«Ya tenían también como candidato al Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia, lo habían visitado. Y, de repente, encuentran un edificio de Calatrava en Oviedo, vacío, casi sin uso y con un hotel dentro. Blanco y en botella». Esas fueron las claves que, según Coral Zardaín, miembro del equipo de producción en Oviedo de «Los 4 Fantásticos», hicieron que los productores y el director del largometraje, Matt Shakman, decidiesen llevar a Oviedo la grabación del noviembre pasado. La localización presentaba también ventajas logísticas, ya que debido a su gran capacidad podía ofrecer espacios para almacén, para los sets, y para todo lo necesario para el rodaje bajo sus costillas. El hotel era perfecto para alojar a los actores.

Este y muchos otros detalles de la película pudieron conocerse ayer en el cine Embajadores, después del pase del viernes, al que acudieron un grupo de extras y de personas asturianas que habían participado en su momento en el rodaje y después participaron en un coloquio.

Coral Zardaín, que estaba en el equipo de vestuario contó cómo, pese al enorme grado de perfección que hay en superproducciones como esta, siempre quedan cabos sueltos. «Llegó una cantidad inmensa de ropa, cajas con zapatos, sombreros, abrigos… Y aún así, los últimos seis días ya estábamos sin ropa». La solución llegó, bromeaba Coral, con paseos de compras por Oviedo «al más puro estilo Pretty Woman». El problema llegaba cuando, al entrar al Corte Inglés y pedir una camisa blanca necesitaban que fuera con los cuellos tipo años sesenta: «Las dependientas ponían unas caras cuando se lo decíamos… Pensarían que estábamos locas».

El Calatrava, una joya a la medida de "Los 4 Fantásticos"

El auditorio del Calatrava, convertido en la sede de Naciones Unidas, en un fotograma de la película. / LNE

Algo que también les resultó del todo chocante incluso a algún integrante del equipo de producción, fue la presencia de un escáner enorme. «Me pilló de sorpresa, estaba paseando para ver si se me necesitaban por algún lado, y veo de repente un escaner de luces dando vueltas… Y digo ‘¿Qué han metido en la parte baja del Calatrava, con gente que no para de entrar y salir?’» Esa fue la reacción de David Martín, del equipo de producción asturiano. Él se dedica a adecuar los espacios para que todo salga bien durante la grabación, y por ello no conocía estas cuestiones técnicas del rodaje. Al parecer, este escáner servía para generar una imagen renderizada en 3D de los figurantes mediante 480 fotogramas. Esto les permitía modificar aspectos de la apariencia física de los extras, –barba, pecas o tono de pelo– y así además de que apareciesen en escena los rostros de los extras reales, crear modificaciones que llenasen los grandes espacios del Palacio de Congresos. «El auditorio de las Naciones Unidas que ellos querían tenía un aforo de unas 2000 personas, y nosotros llegamos a trabajar con unos 280 figurantes simultáneamente, así es cómo se llena en el cine un auditorio de 2.000 con solo 300 personas».

Una polémica interna que surgió respecto al trabajo del equipo artístico y el de casting fue de qué forma se iba representar a España en ese mundo retro futurista de los años 60. La producción quería ser lo más fiel al momento histórico del país, pero la duda surgió cuando la parte inglesa de la plantilla de producción preguntó a la española si la aparición de la bandera preconstitucional o del dictador suscitaría polémica. » Hubo un casting para Franco con posibles candidatos, y el equipo de arte tenía ya posters y banderas, pero al final todo ese trabajo se quedó fuera por miedo a la posible crítica del público», explican.

Los figurantes que participaron en el coloquio también quisieron remarcar el grado de perfección, en concreto del equipo de vestuario y maquillaje. «Estaba todo medido al más mínimo detalle, si tenías un pelito levantado pasaba la encargaba de maquillaje y te lo aplastaba para que salieses en escena a la perfección», compartió Michel Toro, una de las participantes en la figuración esos días. Nada era al azar, ni uñas ni pestañas ni cejas, todo pensado. Y lo mismo con el resto de áreas del rodaje, como por ejemplo el equipo de arte «Había una maqueta enorme de la nave y al final en la película no se ve nada, me quedé flipando», aportó David Cerrillo, el otro figurante que estuvo en el coloquio. La charla se alargó hasta las once de la noche . Ya se conocían algunos de los secretos de «Los 4 fantásticos en Oviedo».

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