La Feria y Fiestas de Daimiel vivirá el mañana por la tarde una cita de máxima expectación. El diestro daimieleño Luis Miguel Vázquez volverá a vestirse de luces en su tierra, acompañado por David Galván y Samuel Navalón, en una tarde en la que se lidiará una corrida de Adolfo Martín, una de las ganaderías más respetadas del panorama torista. Para Vázquez, este reencuentro con la plaza de su vida tras años de ausencia trasciende lo meramente profesional: «El reencuentro es algo más importante de mi carrera, hasta casi de mi vida. Torear en Daimiel es muy personal, no es un tópico.

Es un día en el que me siento en deuda conmigo mismo y con mi gente». La cita llega en un momento de madurez personal y profesional. El torero confiesa haber atravesado etapas duras que hoy le permiten afrontar el regreso con otra perspectiva: «He pasado por momentos complicados, pero ahora valoro más los pequeños detalles que antes pasaban desapercibidos. Eso te lo da la vida y también la profesión».

La exigencia del hierro de Adolfo Martín no le intimida, al contrario, supone un acicate: «Daimiel se ha consolidado como una plaza torista, primero con Victorino y ahora con Adolfo. Para mí es un buen momento para enfrentarme a este tipo de corrida, que siempre saca la personalidad del torero». Su preparación ha sido intensa y constante, combinando trabajo físico con una dedicación plena al toreo: «Me encuentro muy bien. He hecho un trabajo de perseverancia, madrugo, camino, entreno de salón y también trabajo la parte técnica con la supervisión de profesionales. Estoy en un momento muy bueno, quizás el mejor de mi vida personal».

El regreso de Vázquez no se mide en trofeos, sino en emociones compartidas con la afición de Daimiel: «Más allá de cortar orejas, lo que me gustaría es que la gente sintiera que he recuperado la ilusión, que he vuelto con verdad después de haber pasado un tiempo muy duro. Esa será mi mayor recompensa». La tarde del 5 de septiembre seis toros de Adolfo Martín esperan a Vázquez en su plaza.