Agosto se apaga, y con él la temporada en que los libros viajan en maletas, mochilas y bolsos de playa. En chiringuitos, terrazas con sidra y bancos al sol, las páginas han acompañado los días largos y las noches frescas… si lo han sido. Tres librerías asturianas —en Oviedo, Gijón y Mieres— nos dan pistas de qué lecturas han marcado este verano: entre novedades, clásicos que vuelven y autores locales que siguen tirando fuerte.
Política, memoria y Paniceiros
El nombre de Xuan Bello ha sobrevolado este verano lector. Su Hestoria universal de Paniceiros (Saltadera) se cuela en las listas de Oviedo y Mieres tras su fallecimiento, un hecho que disparó la demanda y confirmó el cariño de lectores y lectoras por una de las voces más importantes de la literatura asturiana.
Xuan Bello.
En paralelo, los títulos políticos han tenido gran protagonismo. En la libería La Llocura (Mieres) destacan Política del malestar (Debate), de la asturiana Alicia Valdés, y Malestamos (Capitán Swing), de Marta Carmona y Javier Padilla, dos ensayos que, como señala su librero, “interesan mucho, sobre todo a mujeres”.
En Gijón, La Revoltosa colocó entre los más vendidos Aliadas, de Txel Feixas, y A la mierda la autoestima, dame lucha de clases, de Jean Philippe Kindler, confirmando que el debate político y social ha estado muy presente en las terrazas veraniegas.
Palestina en las mesas
Otra coincidencia entre librerías ha sido el interés por la cuestión palestina. En Mieres se movieron títulos como Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina (Capitán Swing), de Ilan Pappé; Hamás (Capitán Swing), de Tareq Baconi; y Palestina. Historia documentada de cien años de guerra (Trea), de Najib Abu-Warda.
En Gijón, precisamente el libro de Pappé aparece entre los más vendidos del verano. Señal inequívoca de que la guerra y la búsqueda de contexto histórico han sido preocupación de muchos lectores asturianos en los últimos meses.
Mujica, jazz y memoria minera
El expresidente uruguayo Pepe Mujica también ha tenido un verano lector en Asturias. “Desgraciadamente, no hay nada como morir para vender libros”, comenta con ironía Miguel Gallardo, de La Llocura, sobre Yo vengo del sur. Discursos de Pepe Mujica (Akal). A su sombra, Chomsky y Mujica (Debate) también ha funcionado bien.
Pero no todo han sido ensayos. En La Llocura (Mieres), donde el café acompaña las conversaciones lectoras, han tenido salida también títulos como Historia social del jazz, de Rag Cuter, o el arqueológico El misterio de Santa Cristina (Trea), de Iván Muñiz, que rescata el prerrománico asturiano.
También han tenido tirón los relatos ácidos de Los hijos punkis que nunca tuvimos (Pez de Plata), de Javier Pillastre, o el memorialista La entrada por la estación (KRK), de Miguel Rodríguez Muñoz, que mezcla nostalgia y sociología para narrar la infancia mierense de los años 50 y 60. Y, para quienes buscaban historia obrera, La insurrección de Asturias (Fundación Andreu Nin), de Manuel Grossi Mier, sigue siendo referencia.
La fuerza de lo local
En Oviedo, Luciano de Matadero 1, que rescató el histórico espacio de librllocuraería Ojanguren, lo resume en una frase: “Predominan los autores locales (nueve de once)”. Encabeza su ranking El club de la niebla (Grijalbo), de Leticia Sánchez Ruiz, seguido de La península de las casas vacías (Siruela), de David Uclés, que también lidera las ventas en Gijón. Ratones en la despensa (Pez de Plata), de Raquel Presumido, confirma el buen momento de la escritora gijonesa, mientras que títulos como La sacavera (Pez de Plata), de Jorge Ordaz, o Cumbres en pie de guerra (Fundación Anselmo Lorenzo), de Guillermo Menéndez Quirós, muestran que hay un público fiel para autores asturianos.
Otros nombres rescatados han sido José Avello con Relatos reunidos (Trea), Pablo Alcántara con la reedición de La Legión Cóndor en Asturias (FAMYR) y Antón García con Crónica de la luz y de la sombra (Pez de Plata).
En Gijón, además, han brillado Carolina Yuste con Toda mi violencia es tuya, Sara Mesa con Oposición y Claudia Piñeiro con La muerte ajena.
Asturiano en alza
La literatura en asturiano también ha tenido su hueco en las tres ciudades. En Oviedo y Gijón destacan Como la muda al sol d’una llagartesa (Hoja de Lata), de Berta Piñán, y Nunca vencida (La Fabriquina), de David Guardado, disponible en castellano y asturiano.
En Mieres han funcionado Lo verdadero (Trabe), de Lourdes Álvarez, y Fuxir (Cutro Gotes), de Pelayo Martínez Olái. Y en La Revoltosa, donde los libros se mezclan con cafés y tertulias, destacan Diarios d’una panderetera, de Leticia Balsera, y Plizcos, de Alfredo Garay, completando un verano con notable vitalidad en la llingua.
Un verano plural
El balance es claro. Entre Paniceiros, Mujica y las casas vacías de Uclés, el verano lector asturiano está siendo plural y vibrante. La combinación de autores locales, literatura en asturiano y un interés sostenido por comprender la política y los conflictos internacionalesdibuja un mosaico que confirma que, en Asturias, la lectura sigue siendo una manera de pensar, recordar y conversar… ya sea bajo una sombrilla en Rodiles, en una terraza con sidra en mano o en la fresca sombra de un carbayu.