He visto en Miami nuevos horizontes para la radiodifusión internacional, porque he comprobado que cuando la calidad de una lucha se impone, todo regresa a la verticalidad de la verdad.
En un giro significativo para los medios de comunicación internacionales, la figura política Kari Lake, orientada por Marco Rubio, en el Gobierno de Donald Trump, ha impulsado la reintegración completa de todo el personal de Radio Martí. Esta decisión marca una nueva etapa para la emisora, que ha jugado un papel clave en la transmisión de información hacia Cuba y en el fortalecimiento de la voz estadounidense en la región encaminada a la libertad y a la información, que fue el objetivo primordial desde su creación, aunque tergiversada bajo distintas políticas posteriores en que el régimen castrista intentó destruir la emisora desde distintos ángulos.
Radio Martí, fundada en 1985, nació como parte de los esfuerzos del Gobierno estadounidense para ofrecer una alternativa informativa a las personas cubanas, en respuesta a la censura y el control informativo del régimen cubano. A lo largo de las décadas, la emisora enfrentó diversos retos, que incluyeron recortes presupuestarios, cuestionamientos sobre su eficacia y cambios en las políticas de comunicación.
Con la llegada de Kari Lake a una posición de influencia, se temió que la emisora desapareciera en una primera instancia en que fue cerrada y desubicada en el plano de la información general. La situación agravada en Irán dio lugar a reestudiar los hechos y emparejarlos con los acontecimientos. Entonces se tomó la determinación de reincorporar a todo el personal que formaba parte de Radio Martí de manera paulatina, comenzando a inicios de mayo, valorando la experiencia acumulada y la dedicación de quienes han mantenido viva la misión de la emisora.
Esta acción no solo significa el regreso del equipo original, sino también la recuperación de voces y perspectivas diversas que aportan profundidad y credibilidad al proyecto informativo. Esto no se hubiera logrado sin la intervención de quien es el Decano del exilio cubano, el señor Diego Suárez, sin el apoyo de la delegación congresional del sur de Florida no se hubiera hecho realidad ni la reapertura ni el regreso, y sin el director administrativo de la emisora, el escritor y periodista, Álvaro Alba, que luchó por los trabajadores desde el primer día.
El Gobierno de Estados Unidos, en sintonía con esta nueva directriz, decidió dotar a Radio Martí de mayores recursos y capacidades técnicas. Es probable que la emisora reciba inversiones en tecnología de transmisión, equipamiento moderno y la ampliación de su cobertura en diversas plataformas, incluyendo radio digital, presencia en redes sociales y medios interactivos, lo que ya era una realidad exitosa. Estas mejoras buscan asegurar que la información llegue sin censura ni interferencias a la audiencia cubana y a comunidades de habla hispana en otras regiones donde la libertad se vea coartada.
Gracias a estos avances, Radio Martí vuelve al aire con una potencialidad que iguala o incluso pudiera superar a la histórica Voz de las Américas (Voice of America), una de las radiodifusoras más influyentes en la historia de la comunicación internacional. Equiparada ahora en potencia y alcance; Radio Martí promete ser un referente en la defensa de los valores democráticos, el acceso a la información libre y la promoción de los derechos humanos.
El relanzamiento y fortalecimiento de Radio Martí bajo la gestión de Kari Lake y el apoyo decidido del gobierno estadounidense abren un nuevo capítulo en la radiodifusión internacional. Se espera que la emisora no solo recupere su audiencia tradicional, sino que atraiga a nuevas generaciones interesadas en contenido veraz, plural e independiente, de calidad y sin improvisaciones y mucho menos sin peleítas rancias que sólo estancarían su evolución.
En suma, la reintegración del personal y el renovado respaldo gubernamental posicionan a Radio Martí como un actor protagónico en el panorama mediático del continente, capaz de influir y conectar con personas más allá de fronteras y restricciones.
No hay nada más elocuente y victorioso que cuando la justicia se hace y retoma su nombre y sentido, y el bien triunfa sobre el mal y la envidia. Cuba lo merece más que nadie. El renacer de Radio Martí simboliza justamente esa victoria: la persistencia de la verdad sobre la manipulación, la luz sobre la sombra, la voz de un pueblo sobre el estrépito del silencio impuesto. Que las ondas de la libertad atraviesen el mar que separa y, a la vez, une a tantas personas cubanas de su derecho a la información, es prueba de que la esperanza, aun frente a décadas de censura y adversidad, puede florecer y conquistar nuevos horizontes. En este momento, la justicia se celebra en el aire, y la dignidad se escucha en cada frecuencia.
De modo que pueden irse a acostar los que desearon su final, empezando por Raúl Castro, y siguiendo con el resto, estén donde estén.