Lo que para muchos pasajeros representa el asiento más codiciado del avión (el de ventanilla) se ha convertido en el centro de una batalla legal contra dos de las aerolíneas más grandes de Estados Unidos. Tal y como explica The New York Times, dos demandas colectivas, presentadas este martes en Nueva York y San Francisco, acusan a Delta Air Lines y United Airlines de cobrar un suplemento por asientos que, en realidad, estaban junto a una pared sin ventana.

«Buscamos responsabilizar a United y Delta por vender un producto que no entregaron y por tergiversar su naturaleza», explicó el abogado Carter Greenbaum, del bufete Greenbaum Olbrantz LLP, encargado de los casos. «Ofrecieron a los clientes asientos de ventanilla y lo que obtuvieron fue una pared».

Las demandas sostienen que varios modelos de aviones (incluidos Boeing 737, Boeing 757 y Airbus A321) cuentan con al menos un asiento en el que la ventana brilla por su ausencia, debido a la ubicación de conductos de aire acondicionado o sistemas eléctricos. Aunque otras aerolíneas, como American o Alaska Airlines, avisan al pasajero durante el proceso de selección, United y Delta no ofrecen esa advertencia.

El suplemento por elegir estos asientos no es menor. Según los documentos judiciales, Delta puede cobrar más de 70 dólares (unos 65 euros) por un asiento de ventanilla respecto a la tarifa económica básica, mientras que United aplica recargos de más de 50 dólares (46 euros) en vuelos nacionales y hasta 100 dólares (92 euros) en internacionales.

El caso de Nicholas Meyer, demandante contra Delta, ilustra la situación: pagó por un asiento de ventanilla en un vuelo Nueva York–Atlanta–Condado de Orange (California). Si bien en el primer tramo tuvo su ventana, en el segundo, a bordo de un Boeing 757-200, descubrió que pasaría cuatro horas y media mirando únicamente una pared.

En el caso contra United, los demandantes son Aviva Copaken, de Los Ángeles, y Marc Brenman, de San Francisco. Copaken llegó a pagar entre 45,99 y 169,99 dólares (42 a 156 euros) por asientos que tampoco tenían ventana en tres vuelos distintos. Brenman, por su parte, usó puntos de viajero frecuente para reservar lo que pensaba sería un asiento con vista, pero terminó igualmente contra una pared.

Ambos recibieron reembolsos parciales tras quejarse a la aerolínea, aunque ahora buscan que se indemnice a todos los pasajeros afectados. Los abogados estiman que podrían ser millones de clientes.

Ni Delta ni United han querido comentar los litigios cuando NYT se puso en contacto con ellos.