Apodado ‘Mano de hierro’ en Estados Unidos tras ganar el US Open o ‘El Zurdo de Oro’, Manolo Orantes fue uno de los tenistas españoles … más geniales y destacados de todos los tiempos y, sin duda, el mejor en la década de los 70, siendo un brillante sucesor de Manuel Santana.

Muchos dijeron del granadino –y algunos lo pudimos ver– que era capaz de hacer lo más grande en las pistas. Para la historia quedan sus victorias en el Abierto de Estados Unidos de 1975, ante el local Jimmy Connors, y la Copa de Maestros de 1976, lo más granado de sus 33 triunfos individuales en la competición profesional. El granadino, que se trasladó a Barcelona porque sus padres emigraron a la Ciudad Condal, ya de niño se acercó a las pistas del club de tenis, donde se organiza cada año el famoso Trofeo Conde de Godó. Allí Manolo Orantes, todavía un chaval, logró formar parte del equipo de recogepelotas de los torneos, lo que le permitió pasar muchas horas en la pista y fijarse con esmero y análisis en la técnica y los fundamentos de las estrellas tenísticas de la época.

Con mucha humildad, se echó al ruedo de la tierra batida, siendo la arcilla su superficie favorita, en la que dio días de gloria al equipo español de Copa Davis, aunque también destacó en otras canchas, en especial las duras y más rápidas, como las de Estados Unidos y Canadá.

Orantes está afincado en Barcelona pero a veces visita Granada con su simpatía permanente. Incluso dio un consejo al firmante del texto en la última entrevista concedida a este medio, no en vano recibió el premio de leyenda en la Gala del Deporte por parte de los periodistas deportivos granadinos. «Es mejor retirarse justo cuando ves que empiezas a perder», indicó en una de sus habituales visitas al torneo del circuito Mercedes que albergaba la Real Sociedad de Tiro de Pichón.

Grabado a fuego quedó su éxito olímpico de 1968, con una plata que le supo a oro al caer en la final ante el mítico Manuel Santana, del que recogiera el testigo.

En 1968, en Vichy (Francia), Orantes ganó la Copa Galea –una especie de Copa Davis europea para jugadores menores de 21 años– junto a José Guerrero, Luis Bruguera y Antonio Muñoz, con José Rojas de capitán, triunfo que confirmó lo que todo el mundo ya comentaba: él era el seguro sucesor del gran maestro Manolo Santana.

Presea sin entregar

Curiosamente, junto al tenista madrileño viajó a México para participar en los Juegos Olímpicos, en los que el tenis retornaba al programa deportivo –lo fue de 1896 a 1924–, aunque con carácter de exhibición. Esto es, las medallas no contaban para el medallero general. Preseas que no quiso entregar el presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, el último romántico del olimpismo, al considerar que los tenistas no eran deportistas aficionados sino profesionales. Debido a este cariz, en México 1968 el tenis contó con una singular competición acogiendo dos eventos distintos: uno de exhibición –celebrado en el Estadio Rafael Osuna de Ciudad de México– y otro de demostración –en el Club de Campo de Guadalajara–, en ambos casos con dos torneos individuales (masculino y femenino), dos de dobles y un doble mixto. Al no ser coincidentes en el tiempo, hubo jugadores que compitieron en varios. No fue el caso de Orantes, quien se inscribió únicamente en el campeonato de demostración en Guadalajara, realizando un recorrido exitoso que le llevó a la medalla de plata en singles.

Debutó con triunfo sobre el japonés Toshiro Sakai (6-3, 10-8 y 6-0) en primera ronda o 1/16 de final. Luego, en octavos, batió al italiano Nicola Pietrangelli (3-6, 6-1, 6-3, 7-5), en cuartos al mexicano Joaquín Loyo (2-6, 6-2, 6-4, 6-1), y en semifinales al americano Herb Fitzgibbon (6-4, 6-4, 6-3), para llegar a la final ante el también español Manuel Santana. Esta vez, el discípulo no pudo imponerse al maestro, quien ganó en cinco sets (6-2, 3-6, 6-3, 3-6 y 4-6). Por su parte, en el torneo de dobles, Orantes hizo pareja con el italiano Pietrangelli. El dúo latino ganó el primer partido, el de octavos de final, ante los japoneses Jun Kamiwasumi y Toshiro Sakai (6-1, 6-2 y 6-3), pero dos días después perdieron en cuartos ante los mexicanos Rafael Osuna y Vicente Zarazúa (2-6, 4-6 y 6-8), a la postre campeones, tras vencer en la final a los españoles Santana y Juan Gisbert.