La a priori improbable sinergia derivada de aunar los talentos de Luke Haines y Peter Buck se confirma estrepitosamente y da como nuevo fruto el que es ya tercer álbum con la firma conjunta del británico y el norteamericano. El primero, ex líder de los nunca suficientemente ponderados The Auteurs, Black Box Recorder y Baader Meinhof, además de infatigable figura outsider del indie-pop británico; el segundo, guitarrista y miembro fundador de los añorados R.E.M., además de partícipe en otros proyectos como The Baseball Project y The Minus 5.
Dos músicos de renombre, cada uno en su rincón, que en el presente “Going Down to the River… To Blow My Mind” se rodean de dos colegas de profesión poseedores de amplio currículo como son Scott McCaughey al bajo (The Young Fresh Fellows, The Minus 5 y durante años miembro de acompañamiento de los propios R.E.M. entre otras aventuras) y la baterista Linda Pitmon (The Baseball Project y habitual en los escenarios junto a su marido Steve Wynn). Lo que en realidad podría ser una suerte de ‘supergrupo’ que al amparo del sótano de Buck logró alumbrar, en un corto espacio de tiempo, la presente referencia.
Un disco que, en efecto, reluce con la solidez propia de una banda compacta y bien engrasada, además de destilar el (agradecido) realismo (casi aspereza) del directo, mientras destaca la ejecución de quienes van sobrados cuando se trata de tocar canciones de indie-pop de corte clásico y retumbe atemporal, con cierta querencia new-wave/power-pop y algo de pose arty. Un plano en donde lucen pequeñas gemas como “Children Of The Air”, “Judy Chicago”, el single «The Pink Floyd Research Group” abriendo el fuego, “Going Down To The River To Blow My Mind” o “56 Nervous Breakdowns”, marcando ese ritmo distendido que preside el elepé en cuestión.
La dupla Haines-Buck cierra, con “Going Down to the River… To Blow My Mind”, esa trilogía bautizada como “Psychiatric Trilogy”, facturando de paso la que quizá sea la mejor entrega de todo el invento. O, cuando menos, la más redonda y sin fisuras, con Haines soltando ingeniosa lírica con su toque bien equilibrado de chulería y pasotismo, mientras las reconocibles guitarras de Buck marcan el camino y la base rítmica compuesta por McCaughey y Pitmon afianza los cimientos de estas trece canciones de agraciada apariencia.