Es difícil explicar la vorágine de sentimientos que uno experimenta cuando se siente perdido, solo o frustrado. Seguramente a muchos nos aterre pensar qué sería … de nosotros si, de la noche a la mañana, cambiase todo, si no supiéramos qué hacer, adónde ir, o sencillamente, cómo orientar nuestra vida. Sin embargo, a veces hace falta un golpe de realidad para reencontrarse con uno mismo. Por esta complicada situación ha pasado en los últimos meses la mejor jugadora de balonmano que ha dado nuestra provincia, la laureada ‘Guerrera’ de la selección española de balonmano Marta López, que el pasado 2024, a sus 34 años, vivió el peor momento de su carrera deportiva.
Como cada verano desde 2017, la malagueña puso rumbo a Rumanía para comenzar la temporada con el Rapid de Bucarest, por el que fichó en 2021 tras cuatro campañas en el Ramnicu Valcea de la misma liga. Lo que no podía esperar es que, siendo una de las jugadoras más experimentadas del equipo, pilar del mismo, el club optase por deshacerse tanto de ella como de otras caras reconocidas de la plantilla. Así, sin previo aviso. «Tenían que prescindir de gente y fui una de ellas, pero nunca me dieron una explicación, me dijeron que no fue por rendimiento, que a veces la vida es así de injusta. Ni el entrenador ni nadie me dijo nada más», relata. «Los años en Rumanía han sido muy buenos pero el tiempo en Bucarest han sido más duros psicológicamente y este final inesperado fue la guinda del pastel, me hizo sentarme y analizar la situación», añade.
Entre negociaciones, Marta optó por regresar a casa. Necesitaba más que nunca un tiempo para sí misma, para comprender lo que quería y para reconectar con su familia y amigos tras tantos años fuera de casa. «Lo he pasado muy mal psicológicamente porque te hace dudar de todo lo que estás haciendo. El que no te den una explicación, jueguen contigo… Al final, esperas que se hagan las cosas de manera decente ya sea para decir que no cuentan conmigo o cualquier cosa», reflexiona la extremo. Su bache emocional fue tal que durante un tiempo se replanteó el colgar las zapatillas, a pesar de que a sus 35 años se encuentra aún en un gran estado de forma y capacitada para competir. «He estado muy cerca de dejarlo, pero me he querido dar una nueva oportunidad», reconoce.
COSTA DEL SOL MÁLAGA
En estos meses en casa, se centró en trabajar su mente. Necesitaba volver a sonreír, a encontrar su camino. Y así recuerda este proceso de reconversión: «Estuve y estoy con mi psicólogo, dándome tiempo, estuchándome mucho… De hecho, cuando volví a Málaga no sabía lo que quería hacer ni si merecía la pena seguir. Pero me he dado cuenta de que tengo que mirar las cosas desde otra perspectiva y que mi carrera deportiva es otra cosa, que no puedo dejar que otras personas me estropeen todo lo que he conseguido».
Un punto de inflexión
Así las cosas, sacó fuerzas y decidió apostar por algo que nunca había hecho, competir en la Liga española con el equipo de su tierra, el Costa del Sol Málaga (sólo lo hizo en sus inicios, hasta 2008, cuando el conjunto aun jugaba en Plata). Tras varios meses entrenándose con la plantilla de Suso Gallardo, se puso la blanquinegra y ayudó al equipo en el tramo final de Liga.
«Lo he pasado muy mal psicológicamente. He estado cerca de dejarlo, pero me he querido dar una nueva oportunidad»
Y tan gratificante fue la experiencia que asegura que siempre la recordará con cariño: «El poder jugar en casa con el Costa del Sol, con las chicas… Siempre les estaré eternamente agradecida porque me han devuelto la sonrisa. Además, cuando estás en un momento bastante sensible y ves a toda tu familia y amigos en la grada, es muy bonito y emocionante». Es más, ¿llegó a plantearse el quedarse en el club? Su respuesta es clara: «Me lo he planteado muchísimo. Si quería quedarme en casa, marcharme otra vez… No sabía cuál sería el siguiente paso. Al final he decidido afrontar una nueva aventura en Francia y aquí estamos».
Ahora, a sus 35 años y psicológicamente reforzada, Marta López ha vuelto a la acción en el extranjero, donde ha pasado el mayor tiempo de su carrera. Ha regresado a la Liga francesa (en la que ya compitió de 2012 a 2016, con el Fleury) y lo ha hecho de la mano del Saint-Amand. Un equipo que no pelea por los títulos ni compite en la Champions, lo que considera que ejerce menor presión sobre ella. Al fin y al cabo, un club en el que volver a sentirse jugadora y por ahora, con mejores condiciones de las que ha encontrado en España. «Es una plantilla bastante joven, con ganas de crecer y con aspiraciones de hacer una buena temporada y mejorar los resultados. Desde que he llegado, he notado un respeto y un cariño que a día de hoy en el extranjero no había recibido», afirme. Y no, la retirada vuelve a estar descartada: «Por lo menos un ratito más, luego ya veremos».