a largo plazo está en Marte”, reconoce.

Alfredo Muñoz, fundador de Abiboo Studio.Alfredo Muñoz, fundador de Abiboo Studio.FOTO CEDIDA POR ABIBOONuevos horizontes

Muñoz explica que Abiboo combina el espíritu innovador con una estructura descentralizada que le permite operar en diferentes usos horarios, algo necesario cuando se está presente en varios continentes a la vez. “Desde 2010 trabajamos en remoto. Para nosotros, la covid no fue una disrupción. Ya habíamos integrado ese modelo. Eso nos permite acceder al mejor talento, sin importar la geografía”, dice. Actualmente, trabajan para la empresa unas 40 personas distribuidas en diferentes plataformas.

El estudio cuenta con oficinas en Nueva York, su sede principal, Miami, Madrid y Chennai (India). Su facturación media anual es cercana a los 10 millones de euros, aunque en la arquitectura las cifras fluctúan mucho, dependiendo del tamaño de los proyectos en desarrollo, apunta Muñoz. En años recientes ha participado también en el sector de la salud, donde tiene varios proyectos con hospitales en Estados Unidos.

Además, la firma busca expandir sus operaciones en Oriente Medio, una región donde ya ha realizado trabajos en Kuwait. “Arabia Saudí es un mercado muy interesante desde el punto de vista urbanístico, especialmente porque están poniendo un gran énfasis en la sostenibilidad”, señala. Tiene la mirada puesta también en Japón, un país en el que Muñoz ha vivido y por el que afirma sentir un aprecio especial.

Visión y tecnología, los dos pilares del universo creativo del fundador

En 2019, Alfredo Muñoz fue seleccionado por el influyente think tank europeo Friends of Europe como uno de los 40 líderes menores de 40 años más relevantes del continente, en una lista compuesta por científicos, políticos y artistas, donde figura como el único arquitecto.  

En 2021, su trayectoria le valió otra distinción: una invitación especial para colaborar con Louis Vuitton en la celebración del bicentenario de su fundador. Para la ocasión, la firma convocó a 200 artistas de todo el mundo a participar en una exposición conmemorativa. Solo tres arquitectos fueron seleccionados, entre ellos Muñoz y Frank Gehry.

Otro aspecto destacado es su apuesta por la tecnología. Desde 2010, la innovación tecnológica ha sido un eje transversal en muchos de los proyectos desarrollados por Muñoz y su equipo en diferentes partes del mundo. Uno de los principales logros del estudio en este sentido es PropAlchemy, una plataforma de software con varias patentes registradas, que permite visualizar proyectos arquitectónicos en tiempo real antes de ser construidos. 

La aplicación funciona como un gemelo digital que explora cualquier espacio de un proyecto, visualizar las vistas exactas desde cada habitación o apartamento, ajustar la posición del sol según la hora y la época del año, e incluso realizar análisis de tráfico y de movimiento de personas. Visión y tecnología puesta al servicio de un propósito. “No busco lujos. Para mí, el legado está en el impacto de las ideas, en mejorar la vida cotidiana a través de lo que diseñamos”, concluye.