Como en casi cualquier equipo, que en todos los lados cuecen habas aunque la calderada siempre parece mayor en casa propia, el Real Zaragoza va a afrontar los últimos ocho días del mercado con importantes obligaciones pendientes para rematar la plantilla. Quedan varias piezas fundamentales por atar para sujetar la estructura del equipo con la firmeza adecuada y los patrones exigidos por Gabi Fernández. El principio de Liga ha desnudado las carencias que la plantilla tiene a estas horas.

Al último esprint de esta ventana de fichajes, Txema Indias ha llegado con más operaciones por cerrar de las que hubiera deseado, una situación que se repite en muchos clubs. Con Insua convertido en el octavo pasajero aunque su contratación todavía no sea oficial, la SAD ha de terminar de dar forma a los cimientos del armazón defensivo del entrenador con un portero con hechuras, titular; un pivote con piernas, buena lectura táctica, capacidad para posicionarse correctamente y dotado para la recuperación, peón determinante en la concepción del equipo para Gabi y, por número, otro central. Los problemas para marcar en Anoeta y ante el Andorra han aireado el déficit de gol de la plantilla.

Las tres piezas defensivas, otro central, el pivote y un guardameta, eran capitales en el inicio de la planificación y continúan siéndolo en la recta final del mercado. El Real Zaragoza no las ha firmado porque se ha encontrado con dificultades inesperadas al atacar sus primeras apuestas: Andrés Fernández dio la espantada hacia el Almería cuando el pacto era total, el Rayo lo ha puesto muy difícil con Cárdenas y Paul Akouokou no mostró receptividad a la enorme insistencia del club.

Además, la SAD tratará de hacer algún movimiento más, con el ‘caso Calero’ abierto de par en par. A partir de ahí, habrá que cómo se resuelve el entuerto con Bakis, si cae alguna ficha más y se agita el avispero para reforzar otras parcelas del campo más estables y sin apenas movimientos hasta ahora. Durante todo el verano, el club ha tratado de propiciar ese escenario sin culminarlo con varios futbolistas. Veremos si cambia la cosa en estos últimos días de la ventana.

Hasta ahora, el Real Zaragoza ha hecho oficial siete incorporaciones, cinco procedentes de Segunda (Sebas Moyano, Pomares y Paulino del Oviedo, Radovanovic del Almería y Tachi del Mirandés) y dos de Primera (Valery del Girona y Adri Rodríguez del Alavés). Insua será el octavo tras rescindir con el Granada, un recién descendido donde apenas participó. El objetivo con el central será que vuelva a ser aquel gran jugador del Sporting entre 2022 y 2024. Más veteranía para una zona clave, el agujero negro de la pasada campaña.

Txema Indias ha apostado claramente por un perfil de refuerzos muy determinado: jugadores hechos en la categoría, mayoritariamente procedentes de clubs ganadores la pasada temporada, segundos espadas en sus equipos pero con capacidad para tener un rol más importante aquí. Económicamente, ninguno es un gran lujo pero tampoco gangas. Casi todos están en una buena escala salarial.

A ello ha sumado la apuesta por la juventud de Adri Rodríguez en la portería, a quien acompañará el guardameta que está sin firmar, y la oportunidad de mercado que supuso Valery, un extremo de 25 años en el que el club ha invertido mucho dinero, un contrato largo y grandes esperanzas. Debería marcar diferencias en Segunda.

Desde junio, el Real Zaragoza se propuso no pisar en falso aunque ello le haya supuesto una velocidad lenta de trabajo en el mercado. Indias ha intentado numerosos tiros altos, con futbolistas con importantes cachés deportivos y económicos. A algunos los ha seducido, como Valery. Otros se le han resistido. Andrés o Akouokou, por ejemplo. El director deportivo continúa insistiendo en varias de sus ideas. Con solo ocho días de mercado por delante, llega el momento de las decisiones definitivas. El de la verdad. La posición económica y negociadora del club no es mala sino competitiva. Cómo será el destino del Real Zaragoza en el futuro está en manos de Txema Indias de aquí al 1 de septiembre.