«Es un poco más lío». Así define Markel Beloki (Vitoria, 2005) las diferencias de afrontar una gran vuelta a cualquier otra carrera. Solo hasta … ahí, y su rutina, dormir «como un crío» y desayunar lo de todos los días («un colacao estaría bien») deja entrever su bisoñez como el ciclista más joven de esta Vuelta que arranca este sábado y apunta a marcarle la carrera al vitoriano de 20 años. «Juego con esa ventaja de que soy un poco el novato que va a cometer muchos errores, pero en el futuro espero que me sirva de aprendizaje». Hace meses pensaba que su temporada se había terminado por una mononucleosis. Ahora no le teme a nada.

– ¿Cómo se entera de que va a La Vuelta?

– Estaba en buena forma, llevaba unas cuantas semanas que me estaba encontrando a gusto, veía que los números iban bastante bien y el cuerpo estaba recuperando y respondiendo. En ningún momento lo había planteado con el equipo ni nada, pero después del Tour de Alsacia me lo comunicaron y me hizo muchísima ilusión. Estoy supercontento de poder estar aquí.

– ¿Qué es lo primero que hace?

– Llamar a mis padres. Estaba en un aeropuerto… Bueno, cuando me lo comunicaron primero tuve que confirmarlo y mandé un mensaje preguntando si era verdad que iba a La Vuelta. Y luego ya cuando lo confirmé hablé con mis padres y también fue una gran ilusión.

– ¿Su presencia ha sido independiente de la baja de Carapaz?

– Que yo sepa sí, no sé, tampoco me he interesado mucho por ello, evidentemente no me hubiese gustado tampoco que saliese Richi por mí, pero bueno. Viniera él o no, yo creo que probablemente podría haber estado aquí.

– Cuando pasó al World Tour, ¿cabía la posibilidad de que en el segundo año estuviera ya en una grande?

– No, al final el año pasado me lo tomé bastante de aprendizaje, cometí bastantes errores de novato, creo que no respondí de la manera que me hubiese gustado. Me sirvió un poco para concienciarme, hacer un poco un repaso de lo que había sido el 2024 y ver qué tenía que cambiar. Me junté con mi gente, mi entorno cercano y el equipo, cambié muchas cosas y fueron mejor. En una progresión, pero no me esperaba que el segundo año pudiese estar aquí.

– ¿Qué ha cambiado?

– Temas de alimentación, me puse más serio con la nutrición, también cambié tema entrenamientos y bueno, pasos que me han venido bien como corredor y a aprender como persona.

– ¿Y qué errores cometía?

– Pues alguno por falta de experiencia, como me pasará ahora. La gente ya sabe que ‘este día igual levanto un poco el pie, este día aprieto más, este día’… Yo en mi caso no tengo ni idea, creo que algún día diré: ‘pues igual no tenía que haber hecho tal o tal’, pero bueno, me lo voy a tomar como aprendizaje para el resto de oportunidades que se me pongan por delante.

– ¿Cómo ha logrado volver tan fuerte de la mononucleosis?

– La mononucleosis es una enfermedad bastante peligrosa. Tienes que andar un poco bastante pendiente de cómo está respondiendo tu cuerpo, analíticas cada semana. Me lo tomé con bastante tranquilidad, no quise correr, sí que di el final de temporada un poco por perdido. Creía que no podía llegar al final de este año, pero bueno, estaba descansando, la alimentación la estaba llevando bien, tampoco cogí peso… Estaba por el buen camino y así fue. Luego los entrenamientos poco a poco pues veía que, joder, al principio evidentemente me ha costado, pero luego fui cogiendo un buen ritmo, confiamos en ir a Austria, fue un buen resultado con los rivales que había, sobre todo después de tres meses. Fue una grata sorpresa y me dio confianza.

– ¿Qué papel juega la mentalidad en el ciclismo?

– La cabeza es muchas veces el 90%. Si la cabeza falla en algún momento, es muy probable que las cosas no salgan. Tomárselo con calma es la clave de todo.

– ¿De qué le ha servido la victoria en Alsacia y estrenar así su palmarés?

– Da motivación y sirve de confirmación de que el trabajo previo que había hecho estaba dando sus frutos y que estaba por el buen camino. No he corrido nada desde Alsacia, probablemente aquí va a ser una carrera totalmente diferente, ya es una grande, entonces todavía tampoco hay que subirse a las paredes.

– ¿Ha subido alguna vez el Angliru?

– Nunca. En juveniles terminamos en Vía Pará, que es el descansillo que hay antes de que empiece lo duro, pero la parte dura no he subido nunca. Allí todo el mundo quiere ganar. La escapada llega pocas veces y en el mano a mano con estos tigres que hay por aquí va a ser muy difícil.

«Respeto, no miedo»

– A la primera vez siempre se le tiene cierto temor. ¿Le da miedo algo?

