Título: Matar al Papito. Por qué no te gusta el reguetón (y a tus hijos, sí)
Autor: Oriol Rosell
Editado por: Libros Cúpula
Reguetón. Esa palabra maldita que tanto odio (y pasiones) despierta. Justo lo que está pasando con este libro, ante el que nadie parece quedarse indiferente, vista la cantidad de opiniones que está generando. En Matar al Papito. Por qué no te gusta el reguetón (y a tus hijos, sí), Oriol Rosell disecciona algo que va mucho más allá de lo que es el reguetón. De hecho, el propio autor deja claro que él mismo no es fan del estilo y que el libro, más que un ensayo sobre el género o un simple desfile de nombres y artistas destacados, acaba siendo, por encima de todo, un ensayo sociológico. El reguetón aparece como punto final de un camino en el que, sobre todo, se explica la ruptura generacional que ha supuesto su llegada y el asentamiento de las músicas urbanas dentro de la música popular durante las dos últimas décadas.
Bien mirado, Matar al Papito tiene dos historias que convergen a lo largo de sus páginas. Una primera, en la que se explica la evolución de las músicas urbanas que han llevado al dominio mundial del reguetón —las cifras están ahí, eso es innegable—; y una segunda, en la que los cambios socioculturales que ha ido experimentando el mundo plantean la visión de una nueva generación que ha decidido romper las reglas establecidas y construir sus propios valores, muy distintos de los que la generación boomer tuvo como referentes.
La parte dedicada a la música es, sencillamente, una exhibición. Rosell va hilvanando la mutación de la música urbana desde sus inicios en Jamaica, con estilos como el reggae o el dancehall, y cómo la migración de los primeros jamaicanos fue dejando semillas en distintas partes del mundo hasta llegar al momento actual. La manera en que Rosell muestra esa evolución solo puede calificarse de magistral: una forma implacable de acallar la creencia popular de que el reguetón salió de la nada y de que es solo una moda pasajera. El reguetón existe desde hace décadas, y el momento que vive hoy es simplemente una parada más en una evolución que, probablemente, lo llevará a caminos muy distintos de los que transita ahora mismo. Las historias que nos conducen a sus orígenes en Jamaica, la creación de los sound systems y su implantación en los estratos más humildes, la llegada del autotune y, por encima de todo, la historia de los buses panameños y su importancia en la popularización de esta música entre el pueblo, valen por sí solas la lectura del libro.
La parte social es más compleja y es, precisamente, la que está generando más debate y polémica. Sin entrar en valoraciones subjetivas, el autor explica por qué se ha producido esa fractura generacional tan grande y por qué es objeto de tanto odio entre quienes superan los 40 años, en especial entre los seguidores de la música que tuvo al rock como referencia y que representó durante tantos años un poder subversivo y revolucionario. Cada lector tendrá su propia visión de los hechos —y así debe ser—, pero la exposición que se plantea en el libro sobre este nuevo orden invita, como mínimo, a reflexionar sobre por qué las cosas son tan diferentes y por qué la visión del mundo difiere tanto entre quienes han nacido en el siglo XXI y quienes lo hicieron en el anterior. Un melón abierto de esos que parecen no acabarse nunca.
Más allá de su excelente documentación, y de cómo en muchos momentos uno tiene la sensación de estar leyendo una novela más que un ensayo —lo cual, de por sí, ya da valor al libro—, Matar al Papito es una lectura en la que cualquiera, incluso quienes no son amantes de la música, podrá engancharse con tal de que le interese (y quiera intentar entender) lo que está ocurriendo en esta locura mundial en la que estamos inmersos.
Por muy exagerado que pueda sonar, será difícil que este 2025 nos traiga un libro mejor que este. Tal cual.
RICHARD ROYUELA