El arte salvó de la destrucción al madrileño barrio de Portugalete. Ocurrió en el verano de 1975, cuando algunos de los mejores pintores españoles del momento acudieron al rescate de los moradores de esta barriada de casitas unifamiliares que se extendía desde una de las orillas de la Ciudad Lineal hasta el poblado de Canillas y la urbanización Conde de Orgaz. Las viviendas estaban amenazadas por un devastador plan urbanístico que pretendía arrasarlas expulsando al vecindario para construir una autopista hasta el aeropuerto y levantar torres de lujo.
Aquel grupo de artistas plásticos, entre los que se encontraban nombres consagrados como Juan Genovés o Lucio Muñoz, cuyas obras ya se vendían entonces por millones, decidieron pintar sobre las paredes encaladas de aquellas casitas en las que no había ni siquiera agua corriente. “Si quieren tirar las casas, las van a tirar con obras de arte”, recuerda 50 años después el pintor y escultor Ángel Aragonés (Madrid, 1944) uno de los artífices de aquella originalísima acción de protesta que desafió a las autoridades franquistas poniendo color sobre la grisácea realidad de una España que empezaba a agitarse ante la agonía de la dictadura.
La idea surgió del artista Arcadio Blasco, que residía en la zona junto a su mujer, la ceramista Carmen Perujo, que participaba en la pionera asociación vecinal de Portugalete, creada en 1973 para detener el plan parcial que condenaba al barrio. La pareja también formaba parte de un colectivo de artistas plásticos en el que se organizaban muchos pintores, que atendieron la llamada de socorro del vecindario reclutando además a poetas y músicos. Todos coincidieron en las fiestas de San Pedro y San Pablo que la asociación de Portugalete organizaba a finales de junio.
“Llegamos por la mañana y la idea era que la gente del barrio participarse y nos ayudara a hacer los murales. Por eso en las firmas de los murales aparece junto al nombre de los artistas ‘el equipo del barrio’, que eran chavales y vecinos de Portugalete”, hace saber Ángel Aragonés, que se enfundó un mono blanco para pintar un mural alegórico sobre la amenaza de la especulación, en la que aparecía un gallo “vestido de traje con una excavadora que se llevaba por delante casas, árboles y pájaros”. Una de las fotografías de Miguel Vidal de aquella jornada para la Agencia Pyresa le retrata pintando mientras pasaba un rebaño de ovejas: “Esa imagen es genial, porque aquello tenía una pinta rural increíble”.
Ángel Aragonés pintando su mural en el barrio de Portugalete en junio de 1975 junto a un rebaño de ovejas. MIGUEL VIDAL (PYRESA)
La nómina de pintores que visitaron Portugalete es historia del arte español del siglo XX. Además de Lucío Muñoz o Juan Genovés, acudieron Alfredo Alcaín, Salvador Soria, José Duarte, Ricardo Zamorano o José Vento, además de poetas como Ángel González, Caballero Bonald o José Hierro que añadieron versos a los murales para pasmo de los agentes de la policía, que no entendían lo que ocurría y dudaban si actuar contra aquellas extrañas y coloridas pintadas, aparentemente inofensivas, aunque muchas contenían implícitas denuncias de todo tipo. En la obra que Ricardo Barahona dejó en las tapias de Portugalete aparecían cuatro guardias civiles llevando a un hombre detenido, aunque precisaba que se inspiraba en el poema Prendimiento de Antoñito el Camborio de Federico García Lorca.
“Se ponían en contacto con el comisario, que les preguntaba qué había allí, y los agentes le leían alguno de los poemas. No había motivo para una detención, porque no había frases subversivas ni contra el régimen”, según Aragonés, al que le sorprendió la repercusión mediática que tuvo esta acción artística en la prensa, incluso en medios extranjeros, que destacaban la inédita alianza de arte y ciudadanía. “No nos lo esperábamos, pero como el resultado fue tan fotográfico, no pasó desapercibido”, admite uno de los protagonistas de esta excepcional acción que consiguió su objetivo: movilizar al barrio y con el tiempo tumbar aquel aberrante plan urbanístico. Además, al año siguiente, ya muerto el dictador, hubo nueva edición de los murales y uno de ellos fue la recreación a tamaño real del ‘Guernica’ de Pablo Picasso, cuando el cuadro todavía estaba exiliado en Nueva York. “Fue una experiencia muy hermosa”, concluye Ángel Aragonés paladeando el recuerdo de estas obras de arte efímeras predestinadas a desaparecer a la intemperie.
Mural de Alfredo Alcaín. AV PORTUGALETE
Mural de Ángel Aragonés. AV PORTUGALETE
Mural de José Duarte. AV PORTUGALETE
Mural de José Vento. AV PORTUGALETE
Mural de Juan Genovés. AV PORTUGALETE
Lucio Muñoz trabajando en su mural dedicado al urbanista Arturo Soria. AV PORTUGALETE
Ricardo Barahona trabajando en su mural, inspirado en un poema de Federico García Lorca. AV PORTUGALETE
Mural de Ricardo Zamorano. AV PORTUGALETE
Mural de Salvador Soria. AV PORTUGALETE
(Visited 159 times, 159 visits today)