La historia de The Black Keys es bien conocida comenzaron a principios del siglo XXI como un dúo de blues rock y dentro de la nueva ola de garage rock, a la estela de The White Stripes, cuando quedó claro que los de Jack White no iban a sacar más material los de Dan Auerbach se convirtieron en “the next big thing” con dos discos fabulosos que les catapultaron al mainstream, “Brothers”, publicado en 2010, y “El Camino”, al año siguiente. Desde entonces entraron en un bache creativo del que parece claro que no les va a sacar este “No Rain No Flowers” que es ya el decimotercero de su carrera.

Desde los primeros compases de la canción titular se puede comprobar que el dúo sigue sin recuperar la chispa y la garra de antaño, con una canción que suena con un punto disco pero que suena formulaica. Algo parecido pasa con la siguiente, “The Night Before”, que suena a banda de versiones de ellos mismos.

El resto del material no es para tirar cohetes pero tampoco es lo peor que han hecho nunca. «Man On A Mission», uno de los pocos momentos en los que parecen intentar pisar el acelerador termina con un riff calcado al «I Love Rock’n’Roll» pero con mucho menos gancho. Esa especie de disco funk que intentaban al principio les queda mejor en «All My Life» en la que podemos apreciar uno de los pocos signos de vida del disco, la siguiente canción, «A Little Too High», tampoco está nada mal pero llega ya demasiado tarde en el disco como para evitar, nuevamente, la familiar sensación de decepción. Además, «Neon Moon» cierra el disco con un intento de himno para cantar con la acústica a coro en torno a la hoguera. No es solo que ya se haya hecho, es que se ha hecho mucho mejor.

En una de las canciones Auerbach entona «veo el fuego en tus ojos», pero hace tiempo que este ha abandonado los suyos y los de su compañero de fatigas Patrick Carney. «No Rain, No Flowers» es un nuevo paso en falso de una banda que sigue sin encontrar ese disco de regreso con el que dejar de echar de menos los tiempos de “Brothers”/”El Camino”.