El gorila rojo instalado en unos apartamentos de Sants tiene un gemelo de color negro en Platja d’Aro, que vive ajeno a la polémica de Barcelona. Se trata de dos esculturas del artista francés Richard Orlinski, situadas en las fachadas de dos edificios de alojamientos turísticos de la firma Cosmo Apartments. Mientras que la capital catalana ha exigido la retirada de la obra y sancionado a los dueños, en la Costa Brava no ha habido ni veto ni controversia alguna.

El Ayuntamiento de Barcelona mantiene una cruzada desde 2016 contra la propiedad del inmueble para que retire la figura, que considera un elemento publicitario sin autorización. Cosmo Apartments ha puesto el caso en manos de los abogados Javier Medina y Mario Sol, que defienden que se trata de una obra de arte y lamentan las multas impuestas, que ya suman 3.000 euros.

Según ha podido constatar EL PERIÓDICO, la escultura de Platja d’Aro luce también en una fachada, por lo que está plenamente a la vista de los peatones sin situarse sobre la vía pública. Acompaña el rótulo del establecimiento, exactamente igual que en Sants, donde ha ocupado la marquesina de la entrada por el paseo de Sant Antoni, a pocos metros de la Estación de Sants. Portavoces del Ayuntamiento de Platja d’Aro confirman que la pieza no ha sido objeto de ninguna sanción ni expediente municipal.

La escultura del gorila negro de Richard Orlinski, en la sede de Platja d'Aro de Cosmo Apartments

La escultura del gorila negro de Richard Orlinski, en la sede de Platja d’Aro de Cosmo Apartments / El Periódico

Se da la casualidad que este verano la ciudad de Carcasona (Occitania, Francia), ha apostado precisamente por las esculturas de animales de Orlinski, en el marco del estreno de un centro de arte contemporáneo en la localidad. Del 6 de junio al 22 de septiembre, cinco obras monumentales y coloridas posan para las cámaras de los turistas en lugares emblemáticos del centro histórico.

Una es un gran gorila de metal de color escarlata, junto a las puertas de la ciudad. La oficina de turismo presenta al autor como “un artista francés de renombre internacional” por su “estilo inmediatamente reconocible” y “figuras poderosas inspiradas en el mundo animal”. Recuerda que ha colaborado con marcas como Puma, Disney, Lancôme y Hublot y ha expuesto en Europa, Asia y América.

Choque argumental

“Lo que una ciudad valora incluso como reclamo turístico, para otra es un elemento publicitario a retirar”, compara el abogado Javier Medina. Argumenta que Cosmo Apartments nunca ha declarado en ningún sitio que el gorila rojo sea parte de su imagen corporativa ni anuncia nada, por lo que el veto barcelonés no tiene razón de ser. “Hay algún funcionario en Paisatge Urbà de Barcelona al que se ha atragantado esta escultura, no le vemos otra explicación”, carga. “No está en ningún entorno catalogado como patrimonio y los vecinos están encantados, porque en la parte trasera de la Estación de Sants solo hay obras y más obras”, esgrime.

La escultura 'Wild Kong', un gran gorila rojo en los apartamentos Cosmo de Sants

La escultura ‘Wild Kong’, un gran gorila rojo en los apartamentos Cosmo de Sants / Wikimedia Commons / Pere López Brosa

El Ayuntamiento de Barcelona, por descontado, no lo ve así. Recuerda que abrió el primer expediente a la empresa hace casi una década por falta de licencia para la instalación de un elemento publicitario en la fachada”. Añade que el Institut de Paisatge Urbà “emitió también un informe negativo” por el “impacto visual y paisajístico, dadas sus dimensiones, color y ubicación”. Fuentes municipales recuerdan que la ordenanza “prohíbe de manera expresa la publicidad en la fachada” y dice textualmente que “no se admitirán actuaciones individuales que distorsionen” la estética de los edificios y entornos donde estén.

La empresa llevó a tribunales, sin éxito, la primera tanda de multas. Retiró la escultura en 2022 y a los dos años la volvió a colocar. El Ayuntamiento contraatacó con un nuevo expediente para exigir la retirada y entonces Cosmo Apartments cubrió el gorila con una lona. “El expediente continúa abierto y a raíz del último informe de inspección se han impuesto dos multas de 600 euros cada una”, confirma el consistorio. La empresa no se da por vencida y el conflicto no está ni mucho menos cerrado.

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