El salón formal, tradicionalmente concebido como un espacio elegante para recibir visitas, solía estar decorado con mobiliario de alta gama, obras de arte y lámparas sofisticadas, todo pensado para causar una buena primera impresión. Tal vez te venga a la cabeza la casa de tu abuela: sofás cubiertos de plástico y figuritas frágiles que nadie debía tocar. Mientras que el salón familiar o la sala de estar se reservaba para el uso diario —ver una película o jugar al parchís con los niños—, el salón formal estaba destinado a ocasiones contadas: una copa antes de cenar, visitas de compromiso o las fiestas navideñas.

salón con chimenea louis philippe

Hearst

A día de hoy, muchos de estos salones han evolucionado hacia una estética más flexible y funcional, adaptada al ritmo de vida contemporáneo. Aun así, la mayoría de interioristas coinciden en su veredicto: esta estancia se ha quedado obsoleta y apenas se utiliza. Hace poco preguntamos a más de 15 diseñadores de interiores qué habitación consideraban más sobrevalorada. La mayoría coincidió: los salones formales ocupan el primer puesto. «Los salones formales encabezan la lista —están muy bien decorados pero nadie los usa», afirma Olivia Botrie, del estudio Dart. «En la mayoría de las casas acaban convirtiéndose en pequeños museos que acumulan polvo«. Para Nancy Davilman, directora de ND Interiors «es la habitación que más cuesta decorar con buen gusto y la que menos se disfruta. El salón formal es un vestigio de la época de nuestros padres, cuando era la estancia más preciada y protegida del hogar.»

woman in red dress

Slim Aarons//Getty Images

Aunque su estética pueda resultar impecable, un salón pensado solo para recibir raramente se utiliza… a menos que seas anfitrión habitual de grandes reuniones. Incluso en Navidad o en cenas familiares, la mayoría prefiere evitar estos espacios demasiado solemnes. «La realidad es que las familias suelen reunirse en la cocina o en salones amplios y desenfadados», apunta Cathleen Gruver, de Gruver Cooley. Aun así, los interioristas siguen recibiendo encargos para diseñar este tipo de estancias. «Muchos clientes con hijos pequeños dicen que quieren ‘un espacio solo para adultos’, pero luego apenas se mueven del salón familiar o la cocina», explica Davilman. «Hoy vivimos en una sociedad mucho más informal, y la era del salón formal está prácticamente superada… salvo que el espacio tenga un atractivo especial, como una barra de bar o una mesa de billar, que realmente invite a estar allí.»

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Vostok//Getty Images

Pero que el salón formal haya perdido relevancia no significa que debamos renunciar a tener dos ambientes diferenciados en casa. La clave está en repensar estos espacios y convertirlos en estancias útiles y vividas. Emily Rand, de Emily Rand Interiors, intenta orientar a sus clientes hacia otro tipo de planteamiento. «Transformar esas habitaciones ‘de más’ en espacios funcionales —como un salón de juegos, un bar o un pequeño salón de lectura— suele ser mucho más útil para quienes viven en la casa«. La idea es crear espacios multifuncionales pensados con flexibilidad. «Los ambientes que pueden cambiar —como un salón de ocio que se convierte en dormitorio de invitados— son los que realmente se usan», concluye Botrie.

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Alyssa Gautieri (ella/ella) es la editora asociada de estilo de vida de Good Housekeeping, donde cubre todo lo relacionado con el diseño del hogar y de interiores. Antes de unirse a GH en 2022, escribió para publicaciones como ELLE Decor, Chairish, Bobvila.com, Unique Homes Magazine y LODGING Magazine, además de crear textos de productos para marcas del hogar como BrylaneHome y VIGO Industries.