Domingo, 24 de agosto 2025
| Actualizado 25/08/2025 10:21h.
Edward Hopper era un hombre silencioso e introvertido. Se diferenciaba del norteamericano de antaño al ser reticente al progreso, la transformación cultural y el avance económico. El artista se situó en el día a día de la urbanidad, junto al obrero, la prostituta o la pareja devorada por la monotonía, y observó la realidad mediante una lente sincera y fatalista. La obra de Hopper criticaba la modernidad estadounidense, revelando el aislamiento que se esconde bajo la multitud, la rapidez y el consumo.
En 1882, el río Hudson vio nacer a un pequeño Hopper en el seno de una familia burguesa. Nyack, una tranquila villa al norte del estado de Nueva York, fue el escenario de su infancia. Con apenas dieciocho años, abandonó su tierra natal para entregarse a lo que sería la pasión de su vida: el arte. Tejió su mirada entre Europa y América hasta encontrar en el realismo americano un lugar en donde reconoció su voz. Desde entonces, no se movió de ahí, encarnando la esencia de lo cotidiano mediante el silencio, la soledad y la tensión.
En 1882, el río Hudson vio nacer a un pequeño Hopper en el seno de una familia burguesa. Nyack, una tranquila villa al norte del estado de Nueva York, fue el escenario de su infancia. Con apenas dieciocho años, abandonó su tierra natal para entregarse a lo que sería la pasión de su vida: el arte. Tejió su mirada entre Europa y América hasta encontrar en el realismo americano un lugar en donde reconoció su voz. Desde entonces, no se movió de ahí, encarnando la esencia de lo cotidiano mediante el silencio, la soledad y la tensión.
En 1882, el río Hudson vio nacer a un pequeño Hopper en el seno de una familia burguesa. Nyack, una tranquila villa al norte del estado de Nueva York, fue el escenario de su infancia. Con apenas dieciocho años, abandonó su tierra natal para entregarse a lo que sería la pasión de su vida: el arte. Tejió su mirada entre Europa y América hasta encontrar en el realismo americano un lugar en donde reconoció su voz. Desde entonces, no se movió de ahí, encarnando la esencia de lo cotidiano mediante el silencio, la soledad y la tensión.
En 1882, el río Hudson vio nacer a un pequeño Hopper en el seno de una familia burguesa. Nyack, una tranquila villa al norte del estado de Nueva York, fue el escenario de su infancia. Con apenas dieciocho años, abandonó su tierra natal para entregarse a lo que sería la pasión de su vida: el arte. Tejió su mirada entre Europa y América hasta encontrar en el realismo americano un lugar en donde reconoció su voz. Desde entonces, no se movió de ahí, encarnando la esencia de lo cotidiano mediante el silencio, la soledad y la tensión.
«La respuesta siempre está en el lienzo», decía cuando se le preguntaba por su obra y sus inspiraciones. A lo largo de su carrera abrazó el realismo americano y pintó espacios silenciosos y tranquilos, sin maquillarlos, con personajes quietos y absortos que parecen hablar más con su mutismo que con sus gestos.
Movimiento artístico y literario de la primera mitad del siglo XX, nacido como reacción a los cambios sociales en las grandes urbes.
New York
George Bellows, 1911
Su objetivo era representar la realidad de forma objetiva y sin idealizaciones
Poniendo el foco en lo cotidiano
New York Interior
Edward Hopper, 1921
McSorley’s Bar
John Sloan, 1912
Edward Hopper, 1921
Movimiento artístico y literario de la primera mitad del siglo XX, nacido como reacción a los cambios sociales en las grandes urbes.
New York
George Bellows, 1911
Su objetivo era representar la realidad de forma objetiva y sin idealizaciones
Poniendo foco en lo cotidiano
New York Interior
Edward Hopper, 1921
McSorley’s Bar
John Sloan, 1912
Edward Hopper, 1921
Movimiento artístico y literario de la primera mitad del siglo XX, nacido como reacción a los cambios sociales enlas grandes urbes. Su objetivo era representar la realidad de manera objetiva y sin idealizaciones, poniendo el foco en lo cotidiano.
New York
George Bellows, 1911
New York Interior
Edward Hopper, 1921
McSorley’s Bar
John Sloan, 1912
Edward Hopper, 1921
Movimiento artístico y literario de la primera mitad del siglo XX, nacido como reacción a los cambios sociales en las grandes urbes. Su objetivo era representar la realidad de manera objetiva y sin idealizaciones, poniendo el foco en lo cotidiano.
