Marta Martínez Nebot empezó el verano a la espera de proyectos y terminó con un contrato firmado en RTVE. La economista, actriz y presentadora a la que todos conocen como Marta Flich acude a la entrevista con sonrisa y paso ligero. No pone pegas ni … se resiste a cuanta sombrilla o guirnalda le propongamos tanto la redactora y el fotógrafo para el reportaje. Posa, sonríe y contesta a lo que haga falta. Tiene claro que este será un período de cambios. Tras abandonar el programa ‘Todo es mentira’ el pasado mes de junio, Marta Flich se prepara para la tele pública y pasa revista al solsticio de verano.

¿Es posible desconectar en verano para quien vive pegado a la actualidad?

Puedo bajar el ritmo, disminuir el porcentaje de implicación o de conexión, pero siempre estoy alerta. Es bonito y, en parte, es una vocación estar enterado de lo que ocurre.

¿Qué hace una economista como usted en una tele como esta?

Estudié economía. Sí, soy economista. Sin embargo, desde niña estudié música y mientras trabajaba en el banco, estudié interpretación. Me pareció que la comunicación era compatible con la economía. En un momento en el que la prima de riesgo era el tema en todas partes, me pregunté si las personas realmente comprendían qué era eso. Hice mis videos explicándolo con humor y se hicieron virales. Fue el camino natural.

¿Y el salto de la tele privada a televisión pública? ¿qué puede adelantar del nuevo formato?

‘Directo al grano’ desplegará una estructura flexible. Además de la mesa de análisis, en la que participarán cada día varios analistas, el programa contará con reportajes y con un equipo de reporteros especializados. Tengo muchas ganas de comenzar.

¿Le preocupa su independencia periodística en una cadena abiertamente politizada?

Trabajaré con libertad, transparencia y rigor tal y como acostumbra y demuestra a diario la actual RTVE. Estoy encantada de desarrollar mi trabajo en una televisión que ha demostrado que se puede hacer servicio público y ser competitiva. Trataré de estar a la altura de sus grandes profesionales y de sus tantísimos espectadores.

¿De existir una marca Marta Flich, cómo la definiría?

Me identifica la honestidad y el sentido del humor. Creo que es parte de mi marca: honestidad y rigor en la información con humor y autenticidad. Cuando trabajas desde tu personalidad y desde tu honestidad, o te compran o no te compran, pero la que tiene que estar clara es una misma. La coherencia es fundamental.

¿Cuál es su escuela televisiva?

Me identifico con los americanos. Los que hacen Late night son muy inteligentes. Pienso en Colbert, Jimmy Fallon o Jimmy Kimmel. Hay comunicadores fantásticos en España, como Iñaki Gabilondo. Procuro trabajar mi propio estilo. Siempre me he sentido un poco pionera también.

Entrando en materia, ¿cuál es el signo más claro de que el verano ha llegado?

Las hormigas. Cuando las veo es que ya el calor está aquí para quedarse. Eso y los mosquitos tigre. Los detesto.

¿Cuál es su recuerdo más temprano del verano?

Moncófar. Es la playa donde crecí. Antes era de pescadores, ahora ya está más explotada. Mi memoria más emotiva proviene de ese estar todo el día en la playa, ese jugar al vóley con mis amigos, desde bien pequeñita. También el mar. Tengo una relación especial. Me ayuda, me gusta mucho.

Hemos impostado la foto. No sé si lo collares de flores, ¿qué prefiere del verano?

Lo que más me gusta es la playa cuando ya casi no hay luz o cae una tormenta de verano viendo el mar o bañándome. O estar en un chiringuito con el olor de que ya vas a comer una paella o un pescado. Lo que menos me gusta, desde luego, los mosquitos. Los odio.

¿Cómo cambian los hijos el verano? ¿Qué le añaden?

Implica diseñar planes. Nosotros intentamos integrar a Berta en nuestras vidas. Debemos de ser nosotros los que nos adaptemos. No al revés. Los cambios se notan en determinadas cosas. Debes tenerlo todo controlado, porque los niños son imprevisibles. Tengo esa sensación de siempre estar conectada con sus necesidades y estar con las alarmas puestas. No poder relajarte 100% porque hay alguien que depende de ti, que te necesita y tienes que estar siempre disponible para ella.

¿Es posible conciliar el trabajo en la televisión con los hijos?

En mi caso la conciliación la he podido hacer hasta un punto. Edu (Edu Galán) y yo tenemos repartidas las cosas, lógicamente y por sentido común. Es verdad que él es el que puede estar más presente en las gestiones diarias de ella porque tiene una profesión más flexible. Pero estamos bastante repartidos. Hay cosas que me encantan. Por ejemplo, ir a buscarla al cole y que ella ponga cara de ‘guau es mi madre que ha podido venir’.

¿La niña tiene noción de que su madre aparece en televisión?

Cuando me ve en la pantalla dice ‘mamá, mamá’ y luego ‘quiero Pepa Pig’. Que a mi madre, da igual, la veo por pantalla, la veo en casa. Ella está muy bien, pero quiero Pepa Pig.

¿Algún libro para el verano?

Tengo tres libros empezados a la vez. Muy papales dos de ellos. Tengo el de Conclave, tengo el último de Cercas, el del viaje al del loco al fin del mundo. Y también de Millás.

¿Una música veraniega?

Todo lo que sea reggaetón y discotequero me suena a verano, el pumba-pumba del chiringuito.

¿El streaming es a la tele lo que el internet al papel?

Sobre eso existen varias cosas. Primero, hay entender que los jóvenes, que parecía que habían abandonado la tele por otros formatos, por ejemplo TikTok, realmente no la han abandonado. Se ha visto con ‘La revuelta’. Acuden a las ofertas que ellos consideran interesantes, los realities como ‘Supervivientes’ o ‘La isla de las tentaciones’, también con el fútbol. Acuden y se van. Es un público muy infiel y muy volátil. Y luego, con respecto a nosotros, la televisión siempre había presumido de que no era influenciable o de que no era permeable a los contenidos de internet, de Twitter y tal. Te das cuenta que sí, te das cuenta que sí, que sí condiciona, de que sí que hay una permeabilidad, que sí nos influye el trending topic y que también hay que aprovechar o intentar aprovecharlo.

¿Ha sufrido la tele privada la polarización política?

Qué gran pregunta. A ver, pues, volviendo un poco a lo del tema de las redes sociales. Ahora los políticos interactúan desde sus perfiles, cosa que antes no pasaba. Antes tú no podías escribirle a Felipe González un tuit. Ahora mismo la democratización, entre comillas, de los perfiles públicos, lo hace todo más directo. Yo creo que la libertad de expresión también es eso, y yo creo que los medios privados no son influenciables. Tienen sus inversores y sus intereses económicos y yo creo que son totalmente libres. Entonces no puede haber una falta de libertad, porque esa presión en los hechos no está. Lo que sí deberíamos hacer los medios es asumir la responsabilidad para bajar el suflé.

¿Cuándo se dio cuenta de que era una figura pública?

Cuando empezaron a hablar mucho de mí me di cuenta que, de alguna forma, era relevante. Era relevante para alguien, para quien fuese. Esto que se suele decir, que la gente se mide por tus enemigos, pues yo no tengo enemigos, porque ni siquiera me acuerdo de quién me pueda caer mal. Soy poco rencorosa. El odio no lo trabajo, aunque tenga momentos malos.