Tres salidas a hombros (Roca Rey, Diego Urdiales y Borja Jiménez), dos toros de vuelta al ruedo y el indulto de ‘Tapaboca’, el primero en … la historia de Vista Alegre. La feria bilbaína ha deparado grandes tardes y un buen sabor de boca con hitos para el recuerdo. Se ha visto posiblemente al mejor Roca Rey tras su discreto paso por Madrid, Sevilla y Pamplona, combinando un toreo temerario y de profundidad. Se ha reafirmado el binomio que conforman los astados de Dolores Aguirre y la madurez de un Damián Castaño cada vez más cuajado. En la feria más reducida de los últimos años, Bilbao ha confirmado la existencia de una gran afición que responde con creces cuando los carteles se acompañan de figuras. No son pocos los que se preguntan qué habría sido de haber contado con la presencia de Morante de la Puebla, el gran ausente. Su falta, sin embargo, apenas repercutió en la venta de localidades. El riojano Diego Urdiales salió al quite con su poder de convocatoria y una faena antológica merecedora de dos orejas. Sin petardazos, solo hubo que lamentar el pinchazo imprevisto de última hora del hierro de Fuente Ymbro.

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Conciertos

Algunos desafines

En lo que se refiere a los escenarios principales, ha sido el peor año musical de Aste Nagusia de las últimas décadas. Con un buen puñado de bandas poco conocidas para el gran público. Las fiestas arrancaron mal con la cancelación del triple concierto de Kai Nakai, Maren y Olatz Salvador porque el escenario no se montó a tiempo. Al menos esta última se pudo quitar la espinita en las txosnas en el que probablemente haya sido el mejor concierto organizado por las comparsas. Linaje y Alcalá Norte, ambos presentando su disco debut, deberían haber compartido día, como sí lo hicieron otros artistas euskaldunes con una carrera más dilatada. Alejo Stivel habría lucido más en Abandoibarra, un escenario que en esta edición no ha recibido a artistas internacionales. Las escaleras del Guggenheim se cierran media hora antes para evitar aglomeraciones, pero sería conveniente restringir el acceso en función de la ocupación del recinto. Los mejores conciertos corrieron a cargo de Rozalén y Shinova, Coque Malla dio la talla en el repaso a su carrera y fue genial dar la oportunidad a Gatibu de despedirse de Bilbao.

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Teatro

Por encima de lo esperado

Con la fórmula habitual, musicales, producción local, teatro de mercado, se receló de la campaña teatral de Aste Nagusia de 2025 a falta de ofertas tentadoras. ‘Mamma mía’ se conocía en varias versiones, ‘Los pilares de la tierra’ era una incógnita aunque le precedía cierta fama, y nuestro teatro respondía a encargos de ocasión. Las tibias expectativas han tenido sin embargo una continuidad por encima de lo esperable.

Sin nuevos atractivos es posible que el modelo anterior, traer éxitos o explorar primicias de la próxima temporada, se atascara. La inercia ambiental, los días eufóricos, han obrado el milagro de mantener el ánimo. Se estimula el consumo, y se echa en falta que la oferta se mueva en términos de atractivo teatral, la difusión se orienta a la presencia de nombres populares, y lo teatral cuenta poco. Pocas veces se dan programas de mano, el teatro es consumo festivo. Y en un contexto disperso atraen las fórmulas de siempre, el caso de ‘Pijama para seis’ con Gabino Diego lo confirma. La sorpresa ha sido ‘Querida Agatha Christie’ como constancia de un teatro bien hecho.