New York
George Bellows, 1911
New York Interior
Edward Hopper, 1921
McSorley’s Bar
John Sloan, 1912
Edward Hopper, 1921
El recorrido artístico de Hopper
Los puntos azules serán
comentados más adelante
Fue a estudiar arte en 1906. Volvió en 1909 y en 1910 y comienza a forjar su estilo personal
Veraneó con su esposa Josephine desde 1930 a 1960
En 1900 comenzó a estudiar pintura en la New York School of Art. Volvió en 1913, instalándose permanentemente en Greenwich Village
Durante su segundo viaje a Europa en 1910. Perfeccionó su carácter y su tema central: la soledad. Se interesó en Goya
El recorrido artístico de Hopper
Los puntos azules serán
comentados más adelante
En 1900 comenzó a estudiar pintura en la New York School of Art. Volvió en 1913, instalándose permanentemente en Greenwich Village
Durante su segundo viaje a Europa en 1910. Perfeccionó su carácter y su tema central: la soledad
El recorrido artístico de Hopper
Los puntos azules serán
comentados más adelante
El recorrido artístico de Hopper
Los puntos azules serán
comentados más adelante
Londres, Bruselas y Berlín
En esta pintura, Hopper reúne alrededor de una mesa nocturna a un pintor pelirrojo con boina y cigarrillo, un payaso de maquillaje blanco y rojo, y un soldado. Arriba, una prostituta domina la composición con su mirada lánguida sobre la escena, creando una atmósfera típicamente parisina, coronada por faroles de colores. Las vibraciones francesas no son casuales: Hopper se inspiró en las escenas costumbristas de bares y cafés de Edgar Degas y Toulouse-Lautrec, comunicando así el profundo impacto que la vida parisina ejerció sobre su sensibilidad artística.
La obra encarna las técnicas que el pintor asimiló durante sus estancias en París, mostrando toques impresionistas. Esto se manifiesta en el dominio de la luz —tanto artificial como natural— y en el uso de colores con contrastes dramáticos que definen estados de ánimo y cargan de significado cada rincón de la atmósfera. Sin embargo, Hopper también mantuvo la sensibilidad del realismo americano, preservando algo que resuena eternamente en sus obras: el silencio.
Este es el tipo de restaurante del que Hopper se inspiró, popularizado por la cadena Horn & Hardart. Funcionaron hasta la década de 1990
Este es el tipo de restaurante del que Hopper se inspiró, popularizado por la cadena Horn & Hardart. Funcionaron hasta la década de 1990
Este es el tipo de restaurante del que Hopper se inspiró, popularizado por la cadena Horn & Hardart. Funcionaron hasta la década de 1990
Este es el tipo de restaurante del que Hopper se inspiró, popularizado por la cadena Horn & Hardart. Funcionaron hasta la década de 1990
El silencio se derrama sobre una mujer y su café, sola, bajo la implacable luz de Hopper. Esta pintura es un retrato de lo que el artista percibía en la vida americana de la época. El título proviene de los restaurantes automáticos, muy populares en Nueva York durante los años veinte, donde no se necesitaban palabras para pedir un café: bastaba con unas monedas y colocarse frente a la máquina. Para muchos, eran símbolo de progreso; para Hopper, de mecanización de la vida y pérdida de sentido.
El manejo de la luz y el color casi crea un fotograma cinematográfico, acompañado por el desasosiego del personaje y sus ojos negros, vacíos, abiertos, con un semblante tenso. La oscuridad del fondo refuerza la sensación de profundidad y soledad. La composición de la obra —la silla vacía y la mesa redonda— conduce la mirada del espectador hacia la mujer, que se pierde en sus pensamientos.
La pintura plasma una esquina neoyorquina y una cafetería iluminada en plena noche. El gran ventanal de vidrio funciona como un marco que encierra a los clientes y al camarero. En esta obra, Hopper vuelve a inmortalizar su visión de la vida moderna: una pareja que permanece unida pero distante, y un hombre encorvado en la esquina, probablemente bebiendo, compartiendo su soledad. La composición es rigurosa, casi geométrica. El ventanal anguloso acentúa el aislamiento de los personajes, haciéndolos parecer atrapados en un mundo aparte, sin puertas ni salidas visibles.
El sol besa a una mujer —probablemente su esposa, Josephine— que, sentada y quieta, mira por la ventana. Frente a ella se extiende la ciudad de Nueva York, reconocible por los edificios de ladrillo anaranjado. La luz del sol, sutil, clara y directa, incide sobre la figura y la convierte en la protagonista de la escena, evocando en su semblante sereno la lentitud y timidez de una mañana tranquila.
Ese resplandor contrasta con la frialdad de las sábanas y de la pared. La habitación es austera, casi vacía, y solo la mujer habita el espacio. La composición sugiere soledad y desamparo, y al mismo tiempo plantea la dualidad entre el mundo y el individuo, tema recurrente en la obra de Hopper.
En esta pintura, Hopper cambia de escenario. Acostumbrado a los paisajes de la gran urbe neoyorquina, durante un verano en Cape Cod, Massachusetts, el artista pintó a una pareja observando el mar. Ambos, en traje de baño, contemplan inmóviles y sin mirarse el océano azul que se divisa al fondo. El mar no es el protagonista, sino la pareja, que nuevamente parece absorta en sus pensamientos. Hopper evoca así una vez más la sensación de soledad compartida, sin interacciones, pero con una inevitable cercanía física, en muchos casos por la aglomeración urbana, pero esta vez por los compromisos que impone la vida en pareja. El artista creó una atmósfera silenciosa e íntima mediante una composición geométrica y un delicado contraste entre azules y blancos, entre lo natural y lo humano, entre la soledad y la vastedad del mar.
Comenta
Reporta un error
Límite de sesiones alcanzadas
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Este contenido es exclusivo para suscriptores
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión