No todas las historias que rodean a las grandes estrellas del rock ocurren sobre un escenario. Algunas, como la que rescató Alfonso Cardenal en La Ventana, suceden en la cocina de una casa cualquiera, con unos huevos revueltos y una madre que no sabe quién es Bruce Springsteen.

La escena tuvo lugar en St. Louis, en los años 80, durante una noche libre en medio de una gira. Springsteen decidió ir solo al cine a ver Stardust Memories, de Woody Allen, una película que retrata con cierta distancia la relación entre los artistas y sus fans. Quizá por eso, el Boss quiso hacer justo lo contrario.

En el vestíbulo del cine se cruzó con un joven acompañado de su novia. En lugar de limitarse a un saludo, Springsteen le propuso ver la película juntos. El chico aceptó. Al terminar la proyección, el joven le lanzó una invitación inesperada: «Me voy a casa ahora. ¿Quieres venir a conocer a mis padres?». Bruce aceptó, quizá algo influenciado por la película que habían visto, en la que la relación entre la estrella y sus fans era muy mala, y quiso dejar claro que él no es así.

A las once de la noche, entraban por la puerta de una casa modesta en St. Louis. El chico gritó: «¡Mamá, mamá! Tengo a Bruce Springsteen conmigo». La madre, desconcertada, preguntó «¿Quién?», hasta que su hijo corrió a su dormitorio, salió con un álbum, le mostró la portada y dijo: ‘¡Bruce Springsteen!’.»¡Dios mío! Déjame prepararle unos huevos», respondió ella.

Así, a medianoche, el Boss se encontraba en una pequeña casa en St. Louis, cenando huevos revueltos con ese chico y su madre. Pero lo más sorprendente es que ese encuentro no se quedó en una anécdota puntual. «Los vi por décadas después, cada vez que veníamos a la ciudad», confesó Bruce en una entrevista.

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

Cosas curiosas de gente curiosa | Bruce Springsteen

00:00:0026:49

FacebookTwitterLinkedinWhatsAppCerrar