– Mmm… No debería temer a nada, si estoy aquí es por algo, aunque sea el más joven de la carrera soy uno más y realmente no tengo miedo a nada.

– ¿Se siente uno más entre los Vingegaard, Pedersen, Ganna, Philipsen…?

– Bueno, a ver, evidentemente pasas de ver a Jonas en la tele jugándose el Tour y luego le ves a tu lado… Le tienes respeto por quienes son, por el nombre que tienen, pero te sientes al final uno más. Son personas importantes en el ciclismo, pero realmente no tienes por qué tenerles miedo.

– ¿Cuántos días seguidos es la vez que más ha estado encima de la bici?

– Entrenando muchísimos, más que una gran vuelta. Encima de la bici, aunque sea para una salida de una hora muy suave, creo que muchísimos días, no tendré ni la cuenta.

– Ya tiene sus primeras grandes entonces.

– Bueno… Una salida de una hora no cuenta como una etapa de una gran salida, así que no. En competición, lo máximo es una semana.

– Hizo atletismo de niño. ¿Le pudo venir bien para la resistencia?

– No llegué ni a competir creo, sólo entrenaba porque era tan pequeño que no me dejaban competir por la edad. Era bastante rápido.

– ¿Qué etapas le llevaron a ver de joven?

– Muchísimas. El año pasado la de Maeztu. La de Laguardia hace tres años. Hace 14 años, estuve en la salida de Logroño, de una etapa de La Vuelta y me saqué una foto con mi director, con Juan Gárate. Así que tendremos que repetir la foto también para ver la diferencia. El primer recuerdo fue en Luz Ardiden, en el 2011. Contador contra Schleck y Contador me tiró el bote… La primera vez que iba yo al Tour con seis años. Algún día si coincido con Contador, se lo recordaré.

– Son cuatro debutantes en el equipo. ¿Les han puesto a cada uno con otro que ya sabe lo que es una Vuelta o no?

– Estoy con Nerurkar, que también es debutante, así que vamos de la mano. En la habitación pasamos muchas horas juntos, pero luego también con el resto de compañeros pasamos mucho tiempo, tanto en el bus, como comiendo, cenando, desayunando, entrenando. Así que tiempo para charlar con los veteranos no nos falta.

– ¿Qué les dice Chaves? ¿Le hacen sentir más joven?

– Sí, al final Esteban lleva ya 16 grandes vueltas, tiene muchísima experiencia y se le ha rodeado de chavalillos de entre 20 y 25 años. Y al final es casi como nuestro padre que nos enseña todo, pero es uno más del grupo. Esteban tiene 35 años, no es tan mayor, pero es un tío de espíritu joven.

– Está muy mentalizado con que tiene que sufrir.

– El que viene a La Vuelta pensando que no va a sufrir está equivocado. Todo el mundo, hasta el máximo favorito, sabe que viene a sufrir. Creo que lo dije de esa forma, pero también es lo que piensan todos.

– ¿Se puede disfrutar sufriendo?

– Es lo que nos gusta. Depende de cómo vayas. Si vas sufriendo en el último grupo que casi te vas a morir, igual no estás disfrutando tanto. Pero si sufres luchando por cosas bonitas, tanto para ti mismo como para ayudar a compañeros, creo que no importa y se disfruta.

– ¿Qué le gustaría rascar de lo que ha sido su primera Vuelta?

– Espero verla en unos años y pensar que me sirvió de aprendizaje para el resto de las grandes vueltas que ojalá quedan por delante. Es la primera, juego con esa ventaja de que soy el novato que va a cometer muchos errores, pero en el futuro también lo veré como la vez que más he aprendido.

– ¿Qué le dice el ser el más joven de La Vuelta?

– Es anecdótico porque seguro que el año que viene habrá otro más joven. Todo el mundo me lo dice… ‘Es chulo ser el más joven de una carrera como la vuelta, ¿no?’. Pero bueno, son como premios o anécdotas que quedarán para el olvido el año que viene, cuando ya lleguen los de 18.

– Ya sabemos que es bueno contra el reloj y en la escalada. ¿Dónde se ve logrando mejores resultados?

– Cuando pasé a profesionales era un escalador y contrarrelojista, y eso me podía derivar un poco a ser un corredor de vueltas. El curso pasado tampoco se vio muy reflejado por el año de altibajos que fue, pero creo que este año puede ser un poco lo mismo. Con cronos, con etapas de montaña, creo que si me defiendo bien voy a ser un corredor de vueltas.

– Le vendrían bien cronos largas, como en la época de su padre, Joseba.

– Yo creo que va a ser bastante difícil. Este ciclismo moderno al final son cronos que siguen siendo largos, 27 kilómetros, como la de Valladolid ya son bastantes para hacer diferencias, así que yo creo que es muy difícil que volvamos a esas cronos de 60 kilómetros. Creo que con 30 ya son suficientes.