Fernando Barroso Vargas

22/08/2025


Actualizado a las 21:08h.

Más de dos horas antes del partido entre el Real Betis y el Deportivo Alavés en el estadio de la Cartuja, que acogerá durante dos años los encuentros del club verdiblanco por las obras de reforma del Benito Villamarín, la afición bética abarrotaba ya los aledaños del coliseo hispalense, que afronta una prueba de fuego en materia de movilidad.

Ya a las 19:00 horas era notable la afluencia de vehículos en la avenida Carlos III de la Cartuja y, poco después, se registraban retenciones en la carretera SE-20, reflejando la masiva llegada de personas al encuentro.

Había además coches estacionados de manera irregular en no pocos viales de la Cartuja: en arcenes, zonas de albero y aceras. A ello se sumaban aparcacoches ilegales y, sobre todo, la presencia constante de aficionados que llegaban a pie, en bicicleta o en moto, hasta el punto de que a las 19:20 el aparcamiento de motocicletas estaba ya prácticamente lleno.

A los pies del estadio, la Fan Zone presentaba una nutrida afluencia, con numerosos aficionados refugiados bajo la gran carpa que proporcionaba una apreciada sombra en esta tarde de agosto. También se registraba notable actividad en los puestos de comida rápida y no pocos botellones protagonizados por el público más joven.

Aficionados béticos llegan al Estadio de la Cartuja por la estación de cercanías

Aficionados béticos llegan al Estadio de la Cartuja por la estación de cercanías

Víctor Rodríguez

La jornada se convirtió así en un primer ensayo de lo que supondrá para la ciudad la mudanza del Betis a la Cartuja. El gran volumen de desplazamientos, unido a la falta de infraestructuras suficientes, puso de relieve la necesidad de reforzar el transporte público y de habilitar alternativas de aparcamiento que eviten colapsos en los accesos al recinto.

Pese a las incomodidades, el ambiente fue eminentemente festivo. La marea verdiblanca convirtió los alrededores del estadio en un punto de encuentro masivo, con cánticos, banderas y un despliegue de ilusión que demostró, una vez más, el incondicional apoyo de la afición bética a su equipo en esta etapa de transición.

